El proceso de Juan Carlos Osorio al frente de la Selección Mexicana trajo consigo múltiples sorpresas a lo largo de los dos años y medio que el colombiano condujo las riendas del Tricolor. Sin embargo, en cuanto a eliminatorias mundialistas se refiere, México vivió un proceso tranquilo en el que consiguió el boleto a Rusia 2018 sin mayores contratiempos.
En el cuadrangular semifinal la suerte cruzó los caminos del conjunto azteca con los de Canadá, una selección que apenas aspiraba a meterse al Hexagonal, sin objetivos de mayor alcance. El primer cotejo entre ambos países se saldó con una contundente victoria azteca de 3-0 en Vancouver. Aquel cotejo significó el debut goleador de Hirving Lozano con la selección mayor. México navegaba con total tranquilidad.
La revancha se jugó solo con cuatro días de diferencia. Así, el 29 de marzo de 2016, la oncena verde saltó al campo del Coloso de Santa Úrsula para verse la caras con un rival que hacía tiempo no presentaba mayor resistencia. Osorio se dio el lujo de rotar los nombres en el cuadro inicial. Canadá llegó a ese punto del cuadrangular prácticamente eliminado, ya con las miras puestas en el siguiente proceso, el de Qatar 2022.
México salió con los siguientes nombres: Jesús Corona en el arco; Paul Aguilar, Néstor Araujo, Héctor Moreno y Miguel Layún en la zaga; Jesús Molina, Héctor Herrera y Andrés Guardado en el mediocampo; Jesús Corona, Marco Fabián y Raúl Jiménez en el ataque. Afecto al intercambio de jugadores de un partido a otro, Osorio se sentía cómodo con las variaciones que la plantilla le permitía hacer.
En el primer partido, los tantos corrieron a cargo de Javier Chicharito Hernández, Chucky Lozano y Tecatito Corona. La selección probaba diferentes fórmulas para terminar por configurar un tridente regular. La irrupción de Lozano y Corona, hasta hace poco desconocidos para el gran público, significó una oleada de aire refrescante para un equipo que en el pasado reciente había echado en falta la presencia de extremos rápidos y desequilibrantes.
En el esquema de Osorio, el juego por las bandas era sustancial. Por eso, Corona empezó a ganar terreno dentro de los partidos jugados por el tricolor a lo largo de ese 2016. La diferencia que el jugador del Porto marcaba, a nivel individual, no se había visto en mucho tiempo. Era indispensable aprovecharla y hacerla encajar en el funcionamiento colectivo. Pretensión que el entrenador colombiano persiguió con ahínco.
Canadá no cambió de intenciones: se atrincheró en su área a la espera de que algún contragolpe pudiera redituarle en los cartones. Pronto, la ilusión terminó y la realidad ordenó el guion. Gracias a un derribo hacia Marco Fabián, México se encontró con un penal oportuno a los 16 minutos de arrancados el cotejo. Andrés Guardado cobró con frialdad y envió los suyos arriba en el marcador.
El partido transitaba sin problemas para México, que gestionaba el dominio ante un rival sin herramientas ofensivas. Así, al filo del cierre del primer tiempo, Jesús Manuel Corona sacó de la galera un gol antológico. Pescó el balón en medio de un mar de piernas rivales, en las inmediaciones del área, y de la nada fabricó una ruleta para quedar de frente al balón. Disparó con relativa comodidad para sellar el 2-0.
Canadá nunca ha podido vencer a México en la cancha del Estadio Azteca. Su buen presente se pondrá a prueba con la visita a la capital. En esta ocasión, sin embargo, el país de la Hoja de Maple cuenta con recursos que en el pasado no podía si quiera soñar. Alphonso Davies, lateral del Bayern Múnich, y Jonathan David, atacante del Lille francés, lideran a una generación que quiere cambiar la historia.
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