Hugo Sánchez marcó una época durante sus días como futbolista. Goleador de cepa en el Real Madrid, su figura fue conocida mundialmente gracias a sus incomparables chilenas. En una época lejana a las redes sociales, el Penta se convirtió en el primer jugador mexicano en obtener la fama mundial.
Las cualidades que mostraba dentro del campo lo convirtieron en una referencia de culto en el universo futbolístico. Ese reconocimiento llegó a extenderse más allá de los campos de juego, en los que derrochó talento y gloria. Así lo deja ver un particular testimonio directamente relacionado con La Guerra de Los Balcanes, conflicto en el que su nombre fue vital, en el más literal de los términos.
La historia tiene que ver con Epigmenio Ibarra, controvertido productor y periodista, que se encontraba en cubriendo el conflicto bélico. El relato original lo reveló el escritor Eduardo Galeano, en su libro El Futbol a Sol y Sombra. Según contó Galeano, Ibarra y Hernán Vera, también periodista, querían entrar a Sarajevo, ciudad de Bosnia que en ese momento estaba totalmente sitiada.
En un contexto donde imperaba la confusión, Ibarra y su colega estaba dispuestos a cumplir con su tarea de reporteo y entrar a toda costa. “En los alrededores reinaba el caos. Todos contra todos: nadie sabía quién era quién, ni contra quién peleaba, en aquella confusión de trincheras, casas humeantes y muertos sin sepultura”, narraba Galeano en uno de sus libros más reconocidos.
A pesar de lo desalentador del escenario, ambos reporteros tenían la firme intención de entrar a Sarajevo a cualquier costo y sin importar los riesgos se pudieran correr. “Mapa en mano, Epi y Hernán se las arreglaron para atravesar los estampidos de los cañonazos y las ráfagas de las ametralladoras, hasta que de buenas a primeras chocaron con una cantidad de soldados, a orillas del río Drina”, continuó el letrado uruguayo.
De acuerdo con Epigmenio Ibarra, eran en realidad once periodistas mexicanos los que fueron amenazados con fusiles tras haber caído en una emboscada. Sin embargo, más allá de esos detalles numéricos, hay un punto de encuentro crucial en ambos relatos: los soldados bosnios aventándolos contra el piso para, luego, apuntarles con los fusiles. Cuando la muerte acechaba, una casualidad del destino les salvó la vida.
“...los periodistas entendieron perfectamente bien que los estaban confundiendo con espías y que ni modo, no queda más que despedirse y rezar por si hay Cielo. Entonces a los condenados se les ocurrió mostrar su pasaporte. Y el rostro del oficial se iluminó:
-¡México! -gritó-. ¡Hugo Sánchez! Y dejó caer el arma y los abrazó”, relató Galeano.
De ese insólito acontecimiento dio fe Ibarra el año pasado, cuando a través de Twitter envió una felicitación de cumpleaños al hombre que le salvó la vida. “Abrazo a Hugo Sánchez en su cumpleaños. Le debo la vida. Su solo nombre nos abrió las puertas, a través de la zona de guerra, hasta Sarajevo y nos permitió negociar cuando un grupo bosnio, sitiado y a punto de ser exterminado, estaba a punto de fusilarnos. Gracias de nuevo Hugo!”.
El relato es casi el mismo que el de la versión de Galeano, con excepción del número de periodistas. “Éramos un grupo de unos 11 periodistas. Caímos en una emboscada. Nos echaron contra un talud. Queríamos que nos tiráramos al suelo. Yo no quise saque mi pasaporte. Lo esgrimía como escudo. Iban a fusilarnos. Uno se acercó vio el pasaporte: “México! Hugo Sánchez!” Nos salvamos”, escribió el productor.
En medio de una guerra sin compasión, un grupo de soldados bosnios encontró en el nombre un futbolista el pretexto ideal para hurgar en los vestigios de humanidad que todavía existían en Los Balcanes.
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