La historia de Diego Armando Maradona se escribió al interior y exterior de numerosos estadios alrededor del mundo. Sin embargo, México tiene un lugar especial entre todos sus capítulos. Luego de coronarse con Argentina, durante el Mundial de 1986, el Pelusa volvió años después con la consigna de conseguir un título como entrenador. Sus méritos lo llevaron a un par de finales con los Dorados de Sinaloa, aunque una indisciplina y insólito error en los radios de comunicación lo alejaron de sellar el ansiado objetivo en su carrera profesional.
El astro argentino llegó a la dirección técnica de los Dorados de Sinaloa en septiembre de 2018. En una época donde la posibilidad del ascenso y el descenso aún estaba vigente, Diego cargó con la esperanza de una ciudad por devolver al equipo representativo al máximo circuito del futbol mexicano. La magia que llegó a demostrar con los pies de pronto contagio a sus pupilos y llegó a la final en su primer torneo al frente.
El encuentro de ida le dio esperanza. A pesar de un cerrado encuentro, los sinaloenses consiguieron anotar un gol en el minuto 73, pero en los últimos minutos aconteció un suceso que determinó la visita de los Dorados al Estadio Alfonso Lastras. El argentino se enfrascó en una discusión con Alfonso Sosa, timonel del Atlético de San Luis, y algunos miembros del cuerpo arbitral, por lo que el juez central lo echó del encuentro.
“Da coraje porque lo expulsan en el partido de ida y la verdad que no deberían haberlo expulsado y ahí el árbitro se volvió protagonista, porque expulsó a Diego y no echó a Sosa. Totalmente desequilibrado el tema del árbitro y el hecho de que Diego no estuviera en la banca en la final, en el segundo partido, con ventaja, fue determinante”, recordó Mario García, auxiliar de Maradona en su paso con los Dorados, a ESPN.
Así ocurrió. El ímpetu se mantuvo vigente y los Dorados pegaron primero en la vuelta, pues al minuto 32 ya iban ganando por dos a cero. Diego, cumpliendo la suspensión desde la tribuna, daba indicaciones por medio de un radio a su auxiliar técnico. A pesar de recibir un gol, Edson Rivera amplió la ventaja global a tres por uno en el minuto 56. En ese momento, el argentino comenzó sus modificaciones, pero se interpuso una falla en el dispositivo de comunicación.
“Esa final se pierde porque no estuvo Maradona en la banda y la comunicación con los radios se bloquea. Hay un cambio que se hace antes de tiempo, que trastoca la tendencia ofensiva que tenía el equipo, porque íbamos ganando por dos goles de ventaja”, declaró García.
Al verse arriba en el marcador con dos goles de ventaja y cerca de 40 minutos por jugar, Diego quiso cerrar sus filas y apostar por un esquema defensivo, así como por los contragolpes ocasionales que pudieran darle un gol más para asegurar la ventaja. Sin embargo, la falla en el radio impidió que los miembros de su equipo técnico los hicieran a tiempo y el control del encuentro fue retomado por San Luis.
Diego Barbosa, defensor de los Dorados, favoreció a los rivales con un autogol en el 65′. Fue hasta ese momento que se implementaron los cambios, pero era demasiado tarde. Diez minutos después, Ian González anotó el gol que emparejó las acciones en el marcador global y el encuentro se fue hasta el tiempo extra. En esa instancia, Leandro Torres le dio la victoria a los locales.
“Yo estuve ahí. Tengo claramente que esa final se perdió porque Diego no estuvo en la banca y no pudo dar la indicación directa porque los radios se distorsionaron”, recuerda el auxiliar. Un semestre después, los dos equipos se volvieron a ver la cara en la final del Clausura 2019. Sin embargo, la magia de Diego no se materializó. Perdió su segunda final consecutiva y se marchó para dirigir al Gimnasia y Esgrima de su país natal.
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