La figura de Mike Tyson es indiscutible en el ambiente del boxeo. El referente estadounidense forjó su carrera desde los suburbios de Brooklyn donde construyó su personalidad para terminar siendo uno de los grandes luchadores que se subieron alguna vez a un ring. Sin embardo, no todo fue gloria y dinero a lo largo del trayecto. El icono abrió su memoria y se animó a contar sobre los problemas económicos que tuvo durante su juventud cuando comenzaba a ganar sus primeras peleas.
A sus 20 años, cuatro meses y 22 días, Tyson ganó el cinturón de pesos pesados y dicha marca es un récord que aún hoy se mantiene vigente como el más joven en hacerlo. Gracias a ese empuje financiero vivió un estilo de vida extravagante que duró media década, desde 1985 hasta 1990, cuando se le derrumbó de un día para el otro. Una derrota ante James Buster Douglas hizo que la carrera de Mike cayera en picada en tan sólo doce meses, lo que llevó a un período en la cárcel y un declive en su carrera profesional.
En una de sus redes sociales oficiales, el ícono del boxeo recordó sus comienzos con su entrenador Cus D’Amato. “En mi primera pelea gané 500 dólares y sólo porque alguien sacó el dinero de mi bolsillo y me lo entregó”, reveló Tyson. Y agregó: “Nunca luché por el dinero. Pero cuando empecé a competir por el dinero, me perdí“.
Además, en una charla reciente en su Hotboxin ‘Podcast, Mike profundizó sobre cómo manejó su tiempo en el ring y explicar como una mentalidad en constante cambio no ayudó a su causa de ser el mejor del planeta. “Es quien soy. Estoy asustado. Bastante asustado. Realmente pensaba: Voy a hacerle algo malo a este tipo que a su familia no le va a gustar. Entonces seré culpable y me sentiré mal al final. Así es como peleaba“, señaló sobre el remordimiento que sentía a la hora de pegar.
El boxeo siempre fue la vida de Tyson y, aunque regresó al deporte con algunas batallas de exhibición, en lo profundo sabe que el tren ya pasó para él. “Conozco el arte de la lucha, conozco el arte de la guerra, eso es todo lo que he estudiado. Por eso me temían cuando estaba en el ring. Yo era un aniquilador. Es todo para lo que nací. Ahora esos días se han ido. Estoy vacío. No soy nada. Estoy trabajando en el arte de la humildad“, explicó sobre sus sentimientos.
Para cerrar, argumentó cómo era en la mente su la aterradora personalidad que solía llevar consigo a la batalla: “A veces no quiero que esa persona salga porque si sale, el infierno se acerca a él. Era como odiar al oponente pero a la vez tenerle miedo“.
SEGUIR LEYENDO: