Esta vez Argentina no pudo quedarse con la final del Mundial de Futsal como había ocurrido en Colombia en 2016. La Albiceleste batalló hasta los últimos segundos ante Portugal y no logró forzar un empate que hubiera estirado a la prórroga el emotivo encuentro que tuvo lugar en Zalgiris, Lituania. Los lusitanos contaron con un iluminado Pany, que marcó un doblete para su victoria por 2-1 (Ángel Claudino descontó en la segunda mitad). Sobre el final pasó de todo...
A falta de 5 minutos para el final, Portugal ensayó uno de sus últimos ataques: Ricardinho profundizó y Nicolás Sarmiento cortó el avance en el borde del área, la bocha quedó suelta para un luso que la metió en la boca del arco para un compañero que trató de mandarla al fondo de la red en dos ocasiones, de taco, pero se topó con un providencial Leandro Cuzzolino que le bajó la persiana a la valla. Esa maniobra fue la que le dio vida a Argentina hasta el último minuto.
Quedaban solamente un par de minutos para el pitazo final cuando Alan Brandi desbordó por derecha y centró al área por bajo, marcado por Bruno Coelho. Al portugués la bola le dio en el brazo izquierdo que utilizó de apoyo: eso fue lo que consideraron los árbitros analizandon la repetición por el VAR. Los argentinos protestaron porque entendieron que había sido un claro penal y la acción dejó muchas dudas. Vale recordar que en el primer tiempo, por medio de la tecnología, el cuerpo arbitral había expulsado a Cristian Borruto por una trompada a Ricardinho.
Quedaba poco tiempo pero muchísima emoción por delante, con una Argentina ubicada completamente en campo rival (incluso con Matías Edelstein como arquero-volante). Restaba un minuto y medio cuando Claudino tuvo el empate en sus pies, pero el balón se le enredó y no pudo conectar de lleno. El arquero Bebé intercedió y quiso ensayar un contragolpe que no prosperó.
El reloj marcaba 20 segundos cuando combinaron Santiago Basile y Leandro Cuzzolino, quien de primera buscó a Claudino ubicado dentro del área y cerca del poste derecho del arco de Bebé. El golero europeo se estiró y evitó la conexión entre argentinos y lo que hubiera significado el agónico empate. Todos creyeron que esa iba a ser la última chance para el equipo de Matías Lucuix, aunque en el segundo final Basile sacó un zurdazo que se estrelló en la base del poste izquierdo. Fue la sentencia para Argentina, que se fue con la cabeza bien alta de Lituania.
“Perdés, pero si perdés de esta manera no te podés reprochar nada. Tenés que irte con la cabeza levantada. Esperemos que en tres años podamos tener revancha”, fueron las sentidas palabras del entrenador nacional Lucuix, que se retiró más que satisfecho con lo ofrecido por sus dirigidos.
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