¿Puede alguien que desconoce los aspectos más básicos del fútbol llegar a director técnico de un equipo en la Premier League? En la ficción ya sabemos que ocurrió, porque así comienza la trama de la multipremiada serie Ted Lasso. Pero muchos hinchas del Swansea afirman que la experiencia particular en su club de un entrenador, tan estadounidense como Lasso, se pareció bastante a la que se cuenta en la comedia de Apple TV que ya completó su segunda temporada. Y que esa historia fue tan real que todavía suenan los ecos.
Esta vez la trama no se dio en el modesto y desventurado AFC Richmond, el club inventado en el que desembarca Lasso (a quien representa magistralmente el actor Jason Sudeikis), sino en el Swansea, conjunto galés que supo participar de la liga más importante del mundo y en 2013 tuvo su momento más glorioso al ganar la Copa de la Liga inglesa.
Tres años después de esa consagración histórica, la cosa ya no venía tan bien y el entrenador italiano Francesco Guidolin fue despedido a raíz del pobre inicio de campaña en la Premier de Los Cisnes, que estaban a punto de caer a los puestos de descenso a la segunda división.
Los estadounidenses Jason Levien y Steven Kaplan llevaban apenas cuatro meses a cargo del club y les tocaba afrontar una decisión trascendental: la contratación de un nuevo entrenador que enderezara el barco y evitara la pérdida de categoría. Fue cuando alumbraron la idea de que un compatriota suyo se hiciera cargo. Ahí empezó a jugar su papel en esta historia el bueno de Bob Bradley. Ahí fue, también, cuando la realidad empezó a parecerse a la ficción.
Es prudente aclarar que a diferencia de lo que ocurre en la serie, donde Lasso solo había dirigido a un equipo de fútbol americano, los antecedentes de Bradley eran sólidos. Sin ir más lejos, había dirigido en Sudáfrica 2010 al seleccionado de su país, con una meritoria clasificación a octavos de final. En 2016 venía de hacer una aceptable campaña a cargo del Le Havre en la segunda división de Francia, aunque se le escapó el ascenso a la Ligue 1 por goles a favor luego de empatar el tercer puesto de las posiciones con el Metz. Cuando llegó la oferta del Swansea no dudó en aceptar: dirigir en la Premier League era uno de los grandes sueños de su vida.
“Los hinchas estuvieron desde el principio contra él”, recuerda desde Gales Steven Carroll, fanático del Swansea que está a cargo del fanzine SoS (https://sosfanzine.com/) y del podcast JackCast (https://jackcast.podbean.com/), ambos dedicados a la vida del club.
Según explica a Infobae, el hecho de que el DT fuera estadounidense contribuyó a alimentar los prejuicios sobre él. “Ya había bronca con los dueños porque el mercado de transferencias de comienzos del torneo había sido malo y el equipo había quedado debilitado. Que Bradley fuera de la misma nacionalidad que ellos ayudó a que quedara señalado por los hinchas, sin duda”, apunta.
Además, en un fútbol tan apegado a la tradición como el británico, la llegada de un entrenador desde Estados Unidos, un país con un historial futbolero pobre en relación con la enorme inversión que se hizo en ese deporte, hizo ruido desde el primer momento, no solo en los hinchas en general, sino también en la prensa.
Sin que se llegara a los extremos absurdos de lo que ocurre en la serie -cuando por ejemplo Lasso se entera en su primera conferencia de que en el fútbol hay empates y de que un partido se divide en dos tiempos y no en cuatro cuartos-, algunos modismos de Bradley, que para los partidos de visitante y los penales hablaba de “road game” y “PKs” en vez de “away game” y “penalty”, como se estila en Inglaterra, sirvieron de ingredientes al caldo de burlas y descontento que derivó en su triste final en el Swansea.
Bradley debutó el 15 de octubre con una caída 3-2 como visitante ante uno de los equipos más tradicionales de la Liga inglesa, el Arsenal, que por ese entonces tenía a Arsene Wenger como manager y a estrellas como Mesut Ozil y Alexis Sánchez en el equipo. Más allá de ese mal trago previsible en el comienzo del ciclo, el equipo, en el que jugaba el argentino Federico Fernández (actualmente en Newcastle) nunca terminó de acomodarse.
“Los dueños del club creían que todo lo que (Bradley) había hecho antes alcanzaba para traerlo, pero sinceramente no creo que estuviera para dirigir a un equipo de la Premier League. Hizo cambios que después terminaron en que perdiéramos los partidos… Y hacía muchas variantes entre partidos también. Honestamente, parecía estar desesperado”, aporta Steven.
Un día después de Navidad, el ciclo del DT estadounidense en Swansea se cerró con una caída 4-1 como local ante el West Ham. Fueron apenas once partidos en los que su equipo acumuló dos victorias, dos empates y siete caídas, con 15 goles a favor y 29 en contra.
Al momento de anunciar su salida, el tradicional sitio The Guardian, en una nota de su periodista Nick Ames, tituló que “Bob Bradley no pudo escapar al estigma contra un entrenador de EE.UU. en el fútbol británico”, y luego precisó que “su condición de ‘outsider’ en la Premier League aceleró su caída”.
Luego de la salida de Bradley, los dueños del club hicieron una apuesta más ortodoxa y contrataron al inglés Paul Clement, con experiencia en la Premier League. La historia les dio la razón, porque Swansea (hoy sí en la segunda división, donde pelea por no caer a la League One, la tercera categoría) logró salir de los puestos de descenso en que había quedado con el estadounidense y terminó el campeonato en un salvador 15º lugar.
Poco después de irse de Swansea, Bradley volvió a su país, donde su conocimiento no se pone en discusión. Allí entrena a Los Ángeles FC, que lucha desde la Conferencia Oeste por ingresar a los playoffs en los que se disputará el título de la MLS.
A Bob no le fue indiferente el éxito de Ted Lasso, como tampoco que se la relacionara su experiencia. Recientes declaraciones suyas marcan que la herida permanece abierta pese al paso del tiempo. Y que habrá que dejar correr más agua bajo el puente para que pueda disfrutar de la serie, embebida de humor británico y que enfoca, casi distraídamente pero con profundidad, temas como la salud mental, el desarraigo, los duelos por los seres queridos y los conflictos en la relación padre-hijo.
“Escuché que Ted Lasso es una serie espectacular y que Jason Sudeikis está increíble. Así que en algún momento la veré. Pero tengo que decirles… Dado el trato que recibí como entrenador estadounidense en Swansea durante tres meses, no voy a saltar encima de la TV para verla de la misma manera que lo haría cualquier otro. En algún momento pasará. Pero no todavía”, comentó entre sonrisas y distendido Bradley luego de una práctica con Los Ángeles FC, en declaraciones al programa “The Cooligans” para “Fubo Sports Network”.
Contó Jason Sudeikis que hasta que representó a Ted Lasso su vínculo con el fútbol apenas pasaba por haber jugado al FIFA en una Playstation, pero que ahora está “completamente enamorado” de ese deporte. En la presentación de la temporada 2 de la serie, apareció con una remera de apoyo a Jadon Sancho, Marcus Rashford y Bukayo Saka, que estaban siendo objeto de insultos racistas luego de haber errado penales en la definición de la Eurocopa. Bien cerca de los ideales que defendería Ted Lasso, ese personaje entrañable en el que, si deja atrás esos tortuosos tres meses en Swansea, Bob Bradley querrá verse reflejado.
Cuando vea la serie, claro.
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