“A los flaquitos y chiquitos en el fútbol no nos quedó otra que controlar la pelota a la perfección y saber pasarla con precisión para poder escapar de las marcas de los más grandotes”, dijo en una oportunidad el fallecido neerlandés Johan Cruyff para referirse a dos jugadores fundamentales en la historia moderna del Fútbol Club Barcelona, Josep Guardiola y Xavi Hernández.
Es que Xavi, como lo definieron sus ex compañeros con los que ganó 25 títulos vestido de azulgrana (entre ellos, ocho ligas y cuatro Champions Leagues) no tenía gran estatura, tampoco velocidad y su fuerte no estaba en ninguna de las dos áreas y, sin embargo, para muchos se trata de uno de los mejores futbolistas de la historia gracias a su visión de juego, su panorama y su precisión en los pases.
Como suele sostener él mismo, su carrera “superó mis ilusiones, que eran las de llegar a la Primera del Barcelona” y además de lo que consiguió en su club, se proyectó a la selección española, donde firmó parte de un ciclo brillante entre 2006 y 2012, ganando de manera consecutiva dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010), pero ya en su etapa juvenil se había consagrado en el Mundial sub-20 de 1999 y había ganado la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 en lo que se considera la “Generación Dorada” del fútbol de su país.
Ahora, quien sólo vistió en Europa la camiseta del Barcelona entre 1998 y 2015 (para terminar su carrera en el Al Sadd de Qatar, donde luego de cuatro temporadas se convirtió en su entrenador y ganó siete títulos), tendrá el enorme desafío, a los 41 años de edad, de dirigir al equipo de sus amores en uno de los peores momentos institucionales y con la responsabilidad de tener que tomar, tal vez, duras decisiones como las de enviar al banco de los suplentes a sus ex compañeros y amigos Gerard Piqué, Jordi Alba o Sergio Busquets, tal como una vez hizo con él Vicente Del Bosque en la selección española que no pudo pasar la primera fase en el Mundial de Brasil 2014.
Tras seis años en el Al Sadd, Xavi se ilusiona con regresar al club que lo vio crecer y llegar a lo más alto como jugador, para lo cual él mismo se tomó el trabajo de representarlo en conversaciones directas con el dueño y titular del club qatarí, el jeque Mohammed bin Khalifa Al Thani, más que nada para que el Barcelona no tuviera que pagar un solo euro por su cláusula de rescisión a cambio de algún partido amistoso en Doha en el futuro próximo, cuando se esperaba que fuera el presidente de la entidad catalana, Joan Laporta, el que se acercara a negociar y mientras otros dos dirigentes azulgranas, Rafael Yuste (vicepresidente deportivo) y Mateo Alemany (director del área de Fútbol), mantenían un debate paralelo en el hotel Ritz de Doha con el director general del Al Sadd, Turki Al Ali.
No fue casual que Xavi dijera a los enviados de la prensa catalana que para que se concretara su vuelta, los clubes tenían que ponerse de acuerdo primero, pero que se considera “una persona positiva” y la prueba de la importancia de su figura en el Barcelonismo es que a la comisión directiva de Laporta ni siquiera le interesó que el ex volante creativo campeón mundial en Sudáfrica 2010 haya estado más cerca de la candidatura de Víctor Font en las recientes elecciones presidenciales en el club.
Que haya llegado a Doha una cámara del canal oficial Barꞔa TV y sus agentes Fernando Solanas y Arturo Canales, es otro indicio de que se estaba muy cerca de la fumata blanca o, tratándose del Barcelona, azul y roja. Xavi llegará con su hermano Oscar como ayudante de campo y solicitó el regreso al club de Ricard Pruna, a cargo del departamento médico del fútbol durante veinticinco años.
Xavier Hernández Creus nació en Terrassa, provincia de Barcelona, el 25 de enero de 1980 y se crio en un hogar de clase media. Hijo de un ex futbolista, Joaquim Hernández y de María Mercé Creus, tiene tres hermanos, Oscar, Alex y Ariadna. “Teníamos un departamento muy pequeño pero correteábamos por ahí con la pelota rompiendo platos y mi mamá estaba desesperada”, recuerda, pero al poco tiempo pasó a jugar en el equipo de su ciudad e inmediatamente fue detectado por el ojeador del Barcelona Antonio Carmona, quien recuerda que el padre le preguntó si lo iba a seguir por un tiempo. “Le dije que sí. Tenía ocho años y a los once lo hice ingresar en el Barcelona en la categoría Alevín. Ni siquiera tuvo que pasar una prueba para que lo ficharan porque fue con su equipo al Camp Nou y marcó tres goles. A la salida, su padre le comunicó la buena nueva: entraría a La Masía”.
Joan Vila, director técnico de las divisiones inferiores del Barcelona lo conoció a los 13 años. “Él fue un chico maduro personal y futbolísticamente desde muy pequeño. Parecía un profesional por su manera de jugar”, comentó en un documental. Su madre recuerda una vez que consultó con una gloria del club, Juan Manuel Asensi, qué opinaba de su hijo. “Me dijo ‘¿uh, ese sí que es un diez en todo, como jugador y como persona. Ese sí que va a llegar a Primera’. En aquel momento le pregunté qué me estaba diciendo, me sorprendió”.
Tras la adaptación a jugar con el estilo de posesión de pelota del Barcelona, llegó por fin la oportunidad de ser convocado en el equipo de Primera cuando el entrenador era el polémico neerlandés Louis Van Gaal, que solía ir a ver al segundo equipo, que también dirigían sus colaboradores y ya lo tenía estudiado. “Cuando lo vi por primera vez en el vestuario, pensé que era un alcanza pelotas. Era bajito y flaquito, y pensé que tenía trece años pero empezamos a entrenarnos, a hacer posesión y dije ¡madre mía!”, contó el ex defensor y ahora entrenador Abelardo, mientras que el actual director técnico de la selección española, Luis Enrique, lo recuerda “como todos los chicos que vienen del filial, con un poco de miedo, sin contextura física, pero rápidamente demostró lo que valía”. Xavi admite que en aquel momento “estaba perdido, del ambiente familiar del Barcelona B pasaba a un ambiente profesional, donde en cada entrenamiento te tenés que ganar el lugar”.
“Cuando ya estuve a punto de jugar, me ayudó mucho el brasileño Sonny Anderson, con quien compartía la habitación en la concentración, y también me apoyaron mucho Luis Figo, Rivaldo, Abelardo y Mauricio Pellegrino”, recuerda Xavi, agradecido. El debut en Primera no se produjo en la liga sino ante el Mallorca, el 18 de agosto de 1998 por la Supercopa de España: pudo marcar un gol. Menos de dos meses más tarde, tuvo su primer partido en liga cuando ganaron 3-1 al Valencia en Mestalla. Alternaba entre el segundo y el primer equipo del Barcelona, que estaba décimo en la tabla cuando un gol suyo ante el Valladolid y de cabeza, se transformó en icónico porque a partir de ese momento, el equipo comenzó una remontada que acabó con la vuelta olímpica en la liga 1998/99. Ese mismo año, Xavi se consagró campeón mundial sub-20 en Nigeria y eso lo ayudó para ser tenido aún más en cuenta al regresar, máxime que para la prensa había sido el mejor jugador del torneo, si bien el premio se lo llevó Keita. Al enterarse, los jugadores de La Roja se retiraron enojados del podio al considerarlo una injusticia. En ese plantel que dirigía Iñaki Sáez, estaba también el ex arquero del Real Madrid, Iker Casillas, con quien construiría una amistad fundamental para el futuro del conjunto nacional. “No sé si el motivo fue político o no, pero el premio no me lo dieron”, comentó Xavi, resignado.
El volante considera que aquel Mundial fue clave en su carrera “porque ya estaba la Ley Bosman, los clubes europeos tenían facilidad para contratar jugadores de todo el continente y entonces el técnico nos metió en la cabeza que era la oportunidad de cada uno para pegar el salto a la Primera si teníamos una buena actuación”. Sáez utilizó esta herramienta cuando en los cuartos de final, los referentes del plantel le fueron a decir que no les importaba nada y que querían regresar a sus casas. “Me dijeron que se volvían y la verdad es que era para volverse”, reconoció con el tiempo el entrenador. “La comida era malísima, había lagartijas en las habitaciones y cada una tenía una cama para que durmieran dos jugadores juntos, pero ellos explotaron con su juego al vencer a Brasil en el segundo partido, y era claro que había material para algo muy grande”.
Para la temporada 1999/2000, siempre con Van Gaal, Xavi solía entrar en los segundos tiempos reemplazando a Josep Guardiola, el capitán del equipo y gran referente. “Todos me decían que mirara a Pep porque yo jugaba en la misma posición y era un espejo espléndido”. Pero bastó que Guadiola se lesionara para que Van Gaal pensara en Xavi como la mejor alternativa posible para el puesto, aunque en ese lugar también estaba Albert Celades. “Le llegué a decir a mi capitán –se fue al fútbol italiano- que se buscara otro equipo es porque allí tenía a Xavi”, se enorgullece el ahora entrenador de la selección neerlandesa.
“Yo le debo mucho a Van Gaal porque me transmitió una confianza terrible, tremenda. Él confiaba en mí, incluso a veces por encima de mis posibilidades a mis 17-18 años –reconoce Xavi-. Hubo momentos en los que yo pensaba que no merecía jugar y él me ponía. Eran situaciones impensables para mí. Fue un DT muy exigente y era por tu bien pero en el momento parecía que estaba tirando broncas y a veces, que se estaba pasando y que te humillaba”. “Yo le pude haber enseñado detalles pero él era Xavi a sus 18 años”, le devolvió las flores Van Gaal.
Pero comenzaron los malos años, el derrumbe del presidente Josep LLuis Núñez tras casi un cuarto de siglo al comando del club y la crisis llegó al fútbol, y aunque Xavi –que en 2000 también ganó la medalla plateada en los Juegos de Sydney- seguía rindiendo bien en su puesto, los títulos comenzaron a escasear y el volante no era reconocido lo suficiente ni por la prensa ni por los aficionados azulgranas y hasta pensó en irse.
“En esa época estaba un poco colapsado” –reconoció su amigo y ex compañero Gabri a Canal Plus de España-. “Notaba que en el Barcelona se llegó a pensar en cambiar hasta la filosofía de juego, que considero absurdísimo porque con nuestra forma de jugar ganamos por muchos años. Así fue que llegó una importante oferta del Milan para la firma por cuatro años en la temporada 2003/04. Era un contrato a todo lujo y se dijo que la que se opuso fuer mi madre pero fue una decisión mía porque yo no lo sentía” y se terminó quedando. El arquero Víctor Valdés cuenta que Xavi “era el preferido de todos” en el plantel.
Si la crisis le hizo dudar entre continuar en el Barcelona o irse, la llegada del neerlandés Frank Rikjaard no ayudó al principio. El director técnico apostó por figuras consagradas y trató de cambiarle la posición en la cancha para que jugara unos quince metros más adelante. “Fui yo el que le dijo que no. Me decía que tenía que recibir de espaldas y girarme y yo le decía ‘no, yo disfruto viendo todo el campo’ y él me decía ‘no, no, tú con un control orientado vas a ser más trascendente, tienes que ser muy importante para el equipo con el último pase y verás que vas a disfrutar más’ y tuvo razón”. Xavi había comenzado como centro delantero, pero por su estatura y su físico lo fueron atrasando en la cantera hasta transformarse en un clásico volante central y era el tiempo de cambiar y pasar a ser distribuidor y asistidor. Fue recuperando su lugar entre los titulares y terminaron segundos en la liga, detrás del Valencia, cuando llegaron a estar duodécimos. Y ya en 2004/05 ganaron la Liga y la Supercopa de España.
Se acercaba el Mundial de Alemania 2006 y fue justo cuando Xavi tuvo en diciembre de 2005 una rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, lo que le implicó más de cuatro meses sin jugar para regresar en abril y festejar el título de liga, cuando ya Hernández era el tercer capitán del equipo. Sin embargo, no pudo estar el día de la final de la Champions League ganada al Arsenal en París (tampoco Lionel Messi, por otra lesión). “Yo lo pasaba muy bien, me divertía, jugaba, dependía de mi talento, pero la lesión me ayudó a ser más profesional. Vino el gimnasio, cuidarme, la rehabilitación. Me cambió un poco el chip”, admitió años más tarde.
Se acercaba el Mundial de Alemania 2006 y Xavi recibió el aliento del entonces entrenador de la selección española, Luis Aragonés, como de su ayudante Jesús Paredes, que lo esperaron con la recuperación aún en un momento muy complicado, de enorme debate interno y cuando muchos consideraban que el DT debía dejar su cargo, disconformes con la actuación del equipo.
“Luis Aragonés y Jesús Paredes fueron fundamentales en mi carrera por la confianza que me dieron, que fue increíble. Luis era un sabio y te hacía sentir muy bien. Era un padre para nosotros, un psicólogo, una persona que iba de frente y a veces se pasaba: te insultaba, te agarraba de la pechera, te tocaba la puerta de la habitación y pensabas que era alguien equivocado y era él que quería hablar de fútbol y te quedabas hasta las tres de la madrugada –recuerda Xavi. Él sostenía que a partir de mí tenía que funcionar el equipo, y me lo decía en cada entrenamiento, en cada susurro, era el líder natural del equipo, era el fútbol hecho persona y él lo pasó mal, fue una de las personas más criticadas a nivel estatal. Yo a la Selección iba a gusto, sabía que contaban conmigo, me sentía importante y eso no tiene precio”.
Xavi había debutado en la selección mayor española el 15 de noviembre de 2000 en el estadio de La Cartuja, en Sevilla, ante Países Bajos y ya en el Mundial 2002 pudo disputar tres partidos, entre ellos el que su equipo perdió por penales ante los locales de Corea del Sur, aunque él marcó su penal en la definición y aunque Sáez lo convocó para la Eurocopa 2004, no había disputado ningún partido aunque su estilo era otro, con dos extremos. Con Aragonés, para Alemania 2006, cambiaba la perspectiva y buscaba algo parecido a Rikjaard, que él fuera el eje del equipo, que la pelota pasara por él y que él la administrara. Se acabaría el tiempo de la “Furia” y llegaba otro, el del tiki-taka.
Pese a la gran expectativa y una muy buena primera ronda en la fase de grupos, la Francia de Zinedine Zidane se cruzó en el camino de la selección española y la eliminó en los octavos de final. Sin embargo, Aragonés profundizó su idea del fútbol: tener la pelota “y que jueguen los mejores, siempre”.
Xavi siempre recuerda los largos diálogos con Aragonés, como cuando escribió un artículo en el diario El País de Madrid en ocasión del fallecimiento del entrenador. “Usted no es japonés. Usted me entiende lo que le digo”, le dijo una noche el DT. “Esa es la clave, saber a qué queremos jugar, usted y yo sabemos que la pelota corre más que ellos, y que la tocamos mejor que ellos”,
“En lo personal, Luis me hizo sentir importante cuando mi auto estima era un desastre. Me dio el mando de la Selección cuando no lo tenía ni en el Barcelona. ‘Aquí manda usted y que me critiquen a mí’, me llegó a decir, y decidí devolverle la confianza en el campo de juego”. reveló Xavi.
“‘¿Qué pensaba usted? ¿Qué el hijo de puta del viejo no lo iba a traer?, ¿eh?’, me preguntaba y yo, apichonado, le decía ‘no, no, en ningún momento pensé en algo así, míster. Y él, un Luis puro, me dijo ‘Sí, sí, sí, a mí me va a engañar. Venga para arriba y ya hablaremos’. Y hablamos ese día y mil horas más”, recordó el ex volante.
El primer gol de Xavi con la selección española fue durante la clasificación para la Eurocopa 2008 (perdieron 3-2 vs Irlanda del Norte en Belfast) y resultó ser el número mil de la historia de la Roja y además, el último partido de varios jugadores de la vieja guardia como Raúl, Michel Salgado o Cañizares. Luego perdieron ante Suecia y desde ese momento, encadenaron 35 partidos sin perder y con un primer triunfo ante Dinamarca 3-1 en Arhus con un gol luego de 27 toques y definición de Sergio Ramos. Terminaron siendo campeones de Europa con la definición de Fernando Torres en la final ante Alemania, gracias a una asistencia suya. Todo había cambiado.
“A partir de la Eurocopa de 2008 cambió la perspectiva de la prensa hacia mí porque mi rendimiento fue el mismo desde 2000″, comenta Xavi, quien describe que Paredes, el ayudante de Aragonés, “me decía Karajan y no sabía a qué iba eso. Me sonaba algo de música pero no relacionaba. Después entendí que se trataba del director de orquesta Herbert Von Karajan”. “Cuando agarra la pelota te tenés que mover porque sabés que aunque esté mirando para otro lado, te está viendo” describió su ex compañero en el Barcelona y en la selección española, David Villa. “Xavi se levanta por la mañana y está viendo por los costados si le viene alguien”, ironizó Valdés, el ex arquero también compañero suyo en ambos equipos.
De regreso al fútbol doméstico, por si le faltaba algo para cambiar absolutamente la perspectiva, también en el Barcelona soplaban vientos de cambio y al terminar el ciclo de Rikjaard como entrenador, la comisión directiva no sólo decidió reemplazarlo por un joven Guardiola sino que también Ronaldinho abandonó el plantel, quedando ahora el primer plano para Messi.
Xavi pasó a ser el segundo capitán detrás de Carles Puyol y pasó los mejores años de su carrera como director de orquesta de los azulgranas en un equipo que hizo historia, con Andrés Iniesta acompañando, y con un sistema que enamoró al planeta. Ya al finalizar ese año, terminó quinto como candidato al Balón de Oro de la FIFA sólo detrás de Cristiano Ronaldo, Messi, Fernando Torres y Kaká e ingresó en el Once Ideal.
“Lo de Guardiola fue increíble. Creo que revolucionó el fútbol. Tenía todos los detalles controlados, la estrategia, los saques desde el lateral, los movimientos ofensivos, defensivos. Era un líder y yo disfrutaba yendo a los entrenamientos. Ibas con la adrenalina de preguntarte qué va a decir hoy y siempre te sorprendía en algo”. Un centro perfecto suyo terminó en un golazo de Messi de cabeza ante Manchester United en la segunda Champions que ganaba parte de este plantel, en Roma a mediados de 2009, cuando fue elegido como mejor jugador del torneo. Y otra asistencia suya finalizó en otro bonito gol de Pedro en la otra final europea de Wembley otra vez ante los ingleses.
Pero también fueron tiempos de dura rivalidad con el Real Madrid de José Mourinho con enfrentamientos que llegaron a crecer y a crispar el ambiente de los clásicos, más allá de soberbias actuaciones como la que Xavi tuvo el 29 de noviembre de 2010, cuando su equipo se impuso a su tradicional rival por 5-0. “Fue el mejor partido de mi vida”, sostiene.
La rivalidad entre los dos planteles y sus entrenadores llegó a una situación insostenible, y allí Xavi decidió actuar junto a Puyol, tratando de hacer un puente con su amigo Casillas, el arquero del Real Madrid y compañero suyo en la selección española. “Estábamos rozando el ridículo entre unos y otros. No hay un máximo culpable. Hablamos y dijimos ‘oye, no podemos seguir de esta manera’ con Casillas. ‘Calma tú los ánimos y yo y nosotros también por aquí’ y luego, Vicente Del Bosque –entrenador de la selección española- también tuvo un papel importante porque es también una persona inteligente. Entró con pie de plomo preguntando mucho. Una persona muy cercana, futbolera, muy humana y poco a poco, con su grupo de trabajo y sin darnos cuenta, iban cambiando cosas”, desveló.
Fue ya con Del Bosque que la selección española pudo conseguir su primer título mundial en Sudáfrica en 2010 pese a haber comenzado mal, con una derrota ante Suiza. Sin embargo, el equipo seguía la misma línea que con Aragonés. Una de las intervenciones más recordadas de Xavi fue el córner que dio lugar al gol que puso al equipo en la final, cuando derrotó 1-0 a Alemania, el mismo rival de la final de dos años atrás en la Eurocopa, y con un gol de cabeza de Puyol.
“Él –por el aguerrido defensor del Barcelona- me tiró la bronca en el entretiempo porque no le tiraba centros así que le dije ‘bueno, listo. El primer córner que tenga, te lo tiro al punto penal. Él fue con todo, metió un tremendo cabezazo y nos clasificamos para la final del estadio Soccer City”. Xavi cuenta que en la definición ante Países Bajos, “fue el día que más nervioso estuve en mi carrera deportiva aunque normalmente no me pongo nervioso y no dormí ni siesta cuando suelo dormir 2-3 horas”. Tras el Mundial, Xavi integró la terna para el Balón de Oro de la FIFA junto a Messi y a Iniesta, los tres jugadores surgidos de la cantera del Barcelona, en el apogeo del mundo.
Sin embargo, tras volver a ganar la Eurocopa 2012, ya no sería lo mismo el Mundial de Brasil 2014, cuando no pudieron pasar la primera fase y Xavi fue enviado al banco de los suplentes por Del Bosque en el partido ante Chile después de la goleada que le propinara Países Bajos de 5-1. “Nada que decir porque son decisiones que hay que respetar pero me sorprendió mucho porque sentía su confianza increíble y entonces ahí sufrí. Estaba decepcionado y se lo hice saber así que le dije todo, no me guardé nada”, reconoció. “Puede ser que esa decisión alterara un poco la relación entre nosotros”, admitió Del Bosque. El 5 de agosto de 2014, poco después de finalizar ese Mundial, decidió retirarse de la selección española luego de 133 partidos entre 2000 y 2014, con 13 goles, y tres títulos, dos Eurocopas y un Mundial, con 12 goles y 24 asistencias.
También había tomado la decisión de dejar el Barcelona luego de que el club atravesara momentos complicados con una crisis institucional y el fallecimiento del entrenador Tito Vilanova, reflejada en el equipo, y una temporada sin títulos bajo la conducción de Gerardo Martino, pero la llegada de su ex compañero Luis Enrique al banco consiguió motivarlo para probar un año más, y aunque ya no fue siempre titular, siguió aportando su experiencia y su solidez en el juego para coronar su carrera con una nueva Champions League ganada en Berlín a la Juventus. En esa misma temporada, el equipo ganó la Liga y la Copa del Rey en un histórico Triplete. Sólo ocho jugadores del Barcelona lo consiguieron dos veces: Iniesta, Messi, Daniel Alves, Gerard Piqué, Pedro, Sergio Busquets y Samuel Eto’o.
En el Barcelona ganó 8 títulos de Liga, 6 Supercopas de España, 3 Copas del Rey, 4 Champions, 2 Supercopa de Europa y 2 Mundiales de Clubes. En 884 partidos convirtió110 goles, y generó 212 asistencias. En 2020 lo incluyeron en el Dream Team histórico del Balón de Oro.
Una vez que dejó el Barcelona, siguió su carrera en el Al Sadd de Qatar, donde jugó cuatro temporadas hasta que se retiró en 2019 y pasó a ser el entrenador del equipo. Sus primeros tres partidos le sirvieron para ganar la Supercopa de Qatar 2019 y clasificarse a los cuartos de final de la Champions League asiática. En el Mundial de clubes (como invitado) llegó a los cuartos de final y fue eliminado por el Monterrey 3-2 y en enero de 2020 ganó la Copa de Qatar. Como jugador llegó a ganar una Copa, una Supercopa, una Supercopa de Liga y un campeonato de Liga, mientras que como DT, conquistó una Supercopa, dos Supercopa de Liga, una Copa de la Liga, dos Copas y un Campeonato de Liga (siete títulos desde 2019).
Xavi, que conserva a su grupo de amigos desde que cursaban en el colegio, se casó en 2013 con la periodista Nuria Cunillera y tienen dos hijos, Asia (2016) y Dan (2018).
“He superado mis sueños absolutamente. Lo que he vivido ha sido brutal- sostuvo Xavi en un documental-. Yo imaginaba jugar algún día en el Barcelona y luego de mi cuenta de que estaba disfrutando de jugar una final de Eurocopa, finales de Champions. Me he sentido un privilegiado y jugando las máximas finales de un nivel profesional. Eso es increíble, es una maravilla”.
“Para mí, Xavi es el ADN Barꞔa, el prototipo de lo que tenemos que enseñar en el club”, sostuvo su ex compañero Gabri, aunque Hernández, sencillo como siempre fue, no está de acuerdo cuando escucha que le dicen que algunos sostienen que es insuperable o que costará muchos años para que en el Barcelona surja una estrella semejante. “Habrá futbolistas mejores que yo porque todo evoluciona y habrá quienes hagan más cosas de las que hice yo en un campo de juego y serán más completos, seguro”.
Ahora como director técnico del Barcelona tendrá la chance de seguir otra vez los pasos de Guardiola, así como lo reemplazaba hace dos décadas como jugador. ¿Tendrá su mismo éxito?
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