En la temporada 2008/09 un joven el Manchester United que por entonces era dirigido por Sir Alex Ferguson utilizó en algunos partidos como carrilero al joven Richard Eckersley, una de las promesas del club. El joven que lucía por entonces la número 42 ni imaginaba en aquel momento que 12 años después estaría completamente alejado del fútbol y viviendo en una comunidad autosustentable, vegetariana y totalmente orgánica.
“Lo he estado pensando todo el tiempo. Cristiano Ronaldo está de vuelta en el United y la última vez que estuvo allí, yo estuve allí. Estaba entrenando con él. Y ahora soy lechero y comerciante, vendo leche de avena. Él todavía juega al fútbol. Es una locura. Mundos aparte”, comentó en una entrevista a The Athletic publicada este fin de semana.
Es que después de haber compartido plantel con estrellas como el portugués, Ryan Giggs, Paul Scholes, Rio Ferdinand, Park Ji-sung y Wayne Rooney, entre otros, se marchó rumbo al Burnley de la segunda división para sumar minutos, pero tampoco lo logró. Tras jugar en clubes de divisiones menores de Inglaterra, finalmente optó por cruzar el Atlántico y probar suerte en la MLS en donde se destacó durante tres temporadas en el Toronto. Luego, comenzaron las lesiones y tras su regreso a Gran Bretaña para jugar en el Oldham Athletic de la tercera categoría, optó por el retiro.
“No tenía dinero ni aspiraciones. Yo estaba volviendo de una boda, teníamos un bebé recién nacido y le dije a mi mujer que quería dejar el fútbol. Fue un alivio. Tenía suficiente dinero para aguantar seis meses o un año”, contó sobre aquella decisión que le cambió la vida y de la cual no se arrepiente. Incluso, al ser consultado sobre si le gustaría ser Ronaldo por un rato, contestó: “No me cambiaría por él. Soy muy feliz y tengo el control de mi destino”.
Junto a su familia decidió mudarse a Totnes, una ciudad cuya población ronda los 10 mil habitantes y en donde funcionan varias comunidades independientes. Aprovechando los espacios verdes al borde del río Dart, se han establecido diversos grupos de personas que optan por una vida más “verde” y alejada de las metrópolis. Tal y como contó Eckersley en una charla TED hace algún tiempo fue su interés en el medio ambiente el que lo impulsó a modificar su estilo de vida.
“Hoy en día tenemos nuestra propia casa, nuestro jardín, plantamos nuestra propia comida. Es como un pueblo sin carreteras. Es una comunidad de unas 40 personas. Todo es vegetariano y 100% orgánico. Estamos produciendo 25.000 litros de leche al mes en botellas de cristal. Todo es reutilizable, es un modelo de negocio circular. Tenemos 22 empleados, queremos ser la mayor distribuidora de leche del Reino Unido en los próximos cinco años. Quién sabe ¿Quizás el Manchester United la tendrá guardada en sus neveras algún día?”, contó entusiasmado sobre el emprendimiento de leche de avena que hoy le permite ser una pieza clave de esta comuna.
Además es propietario de una tienda de alimentos orgánicos que no utiliza envases plásticos y en 2018 contó al sitio The Guardian que grandes compañías y empresas de distintas partes del Reino Unido lo habían contactado para oír sus consejos sobre cómo reducir el uso de este material tan nocivo para el medio ambiente. En ese contexto, había aprovechado para alzar su voz al respecto: “Prohibir el uso de envases de plástico indestructibles para alimentos y bebidas es la única respuesta”.
Fue en esa charla cuando contó el cuál fue la piedra que inclinó la balanza para que se anime a dar el salto: “Después de que nació Willow, mi hija, me hizo pensar en el futuro que le espera. Quería decir que al menos lo intenté, quería marcar la diferencia“.
La realidad de Eckersley ha dado un vuelco, sobre todo si se la compara con la de Cristiano Ronaldo, que tras brillar en el Manchester United se convirtió en una leyenda del Real Madrid, se destacó en la Juventus y ahora regresó al Old Trafford como un héroe. Mientras tanto, él a su manera continúa siendo un ícono para su comunidad, su familia y, más importante, su hija.
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