El andar parejo, sin piedras en el camino y con paso firme, le permiten a la selección argentina vivir una época especial, como pocas veces en las últimas décadas. Jugadores adorados y con alto grado de aceptación; un entrenador respetado y sin críticas, y una ilusión que se agiganta en gran parte de la patria futbolera: la consagración en Qatar. Con este contexto inédito, planificar es mucho más fácil y es por eso que por estas últimas semanas comenzaron en este costado del mundo, las tratativas para armar el calendario de partidos internacionales del equipo de Lionel Scaloni hasta llegar a la sede mundialista. Una serie de enfrentamientos que deberán darle al campeón de América, un roce internacional más exigente que lo que le producen los habituales cruces sudamericanos.
Las Eliminatorias culminarán el próximo 29 de marzo con la visita a Ecuador. Desde ese momento habrá un impasse de dos meses hasta que se abra una nueva ventana de fechas FIFA, cuando ya hayan terminado todas las competiciones europeas y la Champions League (la final se disputará el 28 de mayo en Rusia). En la primera semana de junio entonces, Argentina volverá a enfrentarse a un seleccionado europeo tras casi tres años sin cruces de ese relieve (el último fue en octubre de 2019 ante Alemania en Dortmund, empate 2-2). Será bajo el acuerdo entre la Conmebol y la UEFA para que se dispute una copa entre el campeón de América y el ganador de la Eurocopa. Con Messi con la 10 en la espalda y el brazalete de capitán en su brazo izquierdo, la albiceleste jugará ante Italia. Pero, ¿en dónde?
Como ya expresaron las mismas entidades del fútbol que avalan este partido de campeones, la sede está aún a resolver. Y en eso comienzan a tener influencia distintos intereses. Por un lado, Italia ya ofreció su propio territorio, aunque esto no es del agrado de la AFA, que piensa en una sede neutral.
Ante esto se barajan tres posibilidades más. Una es que el partido se juegue en Londres, ciudad en donde la UEFA y la Conmebol informó que emplazará una oficina conjunta para el acuerdo de tres ediciones de enfrentamientos entre los campeones continentales y para reafirmar los proyectos en común. Otro lugar posible es Estados Unidos, que en el marco de la difusión del mundial 2026, siempre está dispuesto a organizar grandes encuentros. Y en las últimas horas entró a tallar la posibilidad de que el partido ante la selección de Roberto Mancini, se haga en Arabia Saudita. Allí Argentina ya estuvo en noviembre de 2019 cuando le ganó a Brasil por 1 a 0. También viajó hasta tierras árabes en 2018, y el dato relevante es que la Federación italiana tiene un acuerdo con Arabia para llevar la Supercopa que deben jugar el Inter de Lautaro Martínez y la Juventus de Paulo Dybala, los campeones de este año; por los que los lazos entre italianos y árabes ya están echados como para que Arabia sea la sede del resonante enfrentamiento entre Argentina e Italia.
Más allá de esto, la AFA y Scaloni deben pensar en otros enfrentamientos para darle más rodaje internacional al campeón de América, por lo que en junio se puede organizar otro partido, que en los planes iniciales podría ser en Australia, con un rival a definir: el local o una selección asiática.
Septiembre de 2022 será un mes clave ya que entre el 19 y el 27 se abrirá la última ventana previa a la Copa del Mundo de Qatar y en esa semana la AFA y la empresa organizadora de la logística de la Selección, buscarán armar dos partidos, pero aún por resolver si el rival puede ser europeo, ya que muchos del Viejo Continente tendrán el compromiso de la UEFA Nations League 22/23. Para esas fechas del mes 9 entonces, ya existe un proyecto serio para que la Argentina vuelva a presentarse en un terreno conocido y que mantiene un aura de cábala: Israel.
La visita que realizaron Messi, De Paul y Scaloni a Tel Aviv en noviembre de 2019 fue muy positiva en cuanto a infraestructura, traslados, tecnología y seguridad. Aquel partido ante Uruguay que terminó en empate 2 a 2, fue además el último amistoso internacional disputado hasta hoy, obtención de la Copa América mediante, por lo que algunos siguen viendo con ese “factor suerte” a las tierras israelíes como en aquella época de Carlos Bilardo. Con Diego Maradona en cancha, Argentina derrotó a Israel por 7 a 2, un mes antes de ser campeón del mundo. Esos antecedentes cabuleros podrían pesar en la cabeza del presidente de la AFA, Claudio Tapia, a la hora de aceptar la interesante propuesta de la organización israelí que prepara recibir nuevamente a la Argentina, posiblemente en septiembre, para jugar ante la Selección local o frente a un europeo de peso (¿Portugal?), que no juegue la Nations League en esos días.
En aquella visita a Tierra Santa de hace ya dos años, Argentina se sintió muy a gusto y el propio Tapia se tomó un tiempo para visitar la Iglesia del Santo Sepulcro y el Muro de los Lamentos de Jerusalén en donde se lo vio muy emocionado. Israel en tanto se relaciona cada vez más con la pelota, lazo que reafirmó de manera potente con la reciente visita oficial del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien esta semana dio su aval a la propuesta de una candidatura conjunta de Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein para la organización del Mundial 2030.
Además la empresa que se encargaría de recibir a la selección argentina, tiene la experiencia de haber organizado en agosto pasado, la Supercopa de Francia, con la participación del París Saint Germain; además de las visitas del FC Barcelona y el Atlético de Madrid, en 2013 y 2019, respectivamente.
Si no se llegara a organizar un partido en Israel en septiembre, queda la posibilidad de que se juegue días antes del debut mundialista, tal como sucedió en la previa de los mundiales 1986, 1990 y 1994. La distancia entre Doha y Tel Aviv es de apenas 2200 km y se jugaría con el apoyo de una enorme colectividad argentina que vive en Israel, y con la misma temperatura que Qatar.
La FIFA ya comunicó que los clubes de todo el mundo, que estarán en plena competición, tienen la obligación de ceder a sus jugadores el 14 de noviembre, apenas una semana antes del inicio de la Copa del Mundo. Por esto la importancia de los partidos que se deben organizar en las ventanas de junio y septiembre.
Con el pasaje a Qatar a punto de ser emitido y con la ilusión que no deja de crecer, el equipo de Scaloni ya piensa en cómo dar los pasos previos a la búsqueda del tricampeonato del mundo en tierras qataríes.
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