Pajarito Moreno: el boxeador que vivió entre lujos, actuó con Tin Tan y terminó en la pobreza y soledad

No fue necesaria la conquista del cetro mundial en el boxeo para destacar y ser blanco de jugosas ganancias por su desempeño, sin embargo, la extravagancia y el despilfarro condenaron a Ricardo Moreno a morir en la pobreza refugiado en un gimnasio

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El Pajarito llegó a hacer alarde de su opulencia con actitudes extravagantes como encender puros con billetes (Foto: Facebook/Jesús Francisco Mendez Ordaz)
El Pajarito llegó a hacer alarde de su opulencia con actitudes extravagantes como encender puros con billetes (Foto: Facebook/Jesús Francisco Mendez Ordaz)

En medio de la conformación de la clase media en México durante el siglo pasado, el deporte representaba una de las formas más viables de acceder a la opulencia. Boxeadores, como Ricardo Pajarito Moreno, lograron volverse ricos sin siquiera conquistar un título mundial. Sin embargo, los excesos, vicios y las desilusiones provocaron que sus ganancias se esfumaran al grado de dejarlo sin nada. Fue así que pasó los últimos años de su vida en un cuarto al interior de un gimnasio en Durango.

Páginas y relatos se han ido en describir sus mejores años. El Cadillac con rines de oro que manejaba, así como la vivienda en el Pedregal que compró para su madre son algunos de los lujos que adornaron su prolífica carrera profesional. Sin embargo, no siempre fue así, la historia del Barretero de Chalchihuites comenzó en febrero de 1937, en Zacatecas, donde se forjó en el oficio del campo y la minería para ganarse los primeros años de su vida.

En los albores de la década de los 50 Lupe Sánchez, quien fue su primer mánager, descubrió su innegable talento y vocación por el pugilismo. Con ese impulso, se encargó de dirigirlo hasta convertirlo en uno de los grandes referentes del Siglo XX. No demoró mucho en brillar como exponente de peso pluma y se colgó la fajilla de campeón nacional, máximo título que presumió en su trayectoria deportiva.

Su máximo logro fue llegar a ser campeón nacional (Foto: Facebook/El Ultimo Raund)
Su máximo logro fue llegar a ser campeón nacional (Foto: Facebook/El Ultimo Raund)

Su poder para noquear a los rivales le construyó un récord en el que predominaron los resultados favorables. Con ello, así como la fama que se había creado, tuvo el honor de ser el primer boxeador en salir airoso de la Arena México. El 28 de abril de 1956, un día después de su inauguración, se levantó en hombros dentro del Coliseo de la colonia Doctores al fulminar a su rival cubano Óscar Suárez, en un pleito que fue apadrinado por Cantinflas.

La bonanza económica llegó como cascada después de ello. Su amigo cercano, Julio Coria, calculó que llegó a ganar alrededor de MXN 8 millones en la época. Fue así que compró una casa para su madre en la exclusiva zona del Pedregal, en la Ciudad de México, en MXN 600 mil, aunque la malbarató cuando la vendió al actor Manuel Capetillo en MXN 400 mil. La pérdida no le importó, pues su fortuna era incomparable.

La fama en el ámbito deportivo trascendió al artístico e incursionó en el cine mexicano junto a afamados comediantes. Adalberto Martínez Resortes lo hizo partícipe de la cinta Policías y Ladrones, así como Viruta y Capulina lo invitaron a actuar en La sombra del otro. Por cada filme se embolsó MXN 20 mil. Gracias a ello, también convivió con actrices de la talla de Ana Bertha Lepe, Mona Bell, Christian Martell, Kitty de Hoyos y Tere Velázquez.

Anillos y trajes de casimir lo engalanaban como Pachuco en sus mejores años (Foto: Facebook/Vany)
Anillos y trajes de casimir lo engalanaban como Pachuco en sus mejores años (Foto: Facebook/Vany)

En Acapulco escribió más historias de despilfarro. Adquirió un restaurante llamado La Flor de Acapulco, donde se lucía prendiendo sus puros con billetes de cien pesos. En las cantinas era apreciado por pagar las costosas cuentas y hasta tenía una lancha en la que organizaba fiestas en la bahía guerrerense.

Su convivencia con Germán Valdés fue determinante. De Tin Tan rescató el gusto por el bien vestir, pues a diario lucía un traje de casimir inglés diferente para no repetir atuendo. Anillos, diamantes y cinturones lo engalanaban como Pachuco, pero lo alejaron del mérito deportivo. El gusto por gastar se trasladó a las apuestas en peleas de gallos, el Hipódromo de las Américas, donde llegó a comprar dos caballos de carreras, y un sinfín de lugares que mermaron su fortuna.

“Hay muchas anécdotas que vivimos juntos. Lo que más recuerdo es que siempre le dije ‘cuida tu dinero’, ‘no te dejes engañar’, pero a veces a los ídolos los ciega el éxito y, es triste decirlo, pero se acaban a sí mismo”, recordó su amigo Coria al diario La Jornada.

Su fama lo llevó a participar en un par de cintas cinematográficas (Foto: Twitter/@cronicabanqueta)
Su fama lo llevó a participar en un par de cintas cinematográficas (Foto: Twitter/@cronicabanqueta)

En medio de la parranda, en abril de 1958, se le presentó la oportunidad de competir por el campeonato mundial de peso pluma ante el monarca nigeriano Hogan Kid Bassey. Fue un fracaso rotundo, al caer por el nocaut en el tercer asalto decepcionó a los 20 mil mexicanos que se dieron cita en Los Ángeles, California, pero él aseguró la ganancia de USD 40 mil. Con la aparente certeza económica e invadido por la derrota, comenzó a refugiarse en las cantinas.

Así, en una noche de copas al interior de un cabaret, el Pajarito fue partícipe de una trifulca contra algunos sujetos. En el acto que derivó en un asalto, perdió un costoso anillo de diamantes, aunque días después la Comisión de Boxeo también le retiró la licencia para entablar pleitos. Ahí dio un paso más hacia su declive.

Con la cancelación de su única alternativa para ganar dinero, llegó a declarar al escritor Luis Spota que tenía “necesidad de ganar algunos centavos para mantener a mi familia, a mi jefecita, a mi esposa, a mis hijos. Si me dan permiso les prometo, ora´sí que me voy a portar bien. Voy a caminar derecho. Ustedes me pueden vigilar (...) por favor déjenme pelear para vivir”.

Murió a los 71 años lejos de los reflectores y la opulencia (Foto: Twitter/@Hammer68HD)
Murió a los 71 años lejos de los reflectores y la opulencia (Foto: Twitter/@Hammer68HD)

Después de un tiempo su esposa le solicitó el divorcio y significó otro duro golpe. En primera instancia, el poco dinero se le fue en obras de caridad y préstamos, aunque después lo despilfarró en alcohol y drogas. Como resultado, pasó más de un año internado en el hospital Campestre en la carretera rumbo a Puebla, pues algunas personas cercanas aseguraron que se había vuelto loco. En ese lugar, aseguró que personalidades como Capulina le debían dinero, lo cual fue avalado por su amigo cercano.

Al salir, decidió volver a Chalchihuites. Permaneció lejos de los reflectores durante casi tres décadas, hasta que se supo que vivía en habitaciones improvisadas en baños públicos y gimnasios de Zacatecas. Finalmente, el destino lo lanzó a la ciudad de Durango, donde pasó sus últimos años en el gimnasio conocido como El Refugio. Lejos de la fama y la opulencia de la que llegó a alardear, el Pajarito murió en la pobreza y soledad el 24 de junio de 2008, a los 71 años.

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