En medio del glamour final con el cual el público del MGM Grand de Las Vegas aplaudió y despidió al vencedor, Canelo ha vuelto a robustecer su imagen de campeón de época. Y esto no solo se da por ser el poseedor de cuatro cinturones –que significan ser campeón de otras tantas categorías– sino también por su notable evolución.
Este Canelo ofensivo y vigoroso tiene poco que ver con aquel que realizara una cautelosa pelea ante Floyd Mayweather hace 8 años (14-9-2013) y ante quien dio una imagen manifiestamente inferior. Por entonces el mexicano tenía 23 años y era invicto pero llevaba 42 combates realizados con 30 nocauts. O sea que su papel de subordinación ante el jab y el juego de piernas de Floyd resultó, por entonces, algo decepcionante.
Fueron sus combates ante Golovkin los que marcaron su crecimiento como peleador estrella. Y aún cuando en ambas decisiones fue favorecido por las tarjetas de los jueces –le dieron empate en la 1° y el triunfo ajustadísimo en la 2°– el universo del boxeo –nosotros incluidos– opinamos que había perdido la 1° y a lo sumo empatado la 2° realizadas en septiembre de 2017 y 2018 respectivamente.
Más allá de las naturales polémicas que genera el boxeo, aquel Canelo que enfrentó a Golovkin ofreciendo dos batallas extenuantes, era mucho más física y técnicamente que quien ya como peso mediano había vencido a ilustres veteranos como Miguel Cotto, –aunque le costó lograr la decisión– o Amir Khan –de inferior peso y talla– a quien noqueó en 6 vueltas hace 5 años.
Caprichosamente y casi al mismo tiempo que este gran campeón que hoy es Canelo lograba la corona de los supermedianos, se iniciaba el aniversario número 51 de la noche en la cual Carlos Monzón noqueaba en el 12° asalto a Nino Benvenuti en Roma. Es así que frente al televisor resultaban inevitables las comparaciones. La obvia pregunta era: ¿hubiese podido este Canelo ganarle a aquel Monzón? Y la respuesta más objetiva que se me ocurre es que no, de ninguna manera. Y algunas de las razones son:
1) Ventaja física: Monzón medía 1.81 y Canelo 1.73; los brazos extendidos de Monzón superarían en 19 centímetros a los del mexicano.
2) Equilibrio emocional: Monzón era un boxeador frio, especulador e instintivo que distribuía austeramente sus energías sin lanzar un golpe de más mientras que Canelo es un peleador de generoso ataque que impone el ritmo y la iniciativa de sus combates tomando todo el riesgo en cada acción.
3) El valor del jab: Monzón hacía prevalecer su privilegiado alcance de brazos con un jab impecable y destructor: Se trataba de un golpe clásico del boxeo que se utiliza para medir la distancia con el rival y que el argentino ponderaba con una singular justeza, transformándolo en un recurso de sistémico castigo. Los espectadores creían que Monzón estaba midiendo el espacio con su adversario y en realidad cada vez que llegaba con ese golpe iba lastimando la zona alta del rival desde el tórax hasta la cabeza. Si Monzón hubiese pegado la misma cantidad de jabs que Plant le aplicó a Canelo, lo hubiese lastimado minando su resistencia física hasta desacelerar su ritmo de ataque. Canelo ha sabido superar con su tenacidad ofensiva y su llamativo poder físico a hombres de la estatura de Monzón como Sergei Kovalev (ruso), Avni Yildirim (turco) o a Billy Joe Saunders (norteamericano, el anterior a Plant hace 6 meses), pero ninguno de ellos tenía la potencia del santafesino. Es por ello que la primera hipótesis que surge al imaginar una pelea entre ambos nos da un ritmo sin vértigo impuesto por la izquierda recta de Monzón. No hubiera podido Canelo aproximarse al cuerpo como lo hizo con Plant para meter sus mortíferos ganchos, especialmente los del decimoprimer asalto que le dieron el categórico triunfo.
4) El dominio del ring: este importantísimo factor hubiese significado la “primera” pelea dentro de la pelea. He visto las 14 defensas de Monzón por su corona mundial AMB de peso mediano que abarcó el periodo 1970-1977. Durante las mismas, todas ganadas, le tocaron rivales de menor estatura pero con mejor técnica como Danny Moyer, Mantequilla Nápoles o Emile Griffith. También peleadores aguantadores y potentes de la altura de Canelo; puedo mencionar entre algunos de ellos a Benny Briscoe y Jean Claude Bouttier. Hubo otros de menor altura y convicción como Grattien Tonná o Tom Bogs y también altos de alrededor de su metro 81 como Tony Mundine, Nino Benvenuti o Tony Licata. Y por último le tocó enfrentar a otro campeón –reconocido por el Consejo Mundial– como el colombiano Rodrigo Valdez quien era veloz, pegaba fuerte y medía apenas 4 centímetros menos. Pues bien, frente a todos ellos Monzón logró imponer tres condiciones: pelear en el sector del ring que él eligiera, hacerlo en la distancia larga la mayor parte del combate y acentuar un ritmo de lento transitar. Es por ello que solo suponemos una forma que le hubiese permitido a Canelo pelearle a Monzón y ella era acceder a la media distancia. Para ello habría que desbordarlo en ataque, como lo hiciera frente a Plant –y a los Plant anteriores a quienes también derrotó– y descargar sin pausas, sin transiciones. Ninguno de los rivales de Monzón logró ese objetivo; antes bien, los técnicos de las esquinas rivales iban modificando las estrategias con el transcurrir de los combates pues el intentar encimarlo para achicarle el espacio, implicaba aumentar el riesgo de recibir el jab y facilitarle el contrataque. Canelo lo ha hecho maravillosamente en sus últimas peleas; pero ni Fielding, ni Jacobs, ni Smith ni el propio Plant se aproximan al rigor, la tenacidad y la potencia de la izquierda con la cual Monzón horadaba a sus rivales.
5) Superación de la adversidad: todo boxeador ha debido sobreponerse a una situación de adversidad. Y este aspecto forma parte de su personalidad. En tal sentido nadie puede negar que tanto Carlos como Canelo son dos guapos en el ring. El mexicano dio muestras cabales de su entereza especialmente en las peleas frente a Golovkin en las cuales atravesó momentos agonizantes por la demanda de energía que aquellos dos combates –probablemente, algo más en el primero– le exigieron. Canelo superó heridas, ahogos y también los estados de confusión que los golpes del kazajo le produjeron desde el 5° hasta el 12° asalto. Y tanto los cierres de rounds como el de la pelea misma, fueron demostrativos de su alma de campeón. También Monzón logró superar algunos momentos que quedaron en la historia como cuando debió agarrarse a la humanidad de Briscoe y mirar el reloj –en el Luna Park para poder finalizar esa agónica 9° vuelta. No fue la única vez que revirtió una situación desfavorable pues también cayó frente a Rodrigo Valdez en el 2° asalto, sufrió un corte en el puente de la nariz en el 7° y al final terminó demoliéndolo –agosto del ‘77 en Mónaco– después de un año sin pelear y habiendo anunciado que esa sería su última pelea. O sea que en este aspecto no hay desniveles, los dos son guapos y sobre el ring ambos honran la condición de campeón. Lo que si valdrá la pena advertir es que el argentino siempre debió pesarse el mismo día del combate sin posibilidades de rehidratación –una bendición para los boxeadores de hoy– y todos sus combates fueron a la distancia de 15 asaltos –una locura– en lugar de los 12 actuales, más apropiados a la condición deportiva.
6) Adecuación estratégica: Monzón era un boxeador sin ductilidad posicional, podía preverse su siguiente paso: Canelo, en cambio maneja mayores variantes de ataque pues puede entrar al cuerpo con un perfil y modificarlo sobre la marcha. Siendo ambos diestros, el mexicano podría sorprender haciendo la apertura con su puño derecho y una vez en la zona del intercambio pasar a descargar golpes ascendentes internos o golpes cruzados externos. No fue el caso de Monzón quien con enorme paciencia iba trabajando la izquierda en punta y solo ante la seguridad de un error de su rival al buscar la salida lateral habría de soltar sus demoledores ganchos al cuerpo en procura de algún cross para rematar. En este sentido no caben dudas que el mexicano es más espectacular, todo cuanto realiza es más visible y eso configura un show que Monzón no le ofrecía al público.
7) A lo largo de su carrera de 100 peleas Monzón enfrentó y le ganó a muchos Canelos pero Canelo jamás se encontró con un Monzón en sus 61 combates…
El boxeo es la única actividad profesional deportiva que permite comparar. Mientras el ring mida 6x6, los rounds sean de 3 minutos con 1 de descanso y los guantes y categorías sostengan su volumen no es tan arriesgado imaginar a un hombre frente a otro en igualdad de condiciones físicas.
Lo que han cambiado son las demás condiciones del negocio. La tecnología, el marketing, la comunicación y la asociación de empresas han potenciado económica y socialmente al boxeo acentuando su globalización. Es por ello que lo único imposible de comparar son los ingresos económicos de estos actores.
Es así que Monzón defendió 14 veces su corona del mundo y ganó 2.980.000 dólares en 7 años de reinado mientras que Canelo –al momento de subir al ring– tenía asegurados 40 millones. Es probable que cuando terminen de hacer las cuentas del PPV y otros ingresos Canelo haya alcanzado 80 millones de dólares por esta última pelea frente a Plant. De ser así, el campeón de 4 categorías, considerado como el mejor boxeador del mundo libra por libra de la actualidad, habrá logrado que su fortuna ascienda a los 230 millones de dólares.
Pero Monzón le hubiese ganado… En el boxeo como en la vida, el dinero no califica al mejor.
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