Ya decía que iba a jugar en Europa cuando tenía apenas catorce años, tiempos en los que no era completamente feliz: fanático de Belgrano, Cristian Romero jugaba en Talleres, el otro grande de la capital cordobesa, y algo en su interior no terminaba de estar bien. El deseo de jugar con la camiseta celeste era más fuerte que los vaticinios que le realizaban todos en Talleres: “Acá vas a llegar a Primera”. El dato de su locura por Belgrano llegó a oídos de toda la gente del club. Gustavo Spallina, exdelantero de esa institución en los ‘90, fue uno de los puentes para su arribo allí. Federico Bessone, otro exBelgrano y actual coordinador de las divisiones inferiores de ese club, lo fue a ver jugar en un torneo juvenil y se llevó una muy buena impresión del marcador central. Lo vio firme en la marca, difícil de pasar en el mano a mano, fuerte para el juego aéreo y con personalidad a la hora de manejar la pelota: en una jugada, el “Cuti” salió jugando desde el fondo y tiró un sombrerito en su propia área. Más que un gesto temerario, para Bessone fue la prueba de que a ese chico la pelota no le quemaba ni mucho menos y que tenía -tiene- un temperamento propio de los grandes jugadores. Hoy, aquel central prometedor no solo es una de las figuras del Tottenham Hotspur inglés, sino también el defensor más caro de la historia del fútbol argentino y el que más confianza le genera a Lionel Messi en la Selección.
“Messi está encantado con el ‘Cuti’. Lo elogia cada vez que hablamos del presente y del futuro de la Selección. Dice que tiene una firmeza y una presencia que le dieron un salto de calidad a la Selección y que va a ser muy importante para ir el año que viene a Qatar con la esperanza de hacer un buen Mundial”, afirma en diálogo con Infobae un integrante del cuerpo técnico de Lionel Scaloni. Y agrega: “Messi piensa algo muy parecido de ‘Dibu’ Martínez y también de Nico González, pero con el ‘Cuti’ está enloquecido”. En efecto, Romero muestra una solvencia, una categoría y un aplomo que hoy lo ubican entre los mejores marcadores centrales del mundo.
Cuando Bessone lo vio jugar a Romero para la Pre-Novena de Talleres, pensó que sería muy complejo llevarlo a Belgrano. ¿Cómo sacar de la “T” a un pibe al que todos los cazadores de talento de Córdoba consideraban un diamante en bruto? Al interiorizarse sobre la situación contractual del “Cuti”, Bessone encontró el atajo perfecto: el pase del defensor pertenecía a San Lorenzo, un tradicional club de la Liga cordobesa que tiene su estadio y su sede en el barrio Las Flores de la capital provincial. El desembarco en Belgrano se produjo a cambio de dos redes...
Eran tiempos en los que Romero, hoy transformado en un jugador de elite mundial, iba a las canchas en colectivo de línea junto a su mamá, Rosa González, o -en el mejor de los casos- en una moto que compró su papá, Víctor, y que muchas veces resultaba insuficiente porque también había que atender a Franco y a Aldana, sus dos hermanos, mayores que él.
A contrapelo del deseo de su familia, “Cuti” debió abandonar la secundaria en la escuela Jerónimo Luis de Cabrera de Córdoba porque los entrenamientos en Belgrano le impedían asistir a la clase de Educación Física. Eso hizo que quedara libre en el colegio. El tema generó más preocupación en sus padres que en él, que siempre creyó que iba a transformarse en futbolista profesional y que la pelota sería su medio de vida.
El momento más deseado le llegó el 28 de agosto de 2016: a los 18 años, debutó en Primera División en un partido que Belgrano perdió 1 a 0 ante Independiente con un gol de Emiliano Rigoni (hoy en San Pablo), en el estadio Mario Alberto Kempes. El director técnico del conjunto celeste era Esteban González. Ese mismo año jugó otros tres encuentros y pronto comenzó a exhibir su calidad y su potencial.
En 2017 jugó doce partidos en total, señal de que lo llevaban de a poco, a fuego lento. Belgrano peleaba por mantener la categoría y la presión desaconsejaba poner a los pibes de la cantera. Sin embargo, él no la pasó bien en aquel tiempo: consideraba que lo ponían menos de lo que merecía y su relación con la dirigencia resultó cuanto menos tirante. “Me tiraban mierda teniendo 17 años y lo sufrí. Lo que viví en Córdoba me hizo crecer mucho”, dijo el año pasado, sin brindar demasiadas precisiones al respecto.
El tradicional torneo Sub-21 de Viareggio, que se juega desde hace 72 años en Italia, le cambió la vida para siempre. En la edición de 2016, Romero fue elegido en el equipo ideal del campeonato, pese a que Belgrano quedó afuera en la primera fase. En julio de 2018, poco más de un año después, Genoa le compró su pase a Belgrano en 1.700.000 dólares, una cifra que hoy se lee bajísima teniendo en cuenta la proyección del defensor de 23 años. En Belgrano nunca se olvidarán de él. Con el dinero de su venta al fútbol italiano, el club construyó una de las tribunas de su estadio del barrio Alberdi.
Boca y Racing, que lo tuvieron en su radar cuando jugaba en Belgrano, se quedaron con las ganas de disfrutarlo. El debut de “Cuti” en el Genoa, el 20 de octubre de 2018, no podría haber sido más exigente: ante la Juventus, en Turín, y después de recuperarse de una pubalgia. Lo amonestaron a los 9 minutos, Cristiano Ronaldo puso en ventaja a la Juve y su equipo llegó al 1 a 1 definitivo a través de Daniel Bessa.
En Genoa se destacó tanto que Juventus le puso la mira de entrada y dos años después lo compró en 26.000.000 de euros. Para que sumara rodaje ante la superpoblación de centrales que tenía en su plantel, la Vecchia Signora lo cedió a préstamo primero al Genoa por un año y luego al Atalanta, donde se encontró con un entrenador que lo ayudó mucho en su crecimiento: Gian Piero Gasperini.
Con un fútbol audaz y persecuciones individuales para marcar al rival, Atalanta se transformó en sensación del Calcio y también del fútbol europeo. Romero tenía como uno de los compañeros de la última línea a José Luis Palomino, otro argentino que se destacó en el conjunto italiano y que también llegó a la Selección. Si a Palomino le fue bien con Gasperini, a Romero todo le resultó brillante: lo eligieron el mejor defensor de la Liga italiana en la temporada 2020-21, tras conseguir el récord de pelotas recuperadas (237) y de duelos aéreos ganados (122) a caballo de su muy buena altura (1,85) y potencia física. “‘Cuti’ no tiene techo. Es un jugador con un nivel muy alto”, afirma Scaloni.
El camino venturoso que recorre con la Selección, con la que ya salió campeón de América en su primer certamen oficial este año en el Maracaná, comenzó en la Sub-20, como ocurre con casi todos los juveniles prometedores. Fue el capitán del seleccionado juvenil que dirigía Claudio Ubeda y que en 2017 consiguió una de las cuatro plazas para el Mundial de Corea del Sur en el Sudamericano de Ecuador. Allí tuvo como compañeros a Lautaro Martínez, Nahuel Molina, Lisandro Martínez, Juan Foyth, Matías Zaracho, Ezequiel Barco y Santiago Ascacibar, entre otros.
En la Copa América de Brasil 2021, la de la gloria para Argentina después de 28 años sin títulos, sufrió una distensión en la rodilla derecha que le impidió jugar cuatro de los siete partidos del conjunto albiceleste: los de la fase de grupos ante Chile y Bolivia, el de cuartos de final frente a Ecuador y la semifinal contra Colombia. Parecía que tampoco estaría en la final ante Brasil, pero el mismo día del partido le pidió hablar a Scaloni y le dijo que no se quería perder ese clásico por nada del mundo: el técnico lo puso de entrada y aportó lo suyo para la victoria con el gol de Angel Di María.
Scaloni reconoció que comenzó a fijarse en él a partir de una recomendación de Hugo Tocalli, profundo conocedor del fútbol juvenil argentino. “Hace cuatro o cinco años, Tocalli me dijo: ‘Hay un número dos en Belgrano que se llama Romero. Acuérdese de ese nombre’”, contó Scaloni que le dijo Tocalli y agregó sobre el “Cuti”: “Le hizo bien irse a Italia, creció mucho allí”.
En total lleva solo seis partidos jugados con la Selección mayor y ya se volvió un indiscutido de la zaga central que suele compartir con Nicolás Otamendi. El debut vestido de celeste y blanco con el seleccionado principal se produjo el 3 de junio de este año, en el empate 1 a 1 frente a Chile, por las Eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022, en Santiago del Estero.
De la Copa América de Brasil regresó a Europa desbordante de alegría y con una condición que hoy lo pone en un lugar único: Tottenham Hotspur le pagó 50.000.000 de euros por su pase al Atalanta y se transformó en el defensor argentino vendido en la cifra más alta de la historia. Para Atalanta fue un negocio maravilloso: hizo uso de la opción de compra de su pase y le pagó 16.000.000 de euros a la Juventus, que debe estar arrepentida de no haberlo utilizado nunca. Es decir que al conjunto de Bérgamo le quedó una ganancia de 34.000.000 de euros, que podrían transformarse en 39.000.000 de euros si Romero cumple algunos objetivos deportivos en el Tottenham vinculados con la cantidad de partidos que jugará y la posibilidad de que obtenga títulos.
Admirador de Gerard Piqué (Barcelona) y de Leonardo Bonucci (Juventus), Romero suele afirmar que el delantero al que más le costó controlar es el belga Romelu Lukaku, a quien tuvo que marcar el domingo 19 de septiembre en el partido que su equipo perdió 3 a 0 ante Chelsea, por la Premier League. Lukaku no convirtió: los goles fueron de Thiago Silva, N’Golo Kanté y Antonio Rüdiger.
Seguidor de la banda cuartetera Q’ Lokura, el “Cuti” los suele escuchar con sus auriculares en los viajes a los distintos estadios con el plantel del Tottenham. En el fútbol inglés, el más calificado del mundo en la actualidad, el cordobés cuyo juego seduce a Messi intenta dar más pasos firmes en el marco de su ascendente recorrido.