Saúl Canelo Álvarez cumplió con su cometido y logró unificar todos los títulos de la categoría de peso supermediano. Ante el rival más complicado de los que había enfrentado en su camino por las 168 libras, supo ser paciente para conectar una combinación certera que llevó contra las cuerdas y derribó a Caleb Plant en los albores del round 11. Con la victoria, el mexicano se convirtió en el rey de la división y el primer mexicano en conquistar el título.
Desde que Jimmy Lennon Junior se situó en medio del escenario para anunciar el nombre de Saúl Álvarez, el alarido de los asistentes al MGM Grand Arena inundó cada rincón del recinto. Escoltado por Fher, vocalista de la banda Maná que interpretó una canción de José Alfredo Jiménez perfecta para describir el desenlace de la pelea anticipadamente, el Rey Canelo se mostró al público con un atuendo en tonos dorados que robó las miradas.
Una vez en el cuadrilátero, el espectáculo comenzó. Con su serenidad simpática, Canelo elevó los brazos antes de situarse frente a su oponente y, cual director de orquesta, indicó la señal para que la sinfonía incómoda para Caleb Plant comenzara a sonar desde cada asiento del lugar. Los instantes siguientes fueron fugaces y, para no hacer esperar al ansioso público, los jueces hicieron sonar la campana. El duelo comenzó.
Una de las primeras promesas se cumplió. Desde el arranque, el mexicano fue en busca de mermar el físico de su rival. El tradicional análisis del oponente duró apenas unos segundos y, en un instante, Caleb Plant se vio encerrado contra las cuerdas ante la postura frontal y fajadora de Canelo. Al darse cuenta de la intención, Sweet Hands comenzó a hacer ejercicio de piernas y recorrer cada centímetro del entarimado para buscar llevar la pelea a sus dominios.
Como se mostró desde la conferencia de prensa en Los Ángeles, California, la actitud de Canelo contrastó desde el inicio del combate con la del resto de sus combates. Tomó el control de inmediato y el apoyo del público le brindó el aliento necesario para cumplir con el objetivo en la pelea más importante de su carrera. Desde la periferia del cuadrilátero no hubo más que júbilo cada que el originario de Guadalajara, Jalisco, lograba acertar sus puñetazos.
Las tarjetas, indudablemente, comenzaron a inclinarse a favor de Canelo. La noche no pudo ser más perfecta para el tapatío, pues controló cada aspecto del entorno en el lugar. Al ritmo de sus ganchos y jabs, las gargantas de los aficionados continuaron entonando la sinfonía de apoyo a su favorito y lograron que el nerviosismo se apoderara del rostro de Caleb Plant. La misma tendencia se extendió hasta el quinto episodio.
Para el sexto, Plant había logrado controlar las intenciones de Canelo y se vio favorecido con un par de golpes. Su estrategia fue sencilla. Luego de conectar una combinación en la humanidad de su rival retrocedía buscando que la desesperación se hiciera presente en Álvarez y cediera un espacio para buscar un remate. En el transcurso del sexto, séptimo y octavo, cual roble, el excampeón de la FIB supo resistir los embates.
Ante la cerrada guardia de Caleb Plant, fue necesaria la intervención de Eddy Reynoso. El líder del Canelo Team motivó a su pupilo para volver a ir al frente y buscar el cloroformo antes del final. El aliciente funcionó y Canelo se valió del cansancio de su obstinado enemigo para retomar las riendas del encuentro en los últimos tres episodios.
La clave de la victoria estuvo en las miradas. Mientras Plant buscó adivinar los golpes de Canelo fijando su mirada en sus ojos, el mexicano nunca perdió de vista los guantes del estadounidense. Ante ello, desde el arranque del décimo round Caleb buscó valerse de la distancia y el abrazo para resistir los doce capítulos reglamentarios, pero unos segundos después el panorama cambió en su totalidad.
Sonó la campana, arrancó el round 11 y los dos fueron decididos a buscar el nocaut, aunque la ventaja era clara. Sin que hubiera transcurrido más de un minuto, Canelo llevó a las cuerdas a Plant y lo obligó a replegarse, un gancho a la mandíbula fue suficiente para que el estadounidense cayera al suelo. Buscó disimular su desorientación corriendo hacia una esquina y no sucumbió ante la cuenta del referee.
Con el escenario más que favorable, Canelo fue a buscar el cloroformo. Un golpe en el rostro hizo trastabillar a Plant, quien se negó a caer. Cuando se recargó en las cuerdas, el mexicano aprovechó la vulnerabilidad y con cinco golpes más volvió a derribar al Sweet Hands. El mexicano cumplió su promesa y consolidó el nocaut número 39 en su pelea número 60.
Corrió a una de las esquinas y fijó su mirada en el horizonte. El nuevo rey de las 168 libras fue escoltado por su esquina y terminó de escribir la histórica noche. Canelo se convirtió en el primer boxeador latinoamericano en conseguir un título indiscutido, así como el pionero en la historia de la categoría. Ahora, buscará extender su legado a la zona de los semicompletos, una categoría donde ya probó las mieles del campeonato ante Sergey Kovalev.
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