Aunque todavía no pierde las esperanzas de clasificar con Suecia al próximo Mundial, el futbolista Zlatan Ibrahimovic no tuvo una buena experiencia en su último partido de Eliminatorias rumbo a Qatar 2022. A esa derrota ante España que envió a su país a jugar el repechaje, se le sumó un episodio violento con un rival, César Azpilicueta, a quien el experimentado delantero agredió por la espalda de manera brutal.
Ibrahimovic, muy frustrado por ver a su selección derrotada ante La Roja por el gol de Álvaro Morata, descargó su enojo sobre el final del partido dándole un golpe con el hombro a Azpilicueta. Fue una agresión en un balón detenido, cuando el balón ni siquiera estaba en juego, aunque Zlatan no se arrepiente en absoluto.
“Lo hice a propósito. Fue algo estúpido, pero lo volvería a hacer para hacerle entender”, dije al atacante de 40 años en una extensa entrevista con The Guardian. Según sus palabras, su rival merecía un golpe de ese calibre porque había agredido a un compañero suyo.
“El otro día, en la selección, le di un golpe (a Azpilicueta). Lo hice a propósito. No me avergüenza decirlo, porque hizo una tontería a mi compañero. Fue una estupidez, pero aun así lo hice para que entendiera: ‘No se hace eso, joder. No tienes huevos para hacerlo contra mí. Pero te voy a enseñar lo que pasa si me lo haces a mí’. Por eso lo hice. ¿Qué puede decir? No me lo dirá a mí, pero sí a mi compañero, que no hará nada porque es demasiado bueno. No estuvo bien por mi parte, pero aún así lo haría. Así soy yo. No me avergüenza decirlo”, profundizó.
Ibrahimovic fue amonestado por el árbitro alemán Felix Brych, quien considero que no era para expulsión pese a que el delantero sueco se abalanzó sobre su rival sin pelota y de forma muy agresiva. Al ser su segunda amarilla durante la fase de clasificación, Zlatan no podrá jugar el partido de la ida de la repesca. No obstante, él no se mueve de su postura: Azpilicueta se lo merecía.
“No se trata de perderse la eliminatoria. Se trata de hacer entender al tipo que no se toma el pelo a alguien que está tirado (en el suelo). No se ataca a un perro que no ladra. Ataca al que puede hacer algo. Es demasiado fácil meterse con mis compañeros de equipo, que tienen 20 años y son muy buenos chicos. Espero que ahora lo entienda”, insistió.
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