La mejor participación de México en la historia de los mundiales se dio en 1986, cuando el país azteca fue sede de su segunda Copa del Mundo y la selección anfitriona sacó lo mejor de sí para llegar hasta los cuartos de final, donde fueron eliminados por Alemania a través de los penales.
Aquel equipo tenía entre sus filas a jugadores como Hugo Sánchez, Tomás Boy y Carlos Hermosillo, entre otros, quienes estuvieron a punto de clasificar a semifinales y consagrar una participación histórica bajo el mando de Bora Milutinović, el entrenador serbio que conformó un plantel competitivo, pero que además estuvo a punto de llevar a un jugador estrella del momento en México: Daniel el Ruso Brailovsky.
El delantero de las Águilas se quedó a un paso de portar la camiseta tricolor y convertirse en uno de los primeros futbolistas naturalizados mexicanos. Así lo reveló en una entrevista con Infobae México, donde dio detalles de cómo tenía apalabrada su convocatoria con el estratega de la selección.
Previo a la revelación de la anécdota y en medio de la plática sobre sus sacrificios deportivos por llegar al Club América, el Ruso explicó que no volvió a ser elegido por la selección argentina tras su salida de Independiente, aunque con el mundial del 86 en puerta, recibió una visita del entrenador sudamericano que a la postre se convertiría en campeón.
“En su momento vino Carlos Bilardo a ver al Cabezón (Héctor Miguel) Zelada, a Eduardo Bacas y a mí. Se terminó quedando el Cabezón para el mundial y como yo me había ido con el temblor, perdí todas las oportunidades de que El Doctor (Bilardo) me convocara. Yo me llevaba muy bien con él, se habló del tema y podía haber tenido una oportunidad”, afirmó Brailovsky para Infobae México.
Inmediatamente después, el Ruso no se guardó nada y afirmó que la puerta de la selección mexicana se había abierto tras sus buenos años con el conjunto azulcrema, donde ya había sido bicampeón del fútbol mexicano y se perfilaba para alzar su tercer título consecutivo.
“Ahí había surgido la posibilidad de jugar para México, cosa que al final no se terminó dando porque me fui con el temblor”
Su inesperada salida del país tras el terremoto que azotó el Distrito Federal en 1985 cambió radicalmente sus oportunidades a futuro, pues pasó de tener la posibilidad de disputar el Mundial con Argentina o México, a quedarse sin jugar de manera oficial en ninguna liga de renombre.
“No hubiese jugado en la (selección) israelí si hubiera estado con la selección mexicana, cosa que ya tenía hablada. Bora (Milutinović) me había marcado para que lo hiciera en silencio y sin podía comentar nada. Lo sabíamos Bora, en aquel momento el presidente de la federación y Alberto Guerra, técnico de Chivas”, declaró Brailovsky.
“Yo estaba feliz porque se podía dar esa oportunidad (de jugar el mundial de 1986), pero se cruzó el temblor por el medio y lo que digo siempre: la familia primero, y como esto se dio de esta manera, adiós a todo”
El Ruso Brailovsky concluyó su carrera en el fútbol de Israel, sitio al que llegó tras haber sido perdonado por el Club América por incumplimiento de contrato y debido a que regresó parte del dinero que cobró por adelantado.
Ya como futbolista en el país del medio oriente, aprovechó su doble nacionalidad para enrolarse en la selección de Israel, por lo que se convirtió en uno de los pocos jugadores conocidos en disputar minutos con tres selecciones distintas.
“Yo había jugado en la selección uruguaya porque había empezado mi carrera allá y pidieron un permiso especial, pero después la Argentina se avivó y dijeron que el permiso fue incoherente. En la selección israelí jugué porque tenía pasaporte de allá, entonces se hacía todo mucho más fácil”, afirmó la leyenda azulcrema, quien tuvo un paso efímero como seleccionado argentino, pero donde pudo convivir con estrellas como Diego Maradona, Mario Kempes y Daniel Passarella.
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