El Siglo XX del futbol mexicano será recordado por los Mundiales que albergó el país, así como la cantidad de figuras extranjeras que llegaron a desfilar por los equipos de la liga. Muchas de ellas se colaron en importantes puestos de clubes e instituciones, aunque otros tantos vivieron el infortunio de los vicios luego de haber alcanzado la gloria. Hernán Indio Castro fue un jugador y referente chileno del Atlético Morelia en la década de los 90, pero después vivió en la indigencia en uno de los barrios más pobres de su país.
En el año 2016, el medio digital chileno La Tercera dio a conocer la precaria situación en la que el Indio vivía sus días en el retiro del balompié profesional. Asolado por la depresión y luego de haber atravesado por problemas familiares, el mítico jugador chileno pasó varios años en las calles de Cerro Navia, uno de las comunas más pobres de Santiago, la capital de su país. Sin embargo, su realidad no fue siempre la misma.
Luego de vivir su infancia siendo testigo de los vicios y esquivando las prácticas que pusieron un fin prematuro a la vida de sus vecinos del barrio de Marina, Hernán Castro encontró una salida en el futbol. Con la adolescencia en ciernes, su padre lo llevó a probar suerte con el Audax Italiano, equipo con el que logró destacar y realizó su debut a la temprana edad de 17 años.
Dueño de una zurda prodigiosa, el Indio comenzó a ganarse el respeto de la afición y posicionó su nombre entre los mejores exponentes del balompié en su país. Así transitó y vistió los colores de Santiago Wanderers, Club Deportivo Huachipato y Club Deportivo Unión San Felipe. No obstante, las personas que convivieron con él aseguraron que los vicios estuvieron latentes en su carrera como futbolista.
“Me vine a desordenar tarde, como a los 22 años. Antes era puro futbol. Lo mío era más alcoholismo que drogadicción. Siempre fumé cannabis, incluso cuando era futbolista. Como no había antidoping, me fumaba en las mañanas un buen cuete, también después de los partidos. Cuando andaba en carambisambi -es decir, su adicción- la plata no me duraba nada”, reconoció el año que los medios descubrieron su nueva vida.
El despilfarro de dinero nunca le preocupó. Mucho menos cuando le llegó una oferta desde México para defender la playera del Atlético Morelia. A principios de los 90 se integró como uno de los jugadores más prometedores del plantel y jugó 31 partidos en el futbol mexicano. Con un ahorro de más de MXN 30 millones, el Indio Castro se fue de México y volvió a Chile para jugar con el Coquimbo Unido.
Su regreso fue todo menos discreto. Al conocer su nueva situación económica, sus viejos amigos se acercaron y aprovecharon las dádivas. “Yo era de esos tipos que si un amigo no tenía plata para carretear, invitaba”, recordó. Una lesión en los meniscos lo alejó de las canchas y pronto tuvo que lidiar con la pérdida total del dinero que ganó en sus años de gloria. De esa forma, se vio obligado a trabajar, aunque las adversidades comenzaron a agravarse.
“Tengo que ser sincero. Agredí a mi mujer. Ella me denunció, terminé preso y con prohibición de acercarme a mi casa. Después volví en estado de ebriedad a ver a mi hijo y otra vez me fui preso. Otro hermano me llevó a vivir con él a Puente Alto, pero no me sentí cómodo y preferí vivir en la calle (…) Estuve un año en esa situación, no quería saber de nadie, fue una depresión heavy. Aquí dormía. Me acostaba curado y cuando despertaba, lo único que quería era tomar. Estaba mal, tiritaba si no bebía temprano”, confesó al medio.
Al darse a conocer la noticia, diversos amigos que compartieron el vestidor con él buscaron cómo ayudarlo. La municipalidad de Cerro Navia le dio alojamiento en un gimnasio de la comunidad y comenzó su rehabilitación, aunque fue un proceso tortuoso. Con el paso del tiempo los fracturados lazos con su familia comenzaron a estrecharse.
En medio de homenajes, partidos de beneficencia y la constante reconstrucción de su vida, los vicios comenzaron a quedarse a un lado del camino. Sin embargo, la muerte lo sorprendió el 17 de agosto de 2021, pues los estragos en su salud fueron irreversibles. Aunque no es muy recordado, el Indio vivió grandes momentos en México, cuando compartió el campo con el Fantasma Figueroa.
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