“Cuando me enteré, pensé que era mentira. Pero como veía que cada vez lo decía más gente, le pregunté directamente a la mamá de Benjamín. ‘¿Es verdad o no?’, le escribí. Me contestó que sí. Pensaba en mi hijo, me preocupaba mucho cómo se iba a enterar de la noticia”. Para Sergio Agüero, la muerte de Diego Armando Maradona no fue la pérdida de un ídolo deportivo, del entrenador que le dio confianza con la camiseta de la Selección o un símbolo que excedía al fútbol. Para el Kun fue el adiós a un familiar, al abuelo que su hijo amaba. El Babu para Benjamín.
El delantero de 33 años, a poco de su debut oficial con Barcelona, abrió su corazón para tocar distintos temas que lo tienen como protagonista: la pérdida de Diego, el arribo al Blaugrana soñando hacer una dupla con Lionel Messi, la intensa relación con Josep Guardiola y el trágico destino de sus amigos de Los Eucaliptus, el barrio de Quilmes en el que dio sus primeros pasos.
“Cuando pregunté por los chicos con los que me juntaba, uno estaba muerto, el otro preso, a otro lo buscaba la Policía. Chicos de 15 años. Todavía mantengo contacto con algunos de mis amigos. Seguimos hablando más de 20 años después”, relató el futbolista cuando le consultaron sobre su última vez en Los Eucaliptus, con 16 años.
Agüero tocó todos los temas tras su debut en un amistoso con el equipo de Ronald Koeman y también reconoció que la partida de la Pulga de Barcelona fue “un shock”. “Él estaba muy mal. Cuando me enteré no lo podía creer. Ese sábado lo fui a ver a su casa. Y, por mi personalidad, como no lo veía bien, intentaba hacer que se olvidara de lo que había pasado. Veía que estaba medio apagado y lo intentaba distraer”, reconoció en el diálogo que mantuvo con el diario español El País.
LAS FRASES MÁS DESTACADAS DE KUN AGÜERO
La muerte de Maradona
• Cómo conoció la noticia: “Mal, muy mal (sobre cómo tomó la noticia). ¿Cómo lo podía vivir? Tenía partido de Champions ese día. Cuando me enteré, pensé que era mentira, como tantas otras veces. Pero como veía que cada vez lo decía más gente, le pregunté directamente a la mamá de Benjamín. Me acuerdo hasta lo que le pregunté. “¿Es verdad o no?”, le escribí. Me contestó que sí”.
• Cómo le contó lo ocurrido a su hijo: “Pensaba en mi hijo. En que lo tenía que llamar. Me preocupaba mucho cómo se iba a enterar de la noticia. Cuando pudimos hablar, ya lo sabía por un compañero de colegio. Diego y Benja se llevaban muy bien. Diego era un fenómeno con mi hijo. Y Benja lo amaba. Le pedí a mi hermana que lo fuera a buscar al colegio y que lo intentara distraer. Al día siguiente me escribió: ‘Papá, quiero ir a verlo’. La idea no me gustaba. Tenía miedo de que se quedara con un mal recuerdo. Pero como él quería, lo dejé ir. Fue al velatorio en la Casa Rosada con su madre. Me dijo que le dio un beso y que se puso a llorar. Yo intentaba contenerme para que mi hijo no me viera mal. Fueron días muy difíciles. Al menos, Benja se pudo despedir de su abuelo”.
Su fichaje por Barcelona y la inesperada salida de Messi
• ¿Se arrepintió de llegar a Barcelona?: “¿Qué jugador no quiere estar en el Barça? Yo te diría que a la mayoría de los futbolistas les gustaría vestir esta camiseta, por más que el Barça esté bien o mal. Llegué con la expectativa de jugar con Leo y de que se armara un buen equipo. Cuando me llamaron pensé: ‘Me da igual lo que me paguen. Me pongo bien y voy a ayudar al equipo en lo que más pueda’”.
• La salida de su amigo Messi: “Fue un momento de shock. Él estaba muy mal. Cuando me enteré no lo podía creer. Ese sábado lo fui a ver a su casa. Y, por mi personalidad, como no lo veía bien, intentaba hacer que se olvidara de lo que había pasado. Veía que estaba medio apagado y lo intentaba distraer. Le contaba de mi equipo de Esports y las cosas que estábamos haciendo. Pienso ayudar al equipo con algún gol cada vez que me toque jugar. Más allá de los cambios que pasaron, que entre ellos está la salida de Leo”.
Su infancia en Los Eucaliptus y la relación con esos primeros amigos
• La vuelta a su barrio de Quilmes: “Tenía 16 años. Cuando pregunté por los chicos con los que me juntaba, uno estaba muerto, el otro preso, a otro lo buscaba la policía. Chicos de 15 años. Todavía mantengo contacto con algunos de mis amigos. Seguimos hablando, más de 20 años después”.
• La mirada social: “Escucho a hablar a la gente de las villas y pienso que no tienen ni idea de lo que es. El que está ahí tiene otra vida. Está en su mundo. Hay como un sistema propio, con sus verdulerías, con sus carnicerías y con sus almacenes. Hay de todo. Y todo a un precio asequible para la gente de la villa. El problema es que es muy difícil progresar. Le pasó a mi viejo. Buscaba trabajo y muchas veces no se lo daban cuando decía el lugar en el que vivía. Y eso sigue pasando. Hay gente complicada, también. Claro. Pero también hay mucha, como mis viejos, que son gente de laburo, que quieren lo mejor para ellos y para su familia. Pero parece que quieren que nos quedemos siempre ahí”.
• El impacto educativo al cambiar de escuela: “El que vive en la villa tiene que ir a un colegio público. Voy a contar lo que me pasó a mí. No sé cómo es ahora. Cuando pasé a Independiente, el club me mandó a un colegio privado. Tenía 12 años. En el privado estaban haciendo divisiones de tres cifras y yo en el público hacía de una. Imagínese la diferencia. No estaba capacitado para estar ahí. Y me empecé a sentir mal. No me sentía cómodo ni libre. Quería volver a mi lugar, en el que la maestra me entendía. Es una lástima que eso pase. Es una lástima que se tenga que recurrir a colegios privados”.
El vínculo con Josep Guardiola
• La relación en el Manchester City: “Nunca tuve problemas con Guardiola. Jamás discutí con él. Sí tuvimos que aclarar cosas. Cuando llegó, como no nos conocíamos, tuvimos una etapa un poco de tanteo. Los últimos tres años fueron fantásticos. Nada que decir. Es un entrenador que siempre quiere el máximo. Si tiene una idea de partido en la cabeza la hace. Le da lo mismo si tiene que dejar fuera del equipo al que había marcado tres goles en los últimos partidos. Le da lo mismo el nombre del jugador. Salvo que sea Messi. Siempre acepté cuando me tocó jugar y cuando no. Gabriel Jesús, nada más aterrizar en Mánchester, empezó a jugar de titular. No dije nada. Pensaba que llegaría mi momento. Cuando se lesionó Gabriel Jesus me tocó jugar y en esos tres meses metí 20 goles”.
El vínculo con su padre y su hijo
• La exigencia de su papá: “A mi viejo le pregunté por qué me rompía tanto las pelotas. Siempre me decía que jugaba mal. Hasta el día de hoy. Mi viejo fue muy estricto y buscaba que no me relajara. De grande le pregunté: ¿Che, por qué me cagabas a pedos? ¿Por qué no me dejabas ir a jugar a la pelota? Me dijo que lo hacía porque se daba cuenta de que yo tenía mucha calidad y que sacaba mucha diferencia. Quería meterme en la cabeza que me encantara el fútbol. Cada vez que me prohibía jugar, a mí más me gustaba jugar a la pelota, más quería ir a entrenar”.
• El mensaje a los más jóvenes y a su hijo: “Hoy a los jóvenes les afecta mucho lo que se les dice. Se ofenden cuando les decís que jugaron mal. Y hasta les baja la moral. Tengo buena onda con los más chicos y busco la manera de decirles las cosas para que no se lo tomen mal. No quiero un compañero bajo de moral. Pero me pasa lo mismo con mi hijo. Si le dijo algo, se enoja. (Benjamín) Juega bien. Pero si te gusta el fútbol tenés que tener otra mentalidad. El sacrificio es muy importante. La última vez que vino a verme me preguntó: “¿Nunca faltaste a un entrenamiento?”. Nunca, le contesté. Le cambió la cara. Me gustaría que Benja fuese futbolista, pero si no le gusta quiero que estudie. Que tenga la posibilidad que yo no pude tener”.
Cristiano Ronaldo y Lionel Messi
• El nivel de ambos: “Ese talento viene de fábrica. Es más delantero que Leo. Y lo que tiene él, como todo goleador, es que cuando está con confianza hace goles, goles y goles”.
SEGUIR LEYENDO: