A sus 82 años, Sir Jackie Stewart se muestra con la misma vitalidad de sus años de piloto, cuando brilló en las pistas y se consagró tricampeón mundial de Fórmula 1 y, por sus logros y estilo prolijo a la hora de manejar, lo llevaron a ser considerado como uno de los mejores de la historia. Pero él lo tiene claro, el número uno es Juan Manuel Fangio. Y por eso a su edad se animó a un largo periplo con el fin de encabezar el homenaje al Quíntuple en un mega evento que comenzó en Mar del Plata y terminará este miércoles en Balcarce, la tierra del Chueco.
El escocés, como todo campeón de la Máxima, tiene una acreditación vitalicia para las carreras de la categoría reina. Pero él también representa a una marca de cerveza que es uno de los principales sponsors de la F1 y que también patrocina varios Grandes Premios, como por ejemplo el que viene este fin de semana en San Pablo, Brasil.
Pero luego de la carrera de este domingo en México y en lugar de ir de forma directa a tierras paulistas, cumplió con su promesa y es la bandera del “Tributo a Fangio”. Se trata del reconocimiento al cinco veces campeón mundial (1951, 1954, 1955, 1956 y 1957). “El Maestro”, como también se lo conoce al balcarceño, fue el ídolo del británico que hoy sigue con su idilio intacto.
Las actividades que honran al Chueco comenzaron este martes en Mar del Plata con una conferencia de prensa de la que también formó parte el constructor de autos súper deportivos, Horacio Pagani, entre otros.
Pero el foco estará en este miércoles, con el traslado de los restos de Fangio desde el cementerio a un mausoleo que está en su museo. Fue una propuesta que Stewart hizo el 17 de julio de 1995, el día que falleció el Quíntuple. Jackie se conmovió por el aplauso de miles de personas que despidieron al balcarceño. Recién llegado a la ciudad balnearia aceptó la charla exclusiva con Infobae en el lobby del hotel donde hizo base en Mar del Plata.
-¿Por qué para usted Fangio fue el mejor piloto de la historia?
-Porque aparte de su manejo, se presentaba de manera muy modesta y muy digna. Esa forma de ser lo llevó a convertirse en una figura mundial y no creo que ustedes, los argentinos, en su propio país, aprecien lo importante que es Fangio para el mundo. Por supuesto que Ayrton Senna fue muy bueno, también Stirling Moss, Alain Prost, Jim Clark, pero Fangio hubo uno solo.
-¿Y por qué piensa que Fangio sí tiene ese reconocimiento en el mundo?
-Porque fue el mejor. También porque llevó con mucha integridad ser el número uno, lo hizo con modestia en todo el mundo y acompañó a su país. La gente de todos lados respetó mucho la forma de ser de Fangio.
-Este homenaje lo propuso usted en 1995 ¿qué siente al poder concretarlo?
-Era tan importante en el automovilismo, totalmente único, que lo hayan separado de todo lo que él fue, de sus autos, por supuesto que respeto igual el deseo de su familia, pero es muy importante que descanse rodeado de todos sus logros. Así cualquier persona del mundo puede visitar a Fangio en el mismo lugar donde están todos sus logros alrededor. Y eso no se hubiese logrado si él hubiese estado solo en una tumba.
Stewart es considerado uno de los 10 mejores pilotos de la historia, con 99 Grandes Premios corridos, en los que logró 27 victorias, 17 pole positions y 43 podios, entre 1965 y 1973. Llegó el lunes por la tarde a la Argentina en un vuelo privado y cenó con los responsables del evento, la empresa Start Group. Pasó la noche en el hotel Park Tower y el martes por la mañana voló hacia Mar del Plata. Llegó al mediodía y cerca de las 13.00 horas se alojó en una suite del Hotel NH Gran Hotel Provincial. La última vez que estuvo en la Argentina fue para el Gran Premio de F1 de 1998, cuando en ese momento tuvo su equipo.
-¿Qué recuerda de las carreras en la Argentina, como piloto y luego como dueño de equipo?
-Corrí dos veces y gané una (N. de la R: el 23 de enero 1972). El día que gané lo recuerdo muy bien porque fue el mismo día que mi padre murió y fue una experiencia diferente. La otra también debería haber ganado, pero se me pinchó una goma. Para mí era importante ganar en la Argentina por Fangio, en nombre de él.
-Hace unos meses nos dejó Carlos Reutemann. ¿Cómo lo define?
-Fue un caballero y no todo corredor de F1 es un caballero. Llevaba su nacionalidad con mucho estilo y mucha dignidad. Era muy valioso para la F1. Si hubiese más corredores como Carlos sería un mejor deporte.
Sir Jackie fue un abanderado de la lucha por la seguridad y presidió la Asociación de Pilotos de Grandes Premios (GPDA por su sigla en inglés). Incluso no llegó a correr su carrera número 100 por la muerte de su amigo y compañero de equipo, François Cevert, en los Estados Unidos 1973, que se mató en un accidente en la clasificación. El domingo Stewart no largó la competencia y se retiró del automovilismo.
Hubo un circuito que nunca le gustó por su peligrosidad y es el largo de Nürburgring, de 22,5 kilómetros y 176 curvas que hoy existe y sigue siendo el más riesgoso del mundo. Luego del choque de Niki Lauda en 1976, la F1 nunca más volvió a correr en esa variante. Stewart lo llamó el “Infierno Verde”, porque en cada accidente los autos se perdían entre los árboles y muchos de ellos se cobraron vidas.
-Usted trabajó mucho por la seguridad. ¿Cómo era correr en una F1 tan peligrosa como la de finales de los 60 y principios de los 70?
-No podíamos hacer nada mejor, pero la seguridad tenía que ser cambiada. Como yo era campeón mundial en ese momento fui capaz de presionar un poco más que en otras circunstancias. Pero era ridículo. En 1968 perdimos cuatro corredores en cuatro meses, uno cada mes y aún así los organizadores no hacían nada para cambiar la situación de peligro ni para mejorar la seguridad. Hay una foto impactante en Nürburgring donde aparezco yo y detrás está un auto que se había accidentado el día anterior y todavía estaba ahí. Es loquísimo. Yo dije de cerrar las carreras en Nürburgring y eso fue poco popular. Incluso me amenazaron los alemanes porque daba mucha plata la carrera ahí. Pero al final ellos sí cambiaron las vías de seguridad, no lo suficiente, porque no podés tener real seguridad de un lado al otro del circuito, es decir, no podés tener a tanto personal de seguridad en un circuito tan largo, ni médicos, ni otro tipo de seguridad. Recién volvimos a correr ahí cuando hicieron muchos trabajos y gané en un circuito muy mojado y no podíamos ver con la niebla. Fue la carrera más importante de mi vida, pero igual el circuito estaba mal.
Por otro lado, Sudamérica siempre le cayó bien ya que también tiene una gran amistad con el uruguayo Fernando Parrado, uno de los sobrevivientes de la “Tragedia de los Andes” y que llegó a ser piloto y probó un McLaren de F1 en 1982. “Con Nando somos grandes amigos. Él vino de visita y se quedó en mi casa por dos o tres meses y le llevó a mi hijo, Paul, una cadenita que era muy importante para él porque era la que llevaba su madre cuando tuvieron el accidente aéreo en los Andes”, revela.
El octogenario británico habrá hecho casi 20.000 kilómetros en tres semanas: viajó de Londres a Austin, en los Estados Unidos (7.905 km), luego fue hacia México DF (1.505), de ahí a Buenos Aires (7.388) y luego a Mar del Plata (400). Terminado el homenaje a Fangio viajará hacia San Pablo (2.640). Un total de 19.838 kilómetros.
-¿Cómo hace a su edad para viajar de Europa a México, de ahí a la Argentina y luego a Brasil?
-Es que para mí esto es muy importante porque para mí Fangio fue mi héroe y nunca murió. Para mí es muy importante que Fangio descanse donde debería ser su hogar y no en la tumba de la familia, y por eso es muy importante este gran movimiento y este gran evento. Va a ser respetado por todo el público que podrá estar al lado de Fangio desde este momento.
-La última, ¿quién sale campeón, Lewis Hamilton o Max Verstappen?
-Verstappen, por que es importante para la F1 que haya un nuevo ganador. Mercedes hizo un gran trabajo porque tiene más dinero que cualquier otro equipo y merecen el logro que tuvieron hasta ahora, pero creo que el deporte en general necesita tener otro ganador, no solo por el piloto sino también por el auto.
Agradecimiento: Rubén Bartolomé
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