Aquel 3 de noviembre de 1985, con apenas seis años Michael Masi, siguió desde su Sidney natal las alternativas del Gran Premio de Australia de Fórmula 1, que en aquella temporada volvió al calendario del Campeonato Mundial. Pasaron más de tres décadas y ese niño que soñó con estar involucrado en la Máxima lo consiguió con un papel de protagonista principal, pero con un marco complicado. El actual Director de Carrera de la categoría está acusado de haber manipulado la definición del título entre Max Verstappen (Red Bull) y Lewis Hamilton (Mercedes). Esta es la historia del hombre al que los fanáticos señalan por haber perjudicado al piloto inglés.
Masi, de descendencia italiana, desde muy chico fue un apasionado del automovilismo y ese flechazo en la carrera australiana que ganó Keke Rosberg con un Williams-Honda, que se disputó en Adelaida, lo marcó para siempre. En 1992, en el mismo circuito callejero, asistió a su primera competencia de F1, cuando venció Gerhard Berger, en lo que fue el último triunfo de la combinación McLaren-Honda.
Antes de terminar el colegio, Michael, animado por su madre Pía, con apenas 16 años, empezó a trabajar como voluntario en las carreras del automovilismo local en el TOCA (Australian Super Touring Championship). Luego combinó su tiempo con la carrera de marketing que siguió en el TAFE NSW (Technical and Further Education New South Wales). Pero su verdadera pasión estuvo en el automovilismo y, si bien no pudo ser piloto, buscó la manera de estar metido de forma permanente en el ambiente.
De bajo perfil y sin redes sociales, en una de las pocas entrevistas que dio afirmó en diálogo con Wheels recordó que “disfruté de la gestión. Me di cuenta de que ahí era donde estaba mi pasión. Mientras estaba en la escuela pensé que mi única forma de entrar en el deporte era como ingeniero, pero rápidamente me di cuenta de que no era yo”.
“La ingeniería no era mi fortaleza, pero sí lo era la gestión y el oficio del deporte. No era un camino planificado, pero evolucionó a lo largo de los años después de trabajar en TOCA Australia en el 99″, agregó. Allí fue formado por el jefe del BTCC (Campeonato Británico de Autos de Turismos), Alan Gow, y el administrador deportivo Kelvin O’Reilly. En TOCA corrieron autos con motores 2.0 basados en la versión británica de la divisional.
Se destacó como comisario deportivo, que es rol de impartir justicia en una competencia. Con el correr del tiempo llegó a trabajar en el V8 Supercars, la categoría más importante de su país y una de las más fuertes en el planeta en lo que respecta a autos con techo. Era accesible y agradable. Duro pero justo, con una sonrisa seductora y modales fáciles.
Durante esa formación Masi adquirió una concepción del “dejá que corran”, intentando darles libertades a los pilotos para que pudieran luchar en la pista. Pero acá se debe aclarar un punto clave: una cosa es el V8 Supercars, de coches con techo, robustos y más resistentes que un auto de fórmula como lo es un F1. Que dos autos de turismo peleen en la pista y tengan toques, como mucho suele terminar en daños en la pintura o la chapa abollada. En cambio, un roce entre autos de fórmula, de manera inmediata puede dañar la suspensión o dejar al competidor afuera de carrera.
“Fue una buena base, tratar con, digamos, personas muy apasionadas que tenían muchas opiniones”, reflexionó. “Si bien es posible que hayan estado presionando en ciertas direcciones para su propio beneficio, todos eran personas muy apasionadas del automovilismo que querían lo que pensaban que era mejor para el deporte. Fue una buena base para comprender el elemento político de cualquier deporte”, destacó sobre el trato con Gow y O’Reilly.
En el V8 Supercars se ganó el respeto de todo el automovilismo de su país y también potenció su capacidad de conducción y fue convocado por la Federación Internacional del Automóvil (FIA) para las fechas del Mundial de Rally en Australia. Su primera experiencia en la F1 fue como uno de los comisarios deportivos para el Gran Premio de China de 2018. Gustó su labor y la FIA lo promovió como Director de Carrera de la Fórmula 2 y la Fórmula 3, con la proyección que sea el sucesor de Charlie Whiting, que fue el Director de Carrera de la F1 desde 1988, alguien de gran experiencia y que lidió con los duelos de Ayrton Senna vs. Alain Prost y otras definiciones polémicas en las que estuvo involucrado Michael Schumacher.
La repentina muerte de Whiting el 14 de marzo de 2019 hizo que la FIA promoviera a Masi como máxima autoridad en las carreras de la F1. Aprendió de la actitud brusca de Whiting, pero no trató de emularla.
“No entré allí con un enfoque dictatorial”, recordó Masi. “Yo era el chico nuevo de la cuadra y todo se trataba de aprender su manera de operar y luego tratar de filtrar a través de un nivel de costumbre y práctica de lo que había sucedido a lo largo de los años, y luego aplicar eso a mi manera”, explicó.
“Desde aquella fatídica mañana del jueves en Melbourne tuve apoyo en todos los niveles. Fue un año vertiginoso y una gran experiencia de aprendizaje, y estuve a prueba de un evento a otro. Lo hice a mi manera, respetando a los que me rodeaban y el conocimiento que tenían, que estaban dispuestos a compartir conmigo. Fui muy afortunado”, aseguró.
Bajo una presión extrema, nunca se sintió debilitado, ni se cuestionó a sí mismo. Simplemente siguió adelante e hizo el trabajo. En julio de 2019 fue ratificado por la FIA en su puesto. Con 40 años agarró un fierro caliente en un ambiente como la F1 al que el propio Bernie Ecclestone, que manejó la categoría por cuatro décadas, describió como una “picadora de carne”. Las luchas de intereses, los millones en juegos, los egos y todo lo que significa la Máxima, fueron un cocktail explosivo.
Sin embargo, aclaró que “no dudé de mí mismo en lo que respecta a la competencia técnica. Probablemente tuve dudas varias veces sobre ciertos elementos del rol que no aprecié ni entendí del todo”.
“Lo más desafiante para mí fue no tener una caja de resonancia. Charlie (Whiting) había estado en el papel durante más de 20 años, por lo que conocía todos los entretelones. Toda esa memoria corporativa desapareció con su muerte”, afirmó.
“No tener acceso a eso fue un gran desafío y probablemente la razón por la que me presioné internamente en algunas ocasiones. Pero entré en todos y cada uno de los eventos con los ojos bien abiertos y dispuesto a aprender”, reparó.
En tanto que confesó que “ciertamente no me cuestiono a mí mismo con ninguna de las decisiones. Particularmente en el entorno de control de carrera, no tienes tiempo para sentarte a contemplar cómo se podrían percibir tus decisiones. Es instintivo, una reacción instintiva de todos los años en el deporte”.
Durante toda la temporada fue criticado por sus decisiones y en ocasiones se lo tildó de “tibio” a la hora de sus determinaciones. Desde demorar más de tres horas la cancelación de la carrera en Bélgica cuando nunca estuvieron las condiciones por el temporal o protagonizar polémicas por sancionar con diez segundos a Hamilton por considerarlo culpable del toque a Verstappen en Silverstone, y aplicarle la misma sanción a Max por frenarle de golpe a Lewis en Arabia Saudita.
Masi, además, es delegado de seguridad de la FIA que cumple con supervisar los circuitos. Cuando arranca la actividad sigue lo que ocurre en la pista desde el control de la carrera (Race Control), una oficina rodeada de monitores y personal de apoyo que son los comisarios deportivos. “Estoy a cargo de la adjudicación general, pero cuando se trata de decisiones de penalización, tenemos un grupo de cuatro comisarios en cada evento”, aclara Michael, que además tiene acceso a repeticiones instantáneas desde múltiples ángulos y datos en tiempo real.
“Desde mi punto de vista, la crítica es parte del trabajo. Muy pocas veces he visto a un árbitro de fútbol que reciba una palmada en la espalda por sus decisiones. Hago lo mejor que puedo y animo activamente la retroalimentación de los equipos y pilotos, que es un elemento fundamental para mejorar el sistema”, esgrimió.
“Tengo un libro de reglas para trabajar y debo cumplir con esas reglas. El automovilismo es un deporte tan complejo que los fanáticos solo ven una pequeña parte de esas complejidades, que están cubiertas por cientos de páginas de regulaciones. Tal vez, como deporte, tenemos que hacer un mejor trabajo para hacerlo menos complicado”, reconoció.
Al tener a cargo la seguridad, uno de los principales méritos que se le reconocen fue el haber supervisado los protocolos del COVID-19, que todo esté en condiciones y concretar la temporada 2020. “Tratar de lograr un campeonato mundial de F1 en medio de esta pandemia ha sido un gran desafío. Participar en 17 eventos en seis meses el año pasado fue un logro fantástico y este año, en muchos sentidos, es aún más difícil debido a la forma en que se manejan diferentes países”, analizó.
Reilly, uno de sus formadores en TOCA, señaló que “lo conozco desde 1995 y no conozco a nadie que haya tratado con él que no lo califique como una gran persona”. O’Reilly, quien revitalizó el karting Australia en los últimos años, sostiene que Masi estaba destinado a convertirse en Director de Carrera de F1. “A todos nos sorprendieron las circunstancias, pero su camino siempre fue hacia allí”, dijo O’Reilly. “Claramente era el mejor candidato. Es un gran joven”, destacó.
De héroe a villano
El domingo pasado Masi fue el centro de la escena en la definición del título de la F1 cuando en la última neutralización, le permitió a Verstappen superar los autos rezagados y quedar detrás de Hamilton, que lideró la carrera hasta la última vuelta. El neerlandés, que puso gomas blandas en el final, tuvo un auto más rápido que el inglés al que superó, ganó la carrera en Abu Dhabi y se proclamó campeón mundial.
La medida de Masi generó miles de comentarios a favor y en contra y, entre quienes se opusieron a su decisión, en su mayoría británicos seguidores de Hamilton, tildaron a Masi como el “malo de la película”.
Michael se retiró solo del circuito de Yas Marina y desde entonces no emitió opinión. Mark Skaife, cinco veces campeón del V8 Supercars, es amigo y lo conoce desde la época en la que trabajó en la categoría australiana. En declaraciones al Sydney Morning Herald, sostuvo que “he recibido algunos mensajes de Michael y está bien: es un administrador deportivo robusto y resistente, alguien que ama las carreras de autos y solo quiere lo mejor para las carreras de autos”.
“Ha estado trabajando al más alto nivel en la administración del automovilismo durante mucho, mucho tiempo. Lo que sucedió será un debate sobre el agua fría la próxima semana, y todos tendrán una opinión”, añadió.
“Creo que tenías que terminar una carrera con una carrera”, puntualizó, como argumentando el por qué Masi quiso culminar la competencia sin auto de seguridad, es decir, a velocidad lanzada, y con los dos candidatos a la corona peleando mano a mano.
“El mandato de Michael este año, y estamos hablando de una temporada que ha sido la más volátil y competitiva en la historia de la F1, es tener esa ‘mentalidad de juego’, y Michael quería asegurarse de mantener los coches en carrera y lo que intentó hacer fue lo correcto. Nunca quisiste ver terminar una de las grandes temporadas en condiciones de coche de seguridad”, destacó Skaife.
¿Futuro en duda?
Es prematuro saber qué pasará con Masi, ya que la temporada arrancará en tres meses. El medio The Sun escribe que “el australiano pagará con su trabajo cuando la FIA elija un nuevo presidente el 17 de diciembre”.
Jean Todt dejará el cargo para ser reemplazado por Mohammed Ben Sulayem o Graham Stoker, y se ha informado que la presión sobre ellos aumenta para que reemplazar a Masi sea su primer trabajo. En resumen, según lo que se desprende del sitio inglés, las próximas horas serían claves para el australiano.
No obstante, es bueno recordar que, si Masi hubiese decidido terminar la carrera con el auto de seguridad en pista, el panorama de críticas sería muy parecido. Se esté o no de acuerdo con su determinación, hay que destacar que lo hizo rápido en un momento crucial, de alta tensión y con una definición del título en juego.
Muy lejos de aquel niño que se enamoró de las carreras de F1 con el GP de su país en 1985, hoy nadie quiere estar en los zapatos de Masi, que está bajo la lupa y habrá que ver si el 20 de marzo de 2022, en Bahréin, impartirá justicia en el arranque de la próxima temporada.
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