El Barcelona fue goleado por el Benfica este miércoles en Champions League y su crisis se acentúa. Dos tantos del uruguayo Darwin Núñez y uno de Rafa Silva dejaron al cuadro catalán sin puntos en el Grupo E que sigue liderando el Bayern de Múnich tras imponerse 5-0 al Dinamo de Kiev, tercer clasificado por detrás del cuadro luso.
En la conferencia de prensa posterior al duelo se vio a un Ronald Koeman abatido por el duro tropiezo sufrido, pero defendió el juego de su equipo: “El resultado final es duro de aceptar. No es el resultado que vimos sobre el terreno de juego. A pesar de estar perdiendo rápido, creo que el equipo jugó bien hasta el 2-0. Hemos tenido oportunidades muy claras de marcar. Así cambias un partido. Si ellos marcan de las pocas que llegan y te hacen tres, ahí está la gran diferencia”.
Si bien es cierto que el elenco catalán contó con varias ocasiones para igualar las acciones cuando estaba solamente 1-0 abajo en el marcador, es una realidad que en defensa tiene severos problemas: “Ellos tienen mucho físico y son muy rápidos. Creo que el primer y el segundo gol teníamos que haber defendido mejor. Blando puede ser una palabra pero hay muchos equipos que físicamente son mejores que nosotros”.
Con respecto a lo que se puede esperar de su equipo, Koeman insistió en algo que ya había declarado tras la goleada 3-0 sufrida contra el Bayern Múnich en la fecha pasada de la Champions, cuando explicó que el plantel no está armado para conquistar el torneo. “No voy a discutir el nivel de este equipo. Todo el mundo sabe cuál es el problema del Barça hoy en día. No se puede opinar de un equipo que no es el de años pasados. Para mí es más claro que el agua”, sostuvo.
Al ser consultado sobre su futuro, teniendo en cuenta que si no revierte la situación podría ser eyectado del Camp Nou en los próximos días, fue sincero: “Solo puedo opinar de mi trabajo con el equipo. Me siento respaldado por mis jugadores y su actitud. Del resto no sé. Del club no sé”. De esta forma, le entregó el poder a Joan Laporta, presidente que no lo contrató, sino que le respetó su vínculo heredado de la gestión de Joan Laporta: “De mi futuro no puedo decir nada porque no sé cómo piensa el club en ese sentido. No quiero responder a más preguntas sobre esto porque no está en mis manos. Ya veremos”.
Por otro lado, se mostró confiado en que de ajustar algunas cuestiones en ofensiva, el Barcelona obtendrá más temprano que tarde resultados positivos en esta competición, pero reconoció que es entendible que las críticas caigan sobre él. “Para cualquier entrenador siempre es complicado, estando en el Barça, si no ganas dos partidos de Champions League. Es una situación delicada. La entiendo perfectamente. Es intentar cambiar cosas, darle tiempo al equipo. Hay cosas del fútbol. El tema físico, el tema velocidad... somos inferiores. Donde se tiene que ganar es con los jugadores que tenemos, con nuestro estilo, nuestra manera. Posesión, oportunidades... lo hemos hecho, pero si no marcas, no ganas. Entiendo que se fijan en el resultado final. Lo acepto. Es así. Ganar es tranquilidad. Pierdes y ahora el futuro del entrenador... este es el mundo en el que vivimos. Si no lo aceptas, lo mejor es que te vayas”.
El Barcelona hasta aquí ha acumulado dos 0-3 en Champions League y el 20 de octubre recibirá al Dinamo Kiev, pero antes deberá medirse nada menos que ante el Atlético de Madrid y el Valencia por La Liga, sin mencionar que más tarde llegará el clásico contra el Real. En este contexto las miradas son pesimistas con respecto a estos cuatro duelos que tiene por delante Koeman, cuyo destino no está en sus manos.
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