El 23 de abril de 2019 no fue un día más para la “Massa Bruta”, como se llama a los aficionados que en su mayoría viven en la ciudad de Braganꞔa Paulista en el Estado de San Pablo, a 90 kilómetros de la metrópoli y de 172.000 habitantes. Fue el día que se presentó oficialmente la fusión entre el Club Atlético Bragantino, que venía de salvarse del descenso en el torneo Paulista, y el novedoso Red Bull Brasil –fundado en 2007-, que venía de haber sido líder en la fase de clasificación en el “Paulistao”. De esta manera, apenas tres días más tarde se produjo el debut en la Serie B del nuevo club que por falta de tiempo, aún conservó sus colores tradicionales blanco y negro así como su escudo, que cambiaría desde 2020.
Pero no fue sólo un cambio de colores o de símbolos (pasó a usar el mismo color rojo de todos los equipos del grupo empresarial austríaco, el Salzburgo austríaco, el Leipzig alemán o los Nueva York Red Bulls de los Estados Unidos) sino que se trató de una entidad que creció a contra corriente de los enormes presupuestos que la mayoría de los clubes brasileños fue teniendo y que muestra el contraste de que Gremio de Porto Alegre se encuentre en posición de descenso en el Brasileirao, o que Botafogo, Cruizeiro o Vasco Da Gama traten de regresar al primer plano del fútbol local desde la Serie B mientras Bragantino y Atlético Paranaense (que también jugará el partido decisivo de la Copa de Brasil ante Atlético Mineiro), con mucho menos historia deportiva, se enfrentarán este sábado en el estadio Centenario de Montevideo por la final de la Copa Sudamericana.
El modelo de Red Bull Bragantino es, de alguna manera, el mismo que lleva adelante la firma austríaca Red Bull GmbH en cada uno de sus equipos, ya sea en Europa o en los Estados Unidos: lejos de las grandes inversiones de figuras estelares, como en los clubes grandes brasileños (Palmeiras y Flamengo animarán el sábado 27 la final de la Copa Libertadores con varios futbolistas de renombre), la apuesta es por valores jóvenes no sólo de gran poder de reventa (como fue el caso de Claudinho, traspasado al Zenit ruso por 15 millones de euros tras coronarse en los Juegos Olímpicos de Tokio) sino que puedan adaptarse a un juego vistoso y efectivo, con mucha posesión de pelota y con mentalidad ganadora, para poder llegar con más naturalidad a los grandes mercados del mundo y ganarse un lugar allí.
No es casualidad que en el trayecto a la final de la Copa Sudamericana, a la que llegó vertiginosamente tras ascender a la serie A en 2019 y ocupar el décimo puesto en 2020 para ganarse el cupo en el torneo continental, haya jugado con innumerables esquemas tácticos y buena cantidad de rotaciones de jugadores según el sistema utilizado por su entrenador Mauricio Barbieri, considerado un absoluto innovador.
Lo cierto es que en el entorno del Red Bull Bragantino, fundado el 8 de enero de 1928, reconocen que no se había proyectado llegar tan pronto a los primeros planos cuando la última final que había jugado el club con su nombre anterior había sido en 1991 cuando fue subcampeón brasileño dirigido por Carlos Alberto Parreira, lo que lo volvió a proyectar a la selección verde-amarilla después de haber participado en el cuerpo técnico cuando fue campeona del mundo en México 1970 y volvió a conseguir el título en Estados Unidos 1994.
Aquellos tiempos de Parreira como DT fueron momentos gloriosos para el club, manejados por el dirigente Nabi Abi Chedid, que da su nombre al estadio y que además llegó a ser vicepresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y muy cercano a Julio Grondona y a Eduardo Deluca en la Confederación Sudamericana (Conmebol). En 1990 había sido campeón paulista, dirigido por Vanderlei Luxemburgo y pudo disputar la Copa Conmebol en 1992, 1993 y 1996 (llegó hasta los cuartos de final) y participó del Brasileirao en nueve torneos consecutivos entre 1990 y 1998.
Hoy, Marquinhos Abi Chedid, hijo de Nabi, es el presidente honorario del club, que ya entró en una nueva etapa con una administración profesional –antes era el presidente ejecutivo- y ya definitivamente con el color rojo en su camiseta, igual que en el resto de los clubes del grupo por todo el mundo, y aunque parece lejano aquel 26 de abril de 2019, cuando debutó ya fusionado debutó en la Serie B en la ciudad de Pelotas, en Río Grande do Sul, y terminó ascendiendo a la Serie A luego de 22 años, apenas pasaron dos años y medio. Además de jugar en la división principal, los “Massa Bruta” (también conocidos como “Toro Rojo”) llegaron también a los cuartos de final del torneo paulista, donde fueron eliminados por el Corinthians. El décimo puesto final en el Brasileirao 2020, y la clasificación a la Copa Sudamericana 2021 no fue un camino de rosas. La mala campaña inicial terminó con la salida del entrenador Felipe Conceiꞔao y su reemplazo por Mauricio Barbieri, el más joven de la Serie A y a quien le gusta que sus equipos tengan la iniciativa y vayan constantemente al ataque y anima a sus jugadores a que se expresen a voluntad y utilicen su talento individual.
Barbieri tiene un perfil que bien podría compararse con el anterior campeón del club, Parreira. Nunca fue futbolista ni preparador físico pero está formado en las ciencias deportivas en la Universidad de San Pablo para después observar durante un tiempo los métodos de José Mourinho en Europa, para regresar como ayudante de Paulo César Carpeggiani en el Flamengo y cuando éste renunció, lo reemplazó con buenos rendimientos y resultados del equipo en 2018.
El joven director técnico lo tiene muy claro, como comentó para el sitio web de Red Bull: “Me gusta que mi equipo domine el juego, que tome la iniciativa con un estilo agresivo. Queremos la pelota, buscamos el gol y creamos oportunidades, pero más importante que mis ideas es el contexto donde trabajo, las características de los jugadores, la filosofía y la historia del club. A partir de eso, y junto con mis ideas, intento aprovechar el potencial de los jugadores y creo que nos ha ido bien en esta temporada”.
Barbieri que trabaja con el chileno Claudio Maldonado y Marcinho como ayudantes- destaca que lo más importante es “controlar el juego” y explica que “mucha gente piensa que para ser el equipo dominante basta con tener la pelota, pero hay que marcar a los rivales y quitarles el espacio. Así tomás la iniciativa” y sostiene que le gusta “aprender de todos los entrenadores” aunque sus referentes “son Pep Guardiola, Jürgen Klopp o brasileños como Parreira y Telé Santana, a pesar de que sus ideas son diferentes”.
El DT también afirma que le gusta “trabajar con jugadores jóvenes, que es la filosofía del club pero también eso se ajusta a mi perfil porque mi trabajo no se resume sólo en buscar resultados” y considera que lo más importante que hizo hasta ahora “fue cambiarles la mentalidad. Les expliqué que el resultado iba a ser consecuencia de nuestras acciones. Busco que los jugadores sepan asimilar los errores, que sean capaces de aprender y de mejorar sus cualidades, pero también tenemos que aceptar que estamos en un equipo brasileño e inmersos en una cultura de cualidades individuales y cada entrenador debe dejar espacio para que sus mejores jugadores brillen y marquen la diferencia” para terminar admitiendo que ser campeones de la Copa Sudamericana “podría cambiar la manera en que la gente nos ve”.
Si antes el plantel del Club Atlético Bragantino se entrenaba en el estadio Nabi Abi Chedid, con los cambios administrativos pasó a hacerlo en un centro de alto rendimiento de Braganꞔa Paulista. Y luego, a un centro de entrenamiento alquilado en la localidad de Jarinu, y que antes de la fusión pertenecía a RB Brasil.
La gestión del club quedó ahora en manos de Thiago Scuro, que funciona como una especie de CEO de la entidad, ayudado por Sandro Orlandelli, ex ojeador del Manchester United y Arsenal desde Brasil, como coordinador técnico.
Scuro, que venía trabajando ya en Red Bull Brasil desde 2017 tras un paso por el Cruzeiro y tiene contrato hasta 2023 es considerado uno de los máximos responsables de la fusión y en tres años consiguió lo que otros clubes tardan décadas a partir de una fórmula que mezcla inversión y juventud.
“Las cosas se aceleraron más de lo previsto –acepta-. Sería arrogancia, prepotencia, decir que el plan era ese porque no es racional ni lógico todo lo que está pasando”, sostuvo en una entrevista con UOL Brasil.
Si en 2019 el Red Bull Bragantino invirtió 45 millones de reales (11 millones de dólares) para formar un equipo para ascender en 2019, para 2020 duplicó el presupuesto con 100 millones de reales en jugadores jóvenes: 25 millones para adquirir el pase de Artur, proveniente del Palmeiras y autor de goles decisivos en la Copa Sudamericana, 23 en Cleiton y 14 en Alerrandro, de las divisiones inferiores del Atlético Mineiro, y 5 en Natan, otra promesa de Flamengo.
De los 33 jugadores inscriptos para la Copa Sudamericana, sólo cuatro superan los treinta años: el arquero suplente Julio César (37), el delantero Ytalo (33) y los defensores Aderlan (31) y Edimar (35) y ya hubo dos convocados a la selección brasileña, el zaguero Léo Ortiz (25) y el atacante Artur (23), además de Claudinho (24), que ya se marchó al Zenit.
Scuro, el gerente del club, explicó que apuntaron a contratar jugadores jóvenes “pero sin que el objetivo primario sea venderlos para obtener jugosas ganancias porque están empezando sus carreras y cuando esto ocurre, son más abiertos a nuevos conocimientos y tienen una mejor condición física”, vital para su propuesta ofensiva, aunque se instalaron dudas en algunos hinchas tomando en cuenta la experiencia del RB Leipzig en Alemania, que terminó desprendiéndose de sus figuras como Timo Werner (Chelsea), Dayot Upamecano o Marcel Sabitzer (Bayern Munich).
Si bien este título de la Copa Sudamericana en la final del sábado ante Atlético Paranaense aparece como un sueño, la idea es consolidarse como un equipo de peso entre 2023 y 2025 para comenzar de a poco a formar jugadores desde la base a sabiendas de que “no podemos competir financieramente contra los equipos top –admite Scuro- pero como club, como organización, las expectativas van aumentando porque nadie espera un retroceso”.
También se fueron nutriendo de promesas del exterior como los defensores Leo Realpe (Independiente del Valle de Ecuador) y César Haydar (Junior de Barranquilla) de apenas 20 años, o trajeron a préstamo desde Boca al delantero venezolano Jan Hurtado, o al los volantes Tomás Cuello (Atlético Tucumán, 21 años) y Emiliano Martínez (Nacional de Uruguay, 22), que se sumaron a los volantes locales Lucas Evangelista (26), que pasó por el Nantes francés, el defensor Luan Cándido, a préstamo desde sus amigos del RB Leipzig, o los volantes Jadsom Silva (Cruzeiro) -por el que pagaron un millón de dólares- y Bruno Praxedes (estrella de las divisiones inferiores del Inter de Porto Alegre) y el delantero Vitinho (ex Palmeiras, Barcelona B y selección brasileña sub-17).
Por si fuera poco, desde 2020 el Red Bull Bragantino también comenzó a participar en el fútbol femenino bajo la dirección técnica de Camila Orlando (ex Inter de Porto Alegre) y en su primera participación en el torneo paulista llegó hasta la semifinal y pudo entrar a disputar el torneo brasileño A2 para tratar de ganar el ascenso a la élite, tal como lo consiguió el equipo masculino.
Para llegar a la final de esta Copa Sudamericana, el RB Bragantino utilizó todo tipo de esquemas, en una clara demostración de su inteligencia para adaptarse a los partidos: el clásico 4-3-3, un 3-4-2-1 (con Claudinho y Artur por detrás del punta Ytalo), 4-1-4-1 y hasta un 4-2-3-1 desde la venta a Europa de Claudinho, ahora con Artur, Praxedes y el argentino Cuello por detrás de Ytalo.ç
Comenzaron liderando el Grupo G con Emelec, Tolima y Talleres de Córdoba, con el que perdió 1-0 como local pero luego mostró su carácter al vencer como visitante en el estadio Mario Kempes por el mismo marcador. En octavos de final superaron a Independiente del valle, y en cuartos, a Rosario Central, con un recordado 3-4 en Arroyito, con un triplete y una asistencia de Artur y otro triunfo de 1-0 como local, y finalmente eliminó a Libertad de Paraguay en semifinales, en las que Artur y el argentino Cuello marcaron dos goles cada uno.
Pese a quedar eliminado en la tercera ronda de la Copa de Brasil ante el Botafogo, Red Bull Bragantino, apostando siempre al futuro, sabe que va con paso firme y estará en la próxima Copa Libertadores 2022, sea porque gane la final del sábado, o porque se encuentra cuarto en el Brasileirao, sólo detrás de tres poderosos como Atléico Mineiro, Flamengo y Palmeiras y sin las estrellas consagradas de éstos.
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