Christian Martinoli tiene un largo tiempo dentro del gusto de la afición mexicana. Su estilo le ha merecido un sinfín de elogios pero también ha tenido que convivir con diversos conflictos. Las críticas que realiza a los jugadores no siempre caen bien. Pero eso lo supo desde que comenzó su carrera en los medios de comunicación. Desde ese momento, en sus primeros pasos, entendió que tenía que tomar distancia si quería trascender en la crónica deportiva.
En sus años como jugador de las reservas del Toluca, Martinoli se dio cuenta de que no estaba hecho para el profesionalismo. Sin embargo, decidió seguir ligado al futbol a través del periodismo. Antes de llegar a la televisión, ya había instalado el germen del estilo que años más tarde lo llevó a la fama.
De acuerdo con lo que contó en el programa Historias Engarzadas, su primer trabajo se dio en un periódico en la ciudad de Toluca. Ya en ese momento tenía claro cuál era su ruta a seguir. “Cuando dejé de jugar futbol, a la siguiente semana fui a pedir chance al Sol de Toluca. Sabía que no me iban a pagar a nada, pero fui a pedir la oportunidad”, recordó Martinoli.
Una de sus asignaciones principales ya como reportero fue cubrir al equipo donde él jugaba; por lo tanto, se vio obligado a plasmar el rendimiento de sus ex compañeros. “Empecé a reportear al equipo donde yo estaba. De una semana a la otra yo pasé de ser un jugador de shorts a entrevistar a los chavos con los que yo jugaba. Ahí me di cuenta de que yo no podía ser amigo de los futbolistas”, relató.
Su primera crítica tuvo un efecto adverso en uno de sus ex compañeros. “El día que yo voy a reportear el primer partido, el equipo de reservas del Toluca pierde 1-0. El portero comete un error. Me publican tres renglones en el periódico al siguiente día diciendo: ‘bueno, el Toluca perdió tal tal, el portero se comió el gol. Así quedan los grupos’. Voy al siguiente día al entrenamiento y ahí me viene a encarar el portero”.
Aquella ocasión, Martinoli conoció de primera mano la realidad del periodismo y los cuestionamientos. Ante las quejas del portero, el joven reportero no se achicó. “Me dice: ‘¿No éramos amigos? ¡Cómo me mataste!’. (Le respondí) ¿Cómo quedó el partido? ¿Quién cometió el error? ¿Entonces no quieres que yo lo comente? Ahí me di color (sic) de que yo nunca podía ser amigo de los futbolistas”. En ese sentido, el narrador es implacable. “No, no me interesa. Y tampoco creo que les interese yo a ellos”.
“Hay mucha gente a la que le encanta ser amigo de los futbolistas. Yo crecí con un futbolista, no tengo ganas de ser amigo de un futbolista”, ha mencionado Martinoli sobre su forma de ser
Luis García, su inseparable dupla en la televisión, da fe de esa personalidad que Martinoli ha forjado a lo largo de los años. “No le gusta. No está en su naturaleza. Tiene un estilo irreverente en el que a veces talla a algunos jugadores. Desde que yo lo conozco es así”, mencionó el Doctor en el mismo programa.
Con el paso del tiempo, Martinoli fue escalando posiciones en el periodismo deportivo. Pasó por la radio y sus cualidades llamaron la atención de TV Azteca, empresa en la que se integró al equipo de deportes. En sus primeros años apareció de manera regular en el histórico programa Los Protagonistas, en el que compartió mesa con distinguidos periodistas y analistas. Hoy en día es el rostro de las narraciones de la Selección Mexicana.
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