A punto de jubilarse, el británico Jon Smith, considerado un súper agente de futbolistas y el principal factótum para cambiarle la cara a la Premier League a principios de los noventa, llegó a representar a Diego Maradona antes de Guillermo Coppola, y es un libro abierto de anécdotas, como haber tenido un zoológico en su casa, cerrar negocios con armas apuntándole, o haber estado a punto de ser secuestrado en Ucrania.
Smith cuenta que a sus 29 años y ya muy rico por sus primeros años como agente –fue un pionero en esa actividad- y por una discográfica que tuvo, enviudó de su primera esposa, Janine, y entonces estuvo refugiado dos años en el alcohol. “Decidí irme entonces a Los Ángeles –comentó en una conferencia que dio a estudiantes en la universidad- cuando tuve un golpe de suerte con una segunda llamada telefónica de un amigo, que me comentó que mi ídolo de pequeño, el ex extremo derecho del Arsenal Allan Skerton, ahora retirado, entregaba leche en las afueras del viejo estadio de Highbury y no acepté esa situación, me rebelé ante ella y regresé a Londres. Me hice amigo del ex futbolista Paul Mariner y juntos armamos una campaña de marketing para cambiar el fútbol inglés”.
Por esos tiempos, un día lo llamó su amigo Osvaldo Ardiles para reclamarle por unos contratos, lo citó a su casa y justo se encontraba allí cuando el ex campeón mundial en 1978 recibió una llamada de Diego Maradona, que le solicitaba consejo para encontrar un representante ante sus desavenencias con Jorge Cyszterpiller mientras ya era jugador del Nápoli y había ganado la Copa del Mundo en México. “Era raro ser el agente de quien había hecho daño a los ingleses con aquel gol de la Mano de Dios”, confesó.
“En Nápoles, que es una ciudad religiosa, había grandes carteles de Jesús en los edificios, y al lado estaba Diego. Su llegada supuso un gran estímulo para el fútbol italiano. Es como cuando (Alessandro) Del Piero fue a la liga australiana, el aumento de la audiencia fue enorme y sin mucha promoción. Para mí tiene que ver con la presencia de grandes estrellas”, afirmó.
“Maradona –rememoró Smith- era una persona encantadora. En una habitación llena de gente tenía la habilidad de mirarte y hacerte sentir que eras la única persona en el mundo. Tenía unos ojos grandes y una personalidad arrolladora. Medía sólo 1,60 metro, pero entraba a un lugar con cien personas y todos giraban aunque no supieran quién era. Creo que cuando nació, Dios estaba de buen humor y le dio algo especial. Tenía ese aura especial.”.
“Nos pasaron cosas graciosas. El tenía un permiso especial que le conseguí para saltarse los semáforos de la ciudad. Una locura. Tenía una colección de Ferraris –algunos estaban pisoteados como si alguien se hubiese parado encima- y cuando salíamos, me decía ‘tranquilo, yo puedo pasar’. Mi única preocupación era él, que por desgracia acabó cumpliéndose, porque había demasiada gente a su alrededor. Sólo había un buen tipo, Néstor Gorosito. Solía sentarme con él en la casa de Diego. Yo le preguntaba qué hacía toda esa gente allí. Obviamente, a Diego le gustaba toda esa compañía”, recordó.
Smith admitió que podía ejercer una influencia limitada sobre Maradona por la distancia entre Londres y Nápoles. “Era la época de las fiestas nocturnas, la cocaína y las mujeres, fuera del fútbol. Tenía gente interesante a su alrededor, por así decirlo. Le conseguíamos tratos financieros como el de Coca Cola, pero había muchas otras influencias. Había mucha gente dispuesta a encontrarse con él. Una vez estuvo en Londres, cenamos con Gary Lineker y algunas otras personas y se llevaron bien. Él era encantador aunque también había una cuota de angustia”.
“La gente dice que era un genio con defectos –dijo cuando se enteró de su muerte-. Bueno, he conocido a varios genios y todos tienen defectos. (Elvis) Presley se metió en las drogas. Diego llegó a ese punto en el que su físico había alcanzado su máximo rendimiento y se echó a perder. Había demasiadas tentaciones, pero por todos los rincones oscuros él brilló con luz propia. Diego nunca perdió aquello de ser el joven encantador de los barrios de Buenos Aires. Era demasiado amable, en cierto modo, y nunca pudo decir que no. Luego estaba el Maradona que era la antítesis de eso. Era el artista, el showman, el hombre de la fiesta. Era todo lo que el pequeño Diego no era”.
El final fue abrupto: “Los responsables en Nápoles me agradecieron mi trabajo fantástico y me dijeron que mis servicios ya no eran necesarios”.
Su experiencia de su tiempo en los Estados Unidos fue fundamental para que fuera convocado para cambiarle la cara a la Premier League inglesa. “El fútbol inglés era un producto de calidad para ver pero técnicamente deficiente en comparación con España, Francia o Italia, así que gente como yo comenzamos a pensar que gracias a “Sky TV” o a Ruppert Murdoch, ahora teníamos el dinero para comprar el mejor talento. “Sky” me pidió que lo diseñara porque yo traído a la NFL, la NBA, la MLB, la NHL y tratar de hacerlo divertido, algo que ya habíamos conseguido con la selección inglesa, así que abrimos el acceso a todos los medios, no les cobramos por nada pero hacíamos muchas fotos para los patrocinadores, fotos divertidas, espontáneas. Hicimos que Peter Shilton saltara en una piscina con una camiseta de Coca Cola. Todo eso encajó bien con Murdoch y fueron los primeros pasos”, contó en una entrevista con “La Media Inglesa”.
“Inventamos slogans como “Its a new whole ball game” – Es un juego completamente nuevo-, le pusimos buena música. Hasta ese momento había 3-4 cámaras en los partidos y “Sky TV” metió 17 (ahora son 37 ó 38) Fue una revolución. Podías ver lo que pasaba en el banco de suplentes, se podía ver una falta desde atrás, el botín en cámara lenta. Era un deporte totalmente diferente. Creo que convertimos al fútbol en un entretenimiento con un par de movimientos inteligentes que hicimos. Convencimos a Richard Park, director de programas de Capital Radio, la principal radio de Londres y la más potente, para que llevara el fútbol de la AM a la FM y eso llevó a una nueva audiencia y más entretenimiento. Empezamos a crecer porque ya éramos una diversión para la familia.”, detalló.
“Les pedimos que quitaran las “zonas de familia” de los estadios porque el mensaje era “Esta es una zona para familias en las que podés estar seguro, tomarte un té, pero el resto es escoria”. Y era verdad porque había muchas cosas malas en el fútbol inglés y murió mucha gente en los estadios por ir a ver un partido de fútbol. No puede haber nada peor. La Copa del Mundo de 1990 fue el catalizador porque la selección anduvo bien, la gente se encariñó con Paul Gascoigne y la aventura de Italia fue un alivio emocional para el aficionado inglés. Los diarios sacaban grandes títulos, fotos contundentes. Fue el momento perfecto. Pusimos chicas que bailaban, fuegos artificiales. Después fuimos sacando todo eso porque el fútbol hablaba por sí mismo cuando trajimos el talento desde el exterior”.
Smith agregó otro elemento fundamental para el cambio en la Premier League: “De chico yo era un amante del fútbol brasileño pero sólo se los podía ver por la TV o cuando venían a Wembley, y ahora teníamos a los cracks aquí mismo. Me gustaría llevarme todo el mérito de la PL pero sólo repliqué lo que se estaba haciendo con el deporte en los Estados Unidos. En esa época vendí mi discográfica, vivía en Los Ángeles e iba a ver a los LA Raiders, tipos con un parche en el ojo que se suponía que eran los tipos malos. Pero eran los tipos malos y felices que nunca he conocido. Era entretenimiento. Y pensaba “si pudiéramos tomar esto y llevarlo al fútbol nuestro…”.
Smith cuenta una particularidad de cómo tuvo que arreglarse al principio. “La FA –Federación Inglesa- no me ayudó mucho. Tenían un solo patrocinador, “Umbro”, que tenía todo y no se podía hacer nada sin ellos y yo llegué con “Coca Cola”, “Mars” y otros, y traté de encontrar el hueco. “Umbro” tenía casi todo, y yo una muy pequeña parte así que hicimos cosas locas, como poner vallados de “Coca Cola” alrededor del estadio sólo en amistosos y le pedía a los equipos que fueran a donde estaban las vallas para celebrar junto a ellas para que se vieran por la TV. A “Coca Cola” le pareció bien pero se quejó de que tapaban los carteles así que les pedimos que se arrojaran al césped al abrazarse en los goles. Tuvimos que poner césped ahí porque Wembley tenía una pista de atletismo, para que no se hicieran daño. Por suerte los jugadores nos ayudaron y recordaban ir para ese lado en los goles. Luego, con “Nike” inventamos eso de que los jugadores estrella estuvieran varios segundos atándose los cordones para los primeros planos de la TV”.
El agente recordó cuál fue su operación más difícil, y que derivó en uno de los hechos más desopilantes. “Tenía un buen jugador serbio. Fue cuando Serbia no estaba en la UE e hicimos de todo para que le dieran el permiso de trabajo pero no reunía los requisitos. No había jugado suficientes partidos con su país para ser considerado como un caso excepcional. Todo estaba mal. Estuvimos sentados varios días en mi oficina pensando qué hacer. Un día vino a comer y yo le dije en broma ‘simplemente te tenés que casar con una hermosa chica inglesa’. En un momento entró una chica que trabajaba con uno de nuestros promotores y él se quedó mirándola y me dijo ‘esta es la chica con la que me voy a casar’ y yo le dije ‘esperá, porque esto no es un juzgado. No estamos autorizados para casar a la gente’, pero me dijo ‘es preciosa’. Diez minutos después de hablar con ella consiguió su número de teléfono. Me llamó cuatro días después y me dijo ‘muchas gracias, nos vamos a casar’. No lo podía creer. Le pregunté cuándo era la boda y me dijo ‘mañana, estás invitado’. Fuimos todos al juzgado y llamé al propietario del club –que en ese momento estaba en la Premier League- para contarle la historia y me dijo “esta vez te has ganado tu comisión, jaja”.
Otra situación complicada fue la contratación del ruso Andrei Arshavin para el Arsenal desde el Zenit de San Petersburgo. “Allí hubo una enorme presión de Vladimir Putin para que se pagara el doble de lo previsto, porque se trataba de su equipo favorito. Ni los 7 millones que ofrecía el Arsenal ni la intervención del entrenador Arsene Wenger lograron que el club ruso cambiara su opinión, según cuenta Smith en su autobiografía editada en 2020 llamada “The Deal” (El Arreglo), escrita con James Olley. Relata allí que entonces fue clave en la operación Alisher Usmánov. Magnate ruso y dueño del 30 por ciento de las acciones del Arsenal, que utilizó sus contactos a espaldas de los londinenses para poder cerrar el trato. Arshavin nunca ocultó desde entonces su simpatía por Putin y lo apoyó en las elecciones”.
Acerca de la contratación de Arshavin, hubo otro hecho insólito. “Nosotros cerramos el acuerdo cuando quedaban cuatro segundos de plazo. El problema de aquella época era que necesitabas intercambiar algún tipo de documento. En cambio ahora hay un sistema de intercambio en el que si los papeles de las dos partes coinciden, es suficiente. Aquello era en 2009, no pasó tanto tiempo. Se necesitaba que los faxes conectaran entre sí y ese día, la máquina rusa no funcionaba. Al final lo pudimos hacer gracias a una palabra, “aceptado” que llegó desde Rusia con un email y las autoridades luego pudieron ver todos los papeles restantes y aprobaron el acuerdo”.
Smith tiene una mirada algo indulgente del mundo de los agentes y suele salir en defensa de algunos de los más poderosos, como es el caso de Mino Raiola (representante de Paul Pogba y Zlatan Ibrahimovic, entre otros). “Él lleva mucho tiempo trabajando con sus clientes y ha hecho una excelente labor ocupándose de ellos y de su estilo de vida. En mi compañía tenemos 400 jugadores y entre 30 y 40 asesores personales a su servicio. Un problema que tenemos aquí es que importamos talentos de 18 a 20 años que hablan otro idioma, provienen de otra cultura y simplemente, les dan un cheque de bienvenida, les ayudan a comprar la casa y les dicen “nos vemos mañana en el entrenamiento” así que el agente debe ser bueno para gestionar los estados de ánimo del jugador, que muchas veces está solo sin su familia por un tiempo y hay que gestionarla a veces cuando se encuentra a 5000 kilómetros de distancia o más”.
Smith relata que le han pedido “muchas cosas absurdas, estúpidas. Hubo un jugador que venía de Alemania. Era un acuerdo que llevábamos cerrando desde hacía seis meses. Lo llamamos la mañana que tenía que viajar desde Hamburgo, nos dijo que iba a tomar el ferry. En otro tiempo se lo habríamos gestionado pero ahora que todos andan en jets privados. Dijo que iba a viajar por mar por su perro. Le dijimos que no podía venir con su perro, que lo iban a poner en cuarentena en la frontera por seis meses por venir desde el exterior. ‘Pues si no viene conmigo, yo no voy’, nos dijo. Entonces nos pusimos a pensar cómo traer el perro. Hicimos de todo y hablamos con todo el mundo, incluso con la protectora de animales. No hubo caso. Seis meses trabajando y no se hizo, y sacamos cero libras”.
Otra situación insólita le ocurrió en Ucrania, aunque, aclara, no llegó a ocurrirle lo del agente de Wayne Rooney, Paul Stretford, “quien llegó a enfrentarse a dos luchadores y a un boxeador en una habitación de un hotel y fue muy valiente. No mucha gente se habría quedado ahí”. Smith se considera afortunado “porque no pasé por eso” pero sí recuerda que “estuve involucrado en algunos arreglos extraños en Europa del Este. De hecho, en el primer capítulo de mi libro hablo de un grupo de personas en Ucrania que posteriormente descubrimos, aunque no estábamos seguros de que fueran exactamente ellos, de que asesinaron a un agente de fútbol. Estábamos tratando de cerrar un acuerdo para que un grupo ucraniano comprara un club de fútbol inglés y sentimos en un determinado momento que estábamos cerca de ser secuestrados”.
El súper agente suministra en su libro varios tips para entender cómo funciona el sistema de fichajes, especialmente en Europa. “El mercado de invierno es para pequeños ajustes pero para el verano, algunos acuerdos empiezan a prepararse en noviembre y otros en marzo, abril y mayo. Pero a veces estás en la segunda semana de agosto, con la temporada empezada y aquel lateral derecho que te parecía maravilloso el año pasado, ahora es malísimo, así que hay quienes entran en pánico y piensan en un nuevo lateral derecho, pero por él hay interés de otros dos o tres clubes porque es bueno, claro, así que pasan a la segunda o tercera opción y ahí comienza la pelea”.
También Smith defiende la entrada de ciertos magnates en la Premier League inglesa. “Creo que Román Abramovich invirtió mucho dinero en el deporte británico y aportó una mentalidad a veces demasiado decidida para lograr el éxito inmediato. No tengo críticas para hacerle. Sé que algunas personas se quejan por la entrada de oligarcas en el fútbol inglés pero la mitad del oeste de Londres es de gente rica llegada del extranjero. Yo estoy encantado de que haya comprado el Chelsea y está rodeado de gente muy profesional, atrajo inversiones y asentó al club con una marca icónica y me gusta que nadie sepa quién es y cuáles son sus motivaciones porque siempre evita los medios y aún así generó que la gente se interese por los dueños de su equipo, cosa que antes no pasaba. Te podían interesar los jugadores, cierto aspecto del club, los fans, pero ahora también interesan los dueños. Cuando llevé como DT a Henry Redknapp al Tottenham, Dany Levy –el accionista principal- quería darnos 50.000 libras menos de comisión. Después de mucho tiempo cedió pero dijo “quiero que compren un palco en “White Hart Lane” porque están aquí y el DT es su cliente. Acepté. Mi hermano, que es hincha del Arsenal como yo, preguntó si era necesario y dije que sí. Cuando miré el precio, eran 48000 libras así que de mi comisión quedaron 2000. A veces hay que dejar algo para la parte contraria”.
“Yo soy un fan de Wenger –aclara-. Desde que entró en el Arsenal, el club tomó otro cariz. Yo estaba trabajando al mismo tiempo con (Ruud) Gullit, al que llevé al Chelsea antes de que se hiciera DT, pero el del francés era un enfoque totalmente nuevo. Hablaba con él de temas como nutrición, la vida después de la muerte, Dios, política, religión pero siempre acababa volviendo al fútbol porque lo adora. Es una persona sumamente inteligente. En el vestuario se hablaba de 7 a 8 idiomas y él los hablaba todos”.
El agente se mete también con lo que le ocurre al Manchester United. “Su problema es que perdió al mismo tiempo al piloto y al navegador. Además de Alex Ferguson perdieron a David Gill –ex directo ejecutivo- y es muy difícil superar eso. Perdió también su gestión financiera. Es normal que el vehículo pierda un poco el control, eso es algo natural. Ferguson fue único. Estaba muy centrado pese a que no era el mejor conocedor de táctica del mundo. Cuando le vendimos a Gary Pallister hace muchos años me dijo ‘es alto, y es rápido para ser tan grande, va bien de cabeza. Vamos a trabajar con él, a hacerle fuerte’ y fue titular por muchos años. Pero él repetía ‘no puedo creer que esté pagando 2,3 millones de libras por un central’ y luego pagó 29 millones por Rio Ferdinand, jaja. Tenía la habilidad de abrazar a un jugador, consolarlo pero al mismo tiempo, intimidarlo. Era único en eso, aunque Wenger lo hacía de alguna manera, con encanto. En cambio Alex lo hacía con una determinación de acero. No creo que aparezca nada igual porque el fútbol cambió. Fue un tesoro para Reino Unido”.
Por si faltara poco, Smith también tuvo relación con la implementación de la Ley Bosman, que cambió el fútbol moderno desde 1995. “Creo que eso tenía que cambiar porque no podía ser que un jugador tuviera un contrato con un club y al final del contrato, el club siguiera siendo el propietario de su pase. Era un problema evidente que Bosman lo desafió y ganó. Sé que Jean Marc luego tuvo problemas en su vida pero me pareció un joven encantador y decidido, con un gran abogado y una causa justa. Yo lo apoyé mucho y la industria también. Lo interesante es que la industria no lo vio venir y entonces apareció la política y la UE se metió en el asunto el Ministro de la Competencia, Mario Monti, luego primer ministro italiano decidió (y en esto soy un poco cínico) hacerse un nombre con todo esto, al querer adecuar los derechos de los futbolistas al Tratado de Roma –con lo que estoy de acuerdo- pero que entonces había que hacer algunas restricciones de movimientos adaptadas a la industria del fútbol y así nacieron las ventanas de transferencias, que son divertidas en el último día de mercado dos veces al año. Mirarlo por la TV es emocionante, estás todo el día escuchando la radio. Es el negocio del entretenimiento y no tengo problemas con eso –acepta-, pero no creo que ayude al fútbol porque favorece a los poderes establecidos, los Real Madrid, Milan AC, o Manchester United”.
No sólo en su trabajo atravesó cuestiones insólitas Smith. También tuvo un jardín zoológico en su casa, al mejor estilo de Pablo Escobar, aunque aclara que ya se desprendió de él. “Eso sucedió porque adquirí una llama a través de un trato y simplemente comenzó a crecer a partir de ahí. Me gustó, así que comencé a tener otros animales como cerdos, hormigueros y canguros. Uno de ellos se escapó una noche de fuegos artificiales y apareció en un local de KFC en Potters Bar”.
Reconoce que en 2010 vendió su empresa “First Artist” en 2010 “porque llegué a un punto en mi vida en el que ya lo había hecho bastante bien, había creado una empresa que facturaba cien millones de libras esterlinas al año y quería que comenzara la siguiente etapa de mi vida, que nunca fue mía cuando trabajaba. Cada vez que sonaba el teléfono cuando estaba de vacaciones con la familia, terminaba en el primer vuelo de regreso a casa y volvía loca a mi esposa. Necesitaba un cambio”.
Sin embargo, Smith se da un momento para un consejo para quienes quieran ser exitosos agentes de futbolistas: “Necesita ser bueno en aritmética y con la gente. Debe poseer la capacidad de pasar días sin dormir y, al mismo tiempo, permanecer muy, muy tranquilo, porque es un asunto emocional. Y debe tener ojos brillantes”.
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