México se ha llamado a sí mismo el “Gigante de la Concacaf” durante mucho tiempo. El término, sin embargo, ha recibido diversos cuestionamientos debido a aquellas ocasiones en que el Tri no hizo valer el mote dentro del campo de juego. A esos cuestionamientos se ha sumado Ramón Primitivo Maradiaga, entrenador hondureño que enfrentó al conjunto azteca como jugador y también desde el banquillo.
El actual técnico del Platense de su país hizo mención a la forma en que el Tri se prepara para estos partidos y a la necesidad que tiene por fichar entrenadores extranjeros. “No pienso que los jugadores digan: ‘nosotros les ganábamos y goleábamos fácilmente’. Si así fuera no se prepararían ni trabajarían con la determinación con que lo hacen ni buscarían un técnico de renombre para poder llevarlos a un mayor poder competitivo”, opinó para ESPN Digital.
Maradiaga resaltó que la etiqueta de “gigante” muchas veces no proviene del futbolista mexicano. “Creo que hay muchas cosas que están más que evidentes para que el jugador, en este caso mexicano, no se considere más. Saben que como todos entran a una competencia y esta competencia buscarán sacarla de la mejor manera”
Primitivo tuvo palabras para su colega Gerardo Martino, de quien espera demuestre en México las cualidades que le llevaron a banquillos de la élite futbolística. “Ahora tienen a Gerardo Tata Martino, quien dirigió a Argentina, al Barcelona y más equipos importantes; hay que ver si lo traduce ya con una buena presentación con la Selección Mexicana”.
México ha vivido de todo en la Concacaf. Desde eliminatorias accesibles, en las que consiguió el boleto para el Mundial sin mayores contratiempos (como en 2005 y 2017), pero también ha padecido momentos críticos en numerosas ocasiones. Sin ir más lejos, el camino rumbo a Brasil 2014 se tornó especialmente complejo para la escuadra azteca. Sin los goles providenciales de Estados Unidos ante Panamá, el Tri se habría quedado sin boleto.
Más allá del desprecio que ha existido hacia la zona por parte de algunos sectores de la prensa y afición, lo cierto es que los episodios negros abundan en la historia de la Selección Mexicana. Así, por ejemplo, en 1973 los verdes quedaron fuera del magno evento tras fracasar en el Premundial de Haití. La historia se repitió ocho años más tarde en Honduras. Ni siquiera con Hugo Sánchez el tricolor pudo evitar le catástrofe. México se perdió el Campeonato del Mundo de España 82.
El formato de Hexagonal permitiría, en teoría, evitar ese tipo de sorpresas. Los mexicanos ya no tendrían que buscar su boleto en una sola sede, sino que contaría la ventaja de sus rivales le visitarían en la cancha del Estadio Azteca. Rumbo a Francia 98 no hubo problemas, pero ese panorama cambió camino a Corea-Japón 2002. Las complicaciones tiñeron la ruta de México. Enrique Meza como entrenador apenas pudo sumar cuatro puntos en los cinco primeros partidos eliminatorios.
Precisamente en aquel Hexagonal se dieron dos de los momentos más complejos para el Tri: la derrota contra Costa Rica en el Azteca y una estrepitosa caída de 3-1 ante Honduras, justamente con Madariaga como mandamás catracho. Javier Aguirre entró al quite y salvó las papeletas de un guion que parecía encaminado a un desenlace terrorífico.
México se repuso con el Vasco en el banquillo y consiguió su boleto para cita asiática. Luego, en el proceso de Ricardo La Volpe, se vivió tranquilidad en la odisea premundialista. México, tal cual lo dijo el DT argentino, avanzó “caminando”.
Pero las eliminatorias de Sudáfrica reavivaron los fantasmas. México sufrió duros traspiés en sus salidas a Estados Unidos, Honduras y El Salvador. De nuevo, Aguirre tuvo que fungir como salvador para rehacer el camino y alcanzar el pasaje mundialista. Al Tri nunca le ha resultado fácil jugar en Concacaf.
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