Luis Villanueva Páramo, mejor conocido como el Kid Azteca, tuvo tanto aprecio por la Ciudad de México que nació y pasó sus últimos días en el centro de la capital. El ídolo de multitudes descubrió su gusto por el boxeo de forma accidental, aunque gracias a ello pudo convertirse en campeón nacional durante más de una década. Nunca peleó por ningún campeonato mundial, pero juntó el dinero suficiente para llevar una vida sin preocupaciones. Sin embargo, las apuestas y malas inversiones terminaron con gran parte de su fortuna.
El barrio bravo de Tepito vio nacer a la leyenda el 21 de junio de 1913. Al interior del inmueble ubicado en el número 19 de la calle de Jesús Carranza, el Kid dio sus primeros pasos entre una numerosa familia de 15 hermanos. No obstante, la necesidad lo llevó a abandonar la capital del país para probar suerte, junto con su madre Luisa Páramo y uno de sus hermanos, en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Ahí fue donde tuvo su primer acercamiento con el pugilismo.
A los 15 años, recordó Villanueva al diario La Jornada, tuvo “una oportunidad del destino. Yo no sabía nada de boxeo. Un día fui a nadar con un amigo al río Bravo y de repente vimos mucha gente. Se trataba de una función de boxeo y nos acercamos para ver si entrábamos de balde, porque no traíamos lana. La cosa fue que faltaba un preliminarista y mi amigo decía que yo le entrara. Me animaron y que me subo al ring. Me anunciaron con mi nombre ‘Luis Villanueva’ de México”.
Así, sin ningún antecedente con los guantes, participó en su primera pelea de boxeo. Desde luego, su rival se llevó la victoria por decisión, aunque no todo estaba perdido para Luis. Él se embolsó una ganancia de cuatro pesos, aunque también se adjudicó el alias que lo acompañó durante sus primeros años y sentó el antecedente del apodo con que sería reconocido en el ámbito profesional, es decir, Kid Chino. El adjetivo estuvo motivado por sus rizos y los ojos rasgados.
Al término de la pelea, el interés en el nuevo deporte comenzó a florecer. Su talento llamó la atención del promotor Julio Montes, quien lo contrató en la ciudad de Laredo y le puso el mote de Kid Azteca. “Así seguí peleando. El nombre me gustaba más, tenía más categoría y sonaba más bonito”, recordó.
La época en la que se desempeñó como profesional es una de las más complejas para contar el récord oficial de pleitos que sostuvo. Sin embargo, se estima que se montó en el cuadrilátero un poco más de dos centenares de veces. Oficialmente fueron 244 peleas, de las cuales 200 fueron victorias, 105 por nocaut, 39 derrotas y 4 empates. No obstante, sus cálculos personales consideraban cerca de 300 pleitos.
Su maestría en la ejecución del gancho al hígado le dotó de fama y argumentos suficientes para extender su carrera durante tres décadas distintas. De los 25 años que se mantuvo en activo, 17 fueron como campeón nacional welter, título que ganó el 22 de octubre de 1932 a David Chato Velasco. Desde entonces, mantuvo el cetro hasta el año 1949, cuando renunció a él y se retiró por primera vez.
Su actitud bohemia era característica. Su atractivo físico, así como la fortuna que juntó como profesional, le pusieron en el camino a numerosas parejas, aunque nunca se casó. De igual forma, en su época era normal verlo al interior de los billares, jugando dominó y apostando. Actividad que, mezclada con el gusto por el alcohol, mermaron poco a poco las exorbitantes cifras que se adjudicó.
Con parte de aquel dinero inauguró un restaurante en la colonia Roma, así como el bar “Kid Azteca” en Santa María la Ribera. No obstante, su inversión fue mal destinada y llegó a confesar que “honestamente me lo chupé todo”. Fue así que, más por fuerza que por gusto, tuvo que volver a los encordados en 1950 y permaneció en activo hasta 1956.
Su historial de peleas se extendió por Estados Unidos, Cuba, Panamá y Argentina. La fama que sembró también acercaron la amistad y la convivencia con personajes como Cantinflas, Agustín Lara, María Félix, Resortes, Pedro Armendáriz, Silverio Pérez, Lorenzo Garza y Jorge Negrete, aunque también con Adolfo López Mateos y el polémico exregente Ernesto Uruchurtu.
De igual forma, filmó las películas Kid Tabado, El Gran Campeón, Guantes de Oro y En busca de un campeón. A pesar de ello, nunca pudo disputar un cetro mundial. “Me quedé esperando a la mujer y al título mundial. El box me dejó soltero”, llegó a declarar.
Luego de un ir y venir entre juegos, boxeo, apuestas, negocios fallidos y compraventa de propiedades, solamente conservó un departamento al interior de una vecindad en las calles de Honduras y Allende. Ahí, al interior de un pequeño cuarto cercano a Garibaldi, vivió sus últimos años. Finalmente falleció el 16 de marzo de 2002, a consecuencia de cirrosis hepática, insuficiencia renal, neumonía y peritonitis.
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