El siguiente paso de la Selección Mexicana en su búsqueda por obtener el pase al Mundial de Qatar 2022 es enfrentar al combinado de El Salvador. Partido que, en el papel, luce a modo para el Tricolor por las abismales diferencias de los jugadores en cada bando. Sin embargo, históricamente ha existido un factor importante que genera cierta equidad entre ambos equipo: el Estadio Cuscatlán.
La visita al país salvadoreño siempre ha implicado dificultades para el seleccionado azteca, pues generalmente es una de las aduanas más complicadas hablando de las eliminatorias mundialistas de la CONCACAF. La principal razón es lo que representa jugar de visitante en el Estadio Cuscatlán, inmueble que mantiene ciertos factores de presión para el resto de los conjuntos de la zona.
Históricamente, los partidos entre ambas selecciones en dicho estadio han culminado en resultados muy apretados y jugándose con más garra que futbol. El Tri se ha tenido que enfrentar a un juego muy trabado y asfixiante lleno de encontronazos, roces, patadas y disputas exageradamente agresivas por parte del combinado de El Salvador.
Los jugadores salvadoreños aprovechan el hándicap a favor para tomar cierta ventaja sobre sus rivales. La presión intensa que ejerce la afición en las tribunas es uno de los temas que mas incomoda a los visitantes. La corta distancia que existe entre las gradas y el campo puede llegar a generar un ambiente agobiante para los futbolistas.
El estado de la cancha se convierte de forma automática en otro factor crucial pues, con el paso de los años, el césped del Cuscatlán se sigue observando pesado. La altura a la que se corta el pasto y la forma en que se le da mantenimiento provoca que los partidos puedan llegar a representar un reto físico mayor para los mexicanos.
Si a todos estos factores futbolísticos se le suma el clima húmedo y caluroso acostumbrado en el país centroamericano, el ambiente se torna asfixiante, por lo que es muy complicado rendir al máximo nivel durante los 90 minutos.
Además de los retos que significa jugar en este inmueble, la afición salvadoreña también juega su papel fuera del campo. Los recibimientos de los fanáticos de aquel país hacia los jugadores mexicanos en la mayoría de las ocasiones no se ha dado en las mejores condiciones. Las agresiones verbales, cánticos ofensivos, desaprobación y un ambiente álgido es una costumbre alrededor del plantel del combinado tricolor cuando visita aquella plaza y en todo su proceso de concentración en el país.
A pesar de que el antecedente más reciente favorece a México, los partidos en ese territorio tienen registros muy parejos en el marcador. En el año 2009 La Selecta venció dos goles por uno a la selección mexicana dirigida por Javier Aguirre, en un encuentro correspondiente a las eliminatorias rumbo a Sudáfrica 2010. En esa ocasión el estadio y la afición se hicieron sentir en demasía y presionaron a los futbolistas mexicanos.
“La diferencia entre enfrentar a una selección en Copa Oro a una Eliminatoria, es la localía. Es un equipo dinámico, agresivo, que busca un juego asociativo”, señaló el entrenador Gerardo Martino sobre el marco donde se dará el partido.
México se encuentra en la cima de la clasificación en el octagonal final con 11 puntos luego de registrar tres triunfos y dos empates en cinco duelos disputados. Le siguen selecciones como Estados Unidos y Panamá con ocho unidades cada uno. Mientras que El Salvador está ubicado en la posición número seis con únicamente cinco puntos.
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