Los caminos de Saúl Álvarez y Julio César Chávez Junior fueron paralelos, al menos durante el comienzo de sus respectivas carreras. Cuando el boxeo regresó a la televisión abierta, en 2006, los dos titanes de la industria, Televisa y TV Azteca, decidieron que era momento de proyectar ante el público a los nuevos rostros del pugilismo azteca.
Fue así que durante sus primeros años todo el público tenía puesta la mira en este jóvenes talentos. Chávez era El Hijo de la Leyenda, y contaba con Box Azteca de su lado. Álvarez había comenzado en la televisora del Ajusco, pero pronto pasó a la vereda de enfrente: Televisa. Eran como el agua y el aceite. Pronto, el público y la prensa comenzaron a hablar de una posible pelea entre los noveles guerreros.
Canelo siempre tuvo claro qué era lo que quería: ir por la mayor estrella juvenil del boxeo mexicano. Y así lo dejó saber desde los comienzos de su carrera, cuando todavía era poco y nada conocido entre el gran público. Después de vencer a Francisco Villanueva, el 14 de marzo de 2008, Canelo retó por primera vez a Chávez Jr.
“Ahí estamos, siempre en la línea. Cuando quieran, aquí estamos para Chávez Jr”, disparó el Canelo en declaraciones para Televisa tras la pelea
El combate, celebrado en el Coliseo Olímpico de la U de G sirvió como impulso para un desafío que en ese momento era calificado como riesgoso para Álvarez. En ese momento, el hoy tetracampeón del mundo tenía apenas 17 años contra los 22 de Julito. Ya entonces la prensa le metía sazón a una rivalidad en nacimiento. Por ejemplo, en la transmisión regional de aquel combate, los comentaristas de Televisa decían que Saúl era “la migraña, la pesadilla” de Chávez Jr.
Ambos escalaron los escalones que les correspondían de acuerdo con su edad, pero llegaron a 2011 para situarse de nueva cuenta en el espejo: ambos se coronaron campeones del mundo en ese año. Los dos crecían como la espuma y los intercambios verbales no dejaban de hacerse presentes en cada oportunidad que tenían. La riña vía pantalla y micrófonos crecía en paralelo con sus facultades en el ring.
Sin embargo, el año siguiente, 2012, fue un antes y un después en la carrera de los púgiles. Mientras Álvarez se ratificó como un peleador de élite en la categoría superwélter con defensas exitosas de su campeonato, Chávez Jr. sufrió la primera derrota de su carrera. El tropezón se dio conta el argentino Sergio Maravilla Martínez, que le arrebató el título CMB de los pesos medianos.
Chávez jamás volvió a ser campeón del mundo. Aunque perdió de forma contundente ante Martínez, en el último round estuvo a punto de noquearlo en un arrebato que recordó los mejores momento de su padre. Canelo vivió su primera caída en contra de Floyd Mayweather Jr. Pero, a diferencia, de Chávez su carrera no decayó. Además, Julio César, una semana después de pelear con Maravilla, dio positivo a marihuana.
Los caminos comenzaban a separarse. En los años subsecuentes no hubo punto de comparación. Álvarez escaló hasta la cima del mundo y se confirmó como estelarista. El heredero de la Dinastía Chávez no pudo recuperar el nivel que mostró en sus mejores días. Cuando llegó la pelea entre ambos, en mayo de 2017, los pronósticos eran claros: Álvarez tenía que ganar.
Y así sucedió finalmente. Álvarez derrotó a Chávez Jr. en doce asaltos y se confirmó lo que ya se sabía: era el mejor boxeador azteca de su generación.
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