La estrella filipina del cuadrilátero Manny Pacquiao, campeón en ocho distintas categorías de peso, anunció este miércoles su retirada del boxeo, en la “decisión más difícil” de su vida tras décadas de exitosa carrera.
“Es difícil para mi aceptar que mi tiempo como boxeador se ha terminado”, dijo en un video colgado en Twitter la estrella de 42 años, que recientemente anunció su candidatura a presidir Filipinas. “Hoy anuncio mi retirada”, añadió.
Campeón del mundo en ocho divisiones distintas, héroe nacional y senador en Filipinas, la estrella del ring lanzó este anuncio semanas después de perder su último combate profesional con el cubano Yordenis Ugas en Las Vegas.
Pacquiao, quien entró en la política en 2010 como congresista antes de ser elegido senador, dijo la semana pasada que se postularía para las elecciones presidenciales de 2022 en el país insular del sureste asiático.
La leyenda del boxeo filipino y aspirante a la presidencia dijo el miércoles que está colgando los guantes después de una brillante carrera de décadas en el ring.
El campeón mundial y senador de ocho divisiones, que tiene la mira puesta en una pelea de alto riesgo para reemplazar al presidente Rodrigo Duterte, dijo que dejar el boxeo fue la “decisión más difícil” de su vida.
Pacquiao, casado y padre de cinco hijos, agradeció a sus millones de fanáticos en todo el mundo y rindió un homenaje especial a su entrenador Freddie Roach, a quien describió como “mi familia, un hermano y un amigo”.
La decisión pone fin a semanas de especulaciones de que Pacquiao planeaba retirarse.
En el mensaje, Pacquiao dijo que el boxeo le había dado “la oportunidad de luchar para salir de la pobreza” y “el coraje para cambiar más vidas”.
“Nunca olvidaré lo que hice y logré en mi vida. No puedo imaginar haber escuchado la campana final”, dijo Pacquiao, considerado uno de los mejores boxeadores de la historia.
Pacquiao es idolatrado por muchos en Filipinas tanto por su poder de golpe como por su ascenso de la pobreza a la cima del boxeo mundial.
Pero su apoyo a la guerra mortal de Duterte contra las drogas y las opiniones homofóbicas han atraído a muchos detractores.
Mientras se prepara para registrarse como candidato presidencial, Pacquiao ha prometido abordar la pobreza y la corrupción en un intento por ganarse a los votantes con su historia.
Después de dos mandatos como congresista y uno como senador, la ambición de Pacquiao no es irreal en un país famoso por su política obsesionada con las celebridades.
Pero la victoria está lejos de estar asegurada.
Los fanáticos ven a Pacquiao como una prueba viviente de que el éxito es posible para cualquiera que trabaje duro, sin importar sus orígenes.
Pero los críticos acusan al desertor de la escuela secundaria de carecer de intelecto y de ser un frecuente ausente en el senado, lo que genera dudas sobre su capacidad para gobernar el país de 110 millones de habitantes.
A menos de un año de las elecciones, Pacquiao ha arriesgado capital político en un tumulto público con Duterte, quien rivaliza con el boxeador por el afecto de muchos filipinos y lo mencionó anteriormente como posible sucesor.
También ha provocado controversia al respaldar la mortal guerra contra las drogas de Duterte, que según grupos de derechos humanos ha matado a decenas de miles de hombres, en su mayoría pobres, y ha provocado una investigación de la Corte Penal Internacional.
(Con información de AFP)
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