Cuauhtémoc Blanco se mantiene en la memoria del aficionado mexicano ya sea por sus virtudes y cualidades sobre el terreno de juego o por las polémicas acciones que llevaba a cabo fuera del mismo perímetro. El legendario 10 americanista en muchas ocasiones se vio enfrascado en problemáticas con personajes de la televisora rival, tal como pasó con el golpe que le soltó a David Faitelson en el Puerto de Veracruz.
Para 2005, América visitó a Monarcas en la cancha del Estadio Morelos. Para aquél entonces, Blanco se encontraba en su nivel máximo y el Cerro del Quinceo fue testigo de ello. El equipo de la monarquía ya pertenecía a TV Azteca.
En ese duelo, Fernando Arce abrió el marcador en los primeros minutos para mandar al equipo michoacano arriba en el encuentro. Pável Pardo consiguió hacerse presente en el marcador con una anotación de tiro libre. Pero en la segunda mitad, el Divo de Tepito envió a guardar el balón a la caja del gol tras un leve testarazo dentro del área canaria. El festejo llamó la atención cuando Blanco se detuvo en la cámara más cercana, se inclinó y mandó un beso.
Con ello, el Temo puso broche de oro a su actuación, misma que le costó varios golpes dentro del campo y la rechifla de la mayoría de la audiencia presente en el Morelos.
El final del partido fue frenético en el campo purépecha, pues Paul Delgadillo, árbitro del encuentro, marcó un penal a favor de Morelia a pocos minutos de que el compromiso concluyera. Blanco fue el más molesto y reclamó hasta el cansancio, pero la decisión ya estaba tomada. El arquero americanista, Guillermo Ochoa, se tendió sobre su costado derecho y detuvo la pena máxima que había sido cobrada por Osmar Aparecido.
Con el silbatazo final, y tras lo acontecido en el festejo de su gol, sucedió uno de los momentos históricos, pues el Cuauh lanzó un beso al aire, con dedicatoria especial: José Ramón Fernández, entonces periodista de la televisora del Ajusco y a quién el jugador americanista le recomendó no hablar antes de los partidos.
“Creo que hicimos un gran partido y esto es para la gente que siempre habla y habla, ya les he dicho que no hablen antes del partido porque siempre les va mal, a la gente de TV Azteca les mando un beso y no hablen antes del juego porque siempre les va mal”.
“El beso nada más es para José Ramón, para que nunca más vuelva a hablar antes del partido porque siempre les va mal”, comentó Cuauhtémoc Blanco.
En aquél momento, Blanco era parte fundamental del sistema táctico de Mario Carrillo. Los Azulcremas acababan de coronarse como campeones de la Liga Mexicana un torneo anterior cuando vencieron a los Tecos en el campo del Estadio Azteca.
El Temo formaba uno de los tridentes mejor recordados por la afición americanista, pues estaba acompañado por la estrella mundial y último “bombazo” que América ha traído al balompié mexicano, Claudio Piojo López, y también por el bombardero brasileño Kléber Boas.
Luego de más de 15 años, ambos protagonistas del curioso hecho recuerdan aquella ocasión con risas y en la actualidad mantienen cierto respeto el uno por el otro por sus distinguidas carreras, uno con el balón y el otro con el micrófono. José Ramón Fernández y Cuauhtémoc Blanco han seguido coincidiendo en entrevistas y programas de la cadena deportiva de ESPN, regularmente, uno defendiendo al americanismo y el otro siendo el creador del antiamericanismo.
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