No es una tarea sencilla que tiene Mauricio Pochettino en el Paris Saint Germian, donde la superpoblación de estrellas en el vestuario hace que la construcción de un modelo de juego lleve su tiempo. Al DT argentino le ha tocado el desafío mayúsculo de combinar a los mejores jugadores del mundo, sobre todo el ofensiva, donde tiene a Lionel Messi, Neymar y Kylian Mbappé como figuras.
Son tres futbolistas de clase mundial, estrellas máximas de su deporte, por lo que Pochettino debe encontrar los matices tácticos que saquen el mayor potencial de cada uno y les permitan brillar en conjunto. Messi, Neymar o Mbappé podrían ganar el Balón de Oro y el estratega rosarino ya manifestó cuál es su preferido.
“Tuve problemas por decir que Messi debía ganarlo. Después, Neymar y Mbappé me dijeron que por qué ellos no. En cualquier caso, estaría bien que cualquier jugador del PSG lo ganara, pero Leo lo merece”, dijo Pochettino a tono de broma ante el micrófono de Deportes Cuatro.
Su declaración se dio una vez finalizado el electrizante partido entre el Paris Saint Germain y el Olympique Marsella, un encuentro que no tuvo goles pero en el que se jugó en gran nivel por ambos equipos. Aunque en la prensa francesa considera que Mauricio Pochettino es “demasiado positivo en su comunicación”.
Los últimos cuatro partidos del PSG en todas las competiciones (Rennes, Angers, RB Leipzig y Marsella) han expuesto varias dificultades en el funcionamiento y desde el periódico Le Parisien insisten que el equipo “confía en sus individualidades”, que lógicamente no pueden estar constantemente al rescate. “Kylian Mbappé no puede marcar todo el tiempo y tampoco Leo Messi. Neymar es solo una sombra de sí mismo”, analizó el citado medio.
Según este rotativo francés, puede que Pochettino evite hacer grandes observación públicamente para “no herir el ego de los cracks” y apunta que esto ya le ha sucedido a otros entrenadores, como Unai Emery o Thomas Tuchel. El espectáculo sigue siendo importante para los dueños qataríes del PSG y el DT argentino deberá ajustar los engranajes de su equipo para encarrilar una temporada con buenos resultados pero sin grandes rendimientos.
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