Los pilotos profesionales son atletas y su preparación física crece a medida que van escalando en categorías. Los corredores de Fórmula 1 son deportistas de alto rendimiento y su resistencia durante la competencia suele exponerse a una máxima exigencia por el desgaste, pero también por el calor ya que la mayoría de las competencias suelen disputarse bajo altas temperaturas como el verano europeo. En sus 71 años de historia la Máxima fue desarrollando la hidratación para los corredores, desde métodos precarios hasta sistemas con la máxima tecnología, que puede fallar, como le ocurrió a Sergio Pérez el domingo en el Gran Premio de los Estados Unidos.
Desde el inicio de la carrera en el Circuito de las Américas que falló el mecanismo para que el mexicano pueda hidratarse en su Red Bull BR16B. Esto, sumado a una descompostura que el nacido en Guadalajara sufrió antes de la competencia, hicieron que Checo viviera una pesadilla en la carrera norteamericana, que no le impidió completar el podio en una notable faena.
“Fue una carrera durísima en la parte física, durante la mañana me llegó una diarrea muy fuerte. No me sentía bien esta mañana y a partir de la vuelta 1 se dañó el sistema de agua. En la vuelta veinte estaba agotado. Estaba perdiendo fuerza en las piernas, en la frenada, en las manos. Quedar en el podio así fue un gran resultado. Me hubiese gustado meterle más presión a Lewis (Hamilton) pero no tenía fuerzas”, aseguró el azteca de 31 años.
La carrera fue ganada por Max Verstappen, el compañero de Pérez, quien sacó más diferencia en la punta del campeonato sobre su escolta en la carrera texana y que también ocupa esa posición en el torneo, Hamilton, baluarte de Mercedes y que busca su octavo título en la categoría reina.
“Estaba en modo de supervivencia. Si hubiera tenido alguna complicación no habría sido capaz de controlar el auto. La carrera más larga de mi vida. La energía de la gente y mi familia me hicieron seguir, quería que me vieran en el podio”, agregó Checo, que se llevó los aplausos de sus compatriotas que desde 2012, cuando la F1 empezó a correr en Austin, lo apoyan en este circuito.
El líquido es un tema prioritario para algunos pilotos, incluso, el excampeón mundial, Kimi Räikkönen, vivió dos carreras en la presente temporada con Alfa Romeo sin poder tomar agua, lo que provocó su molestia al mencionar en radio.
“De nuevo la p… manguera de bebida se soltó en la vuelta de presentación y se quedó atrás en mi espalda la carrera entera este maldito filtro. Yo no sé cómo es tan difícil conectar eso correctamente”, dijo Iceman, que se retira a fin de año.
Se calcula que entre el calentamiento del auto y el encierro dentro del cockpit (donde va el piloto), más la sudoración derivada de las continuas maniobras el volante, en esa extenuante rutina de aceleración y freno, un piloto pierde unos tres kilos en cada carrera. Sería casi imposible para un conductor soportar esa exigencia sin ingerir agua, por eso es que cada monoplaza tiene un sistema de hidratación interno que no se aprecia en cámaras.
Condiciones climáticas como las de este domingo en Austin, Texas, donde imperó una temperatura promedio de 30 grados centígrados en el exterior, provocaron que el rendimiento de los pilotos se vea altamente comprometido, ya que, una vez dentro de los monoplaza, por el encierro y el propio calentamiento del vehículo, llegan a experimentar temperaturas de hasta 50 grados.
De los baldes de agua a la tecnología
Entre los años 1950-1960, no existían tales regímenes sobre el factor humano. En un Gran Premio donde el tiempo de vuelta rondaba los tres minutos un piloto no sufría tales demandas. Posiblemente por no estar expuestos a altas temperaturas, porque los pilotos iba con casi medio cuerpo fuera del auto. Tampoco había tales exigencias físicas para cada sector.
Algunos videos antiguos demuestran cómo los pilotos se hidrataban con baldes de agua que les tiraban los mecánicos u otros integrantes de los equipos. Una de las imágenes más conocidas son las del Gran Premio de la República Argentina de 1960 donde en la horquilla (curva) previa al ingreso a la recta principal, los pilotos redujeron su marcha y fueron refrescados.
Por entonces y como ocurrió luego en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez hasta 1980, las fechas internacionales fueron en enero, en pleno verano sudamericano. Por eso el calor sofocante complicó a los pilotos y ni Juan Manuel Fangio pudo escapar a ello y en 1955 sufrió quemaduras de segundo grado en una de sus piernas, pero igual ganó con el Mercedes.
Los sistemas de hidratación fueron desarrollándose a lo largo de la historia y a fines de los años setenta y comienzos de los ochenta cada auto empezó a ser dotado de un sistema de rehidratación con una botella de fluidos más una bomba de suministro, conectando el líquido al casco y mediante un botón los pilotos fueron accionando en cada momento que quisieron beber.
Hubo otros casos emblemáticos donde falló el sistema de hidratación como el de Nelson Piquet en la última carrera de 1981 en Las Vegas, cuando le ganó el título a Carlos Alberto Reutemann. El brasileño cruzó la meta, casi se desmayó cuando detuvo su Brabham y tuvo que ser sacado en brazos.
Otro fue el de Fernando Alonso en el Gran Premio de Malasia de 2005, cuando apenas pudo celebrar la victoria en el podio debido a la deshidratación. Ese año el español logró su primer campeonato en la Máxima, ambos con Renault. Cabe recordar que en Sepang era habitual la alta humedad algo que se da también en Singapur, escenario ausente este año y el anterior por la pandemia de COVID-19 y que volverá en 2022.
La hidratación actual.
¿Qué beben los pilotos? Es un líquido rehidratante, el cual consiste en una solución isotónica con gran cantidad de glucosa, rica en vitaminas y minerales. Es colocado en un recipiente de 1,5 litros.
¿Dónde va? Se ubica dentro de la trompa del monoplaza. Esa parte va unida con el alerón delantero y se monta a la par del eje de los neumáticos delanteros y va pegado a la cabina donde va el piloto, que durante la carrera supera los 300 km/h en la conducción del auto.
¿Cómo funciona? Se conecta mediante una manguera a través del cockpit y va directo al casco. Ahí es donde cada conductor decide si quiere beber agua y en qué punto de la carrera.
Para activar este sistema de hidratación, es necesario que cada piloto de la orden mediante un botón determinado en su volante, por lo que la falla a la que acusó Checo Pérez durante el Gran Premio de Estados Unidos se pudo ocasionar en cualquiera de estos tres niveles, lo que le impidió al azteca poder contar con esa vital ayuda para su organismo en la competencia.
Si bien los autos de F1 son monoplazas abiertos, los coches no pueden llevar unidades de aire acondicionado. Sin embargo en algunas unidades han sido integrados ductos de entradas de aire. Entre ellos el conducto S, buscando disminuir las temperaturas del habitáculo. El mismo equipo Red Bull Racing lo trabajó con el RB8 de 2012, donde la ventila de acceso del mismo conducto, suministraba aire a los contornos del cockpit.
Más allá de sus complicaciones con la hidratación y su descompostura, esto no le impidió al Checo cumplir con una gran labor y poder terminar tercero. Fue un merecido premio para Pérez luego de “sobrevivir” como él dijo a una carrera que será inolvidable para él y que lo motivó de la mejor forma para la carrera ante su gente el 7 de noviembre en el Autódromo Hermanos Rodríguez, que será la próxima fecha de la Máxima.
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