La influencia del América en el futbol mexicano ha sido omnipotente en muchos pasajes de la historia. Para nivelar tal poder, surgió un corriente opositora: el Antiamericanismo, movimiento creado por José Ramón Fernández y continuado por la gran mayoría de sus alumnos. Uno de los más destacados es, sin lugar a dudas, David Faitelson.
El comunicador confesó en ESPN su secreto profesional más grande. Lo hizo en el marco del cumpleaños número 100 de Las Águilas, en 2016. Faitelson reconoció que la dimensión mediática de los azulcremas requería de un equilibrio. Una lucha a la que él se adhirió no sin antes haber sido un ferviente americanista.
En su comentario, Faitelson reconoció que podía hablar desde facetas contrastantes. “Lo puedo hacer desde dos trincheras. El América es tan grande que necesitó siempre de una contraparte, de un punto de vista distinto a lo que decían sus seguidores. Y a los que más tarde promulgaban sus voceros a través de los órganos de publicidad que el equipo ha tenido casi por naturaleza desde que se unió a la televisión”.
“El antiamericanismo de José Ramón era tan necesario como el americanismo de Televisa”, reconoció Faitelson en 2016
La impresión que causó aquella confesión se relaciona directamente con el perfil que siempre ha mostrado Faitelson desde comenzó su carrera como periodista. A partir de su llegada a la televisión, se ha encargado de ser uno de los críticos más férreos del América y de todo el entorno que rodea al club de Coapa. Lo hizo cuando fue parte de TV Azteca y lo siguió haciendo ya como parte del equipo de ESPN.
“Yo sé bien donde estuve parado siempre. Nadie me engañó, nadie me dio el dulce equivocado. Hice y hago lo que tengo que hacer”, argumentó.
Fue así como Faitelson reveló una faceta de su vida que jamás se había hecho pública y que pertenecía a la categoría de secreto a voces: su etapa como americanista, como aficionado que acudía religiosamente al Estadio Azteca para ver jugar al América de los años 80, uno de los más espectaculares y ganadores que se recuerden.
“Ahí entra parte de mi vida que guardo con sigilo, con recelo, y que si usted quiere escondo, y solo comparto con aquellos que me son más íntimos: la de mi padre biológico, con el que disfrutaba aquellos domingos que empezaban fríos y que terminaban calientes bañados de sol en la platea del Azteca mientras Zelada se tiraba por un balón, Tena salía jugando, Cristóbal ponía orden; Santos, la clase y Zague marcaba el gol”.
Faitelson cerró la exposición de ese día mencionando que esos momentos con su padre representan parte de los mejores recuerdos que atesora en su memoria. No dejó de lado su rol como antiamericanista, pues recordó que aprendió a odiar al América, pero en ese sentimiento van entremezcladas muchas sensaciones más.
“Aquellos domingos donde papá, yo, el América... No necesitaba de nada más. El América es casi un patrimonio de nuestra cultura futbolística si es que eso existe”, confesó el periodista.
Sus palabras resonaron por todo lo que ha significado su rol como antiamericanista. “Damas y caballeros, al América aprendí a quererlo, al América aprendí a odiarlo. Pero antes que nada, y siempre, al América aprendí a respetarlo”, concluyó.
Cinco años más tarde, en un nuevo aniversario de Las Águilas, Faitelson ha vuelto a mostrar respeto por el equipo al que algún día le profesó fanatismo.
“Es tan simple como que el futbol mexicano no se entendería sin el Club América. Muchas felicidades por sus 105 años de gloria. A sus directivos, entrenadores, futbolistas y sobre todo, a sus apasionados aficionados”, escribió hoy, cinco años después de una revelación sin precedentes.
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