La verdad detrás de la canción de José Alfredo Jiménez que Púas Olivares se “apropió”

Algunas de las glorias alcanzadas por los atletas en el mundo suelen ser inmortalizadas en piezas de arte popular como murales, pinturas y hasta canciones. José Alfredo Jiménez, icónico personaje de la cultura mexicana, tuvo una estrecha relación con el deporte desde antes de consolidarse como músico. De hecho, en el auge de su carrera como compositor, dedicó parte de su obra al boxeo con la canción “La muerte entre los puños”, canción que Rubén Púas Olivares se adjudicó, aunque coincide con otro hecho trágico en la disciplina.

“Nació cerca del potrero, donde no había ni un cabello, recibió la luz del cielo con relámpagos y rayos. Él no conoció la escuela donde fueron sus hermanos, porque él ya tiene la fuerza en el puño de sus manos. Un hermano de su padre, boxeador ya retirado, le regaló un par de guantes con los que él había ganado”, dice la letra de la popular melodía entonada por el Rey de la canción ranchera.

Si bien el motivo de muchas de las canciones escritas por José Alfredo Jiménez llegó a ser revelado, el único dato que se conoce de “La muerte entre los puños” es su clara alusión al deporte de los guantes. Dicho motivo, aunado a la exitosa carrera y carisma del que gozaba en los ensogados, así como un encuentro con el popular artista, fueron suficientes para que Rubén Olivares asegure que la pieza fue inspirada en su pelea contra Efrén Alacrán Torres.

“Tuve el gusto de convivir con José Alfredo Jiménez después de una pelea en el fórum de Los Ángeles. Fuimos a un bar. Ahí platicamos solitos en una mesa y me hizo el honor de dedicarme una canción que tituló ‘Con la muerte entre los puños’. (...) Él me la dio, el señor José Alfredo Jiménez. Me la escribió y me la dio. Me la guardé en una chamarra roja de cuero, pero quién sabe dónde quedó esa chamarra, cuando desperté ya no la tenía”, relató Olivares a Javier Alarcón.

El capítulo al que hizo referencia es uno de los más gloriosos en su carrera y coincide con un fragmento de la letra. El 11 de julio de 1971, Púas Olivares ejecutó un poderoso gancho al hígado que paralizó a Efrén Torres. El jalisciense cayó fulminado y el juez de la pelea optó por suspenderla para darle la victoria al capitalino por nocaut. El pleito aconteció en el Auditorio del Estado en la ciudad de Guadalajara.

Es por eso que la estrofa “llegó a ser campeón del mundo, no había quien se le enfrentara hasta que llegó un valiente y peleó en Guadalajara”, coincide con una parte de la hazaña. Sin embargo, doce años antes de aquella historia el mismo estado presenció una de las tragedias más recordadas en el pugilismo nacional. El lamentable final que padeció el galés Walter Ingram al medirse ante el mexicano José Becerra en la Arena Coliseo de la entidad tapatía.

El 24 de octubre, Becerra realizó la primera defensa de su título mundial en peso gallo contra Ingram. El resultado le favoreció, pues se impuso en ocho rounds por la vía del nocaut. No obstante, su oponente perdió la vida apenas unas horas después de haber soportado los embates en el ring. El suceso marcó irremediablemente la vida profesional y personal del mexicano, quien sostuvo una pelea más para defender su cetro y se retiró a la edad de 23 años.

Tiempo después reconoció que jamás pudo reponerse de la tragedia. A pesar de sus innegables cualidades, al siguiente combate no logró mostrar su mejor versión, por temor a repetir la misma escena, y cayó por la vía del nocaut ante Eloy Sánchez. Es por ello que otra de las estrofas de la pieza del Rey se corresponde con el singular pasaje en el deporte mexicano.

El autor de “El Jinete” guardó para siempre el secreto sobre el personaje que lo inspiró a escribir la pieza. Murió el 23 de noviembre de 1973 a los 47 años, pero dejó encendida la llama del debate en el que, hasta este día, Rubén Olivares se ha colocado en ventaja.

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