Pocas veces se piensa en un fractura de cráneo cuando se habla sobre las lesiones más complejas que puede sufrir un futbolista profesional. Sin embargo, esta lesión puede acabar directamente con la carrera del jugador que la padece. Hay casos de todo tipo. Raúl Jiménez puede contarse entre los privilegiados que han salido adelante.
En algún momento, se llegó a temer por la continuidad del atacante mexicano en las canchas. Pero, quizá, ese fue el asunto menos importante: la vida misma de Jiménez estuvo en vilo en los instantes posteriores a aquel fatídico choque con David Luiz en noviembre del año pasado. El defensor carioca fue protagonista del momento que partió la carrera de Raúl en dos.
Después de nueve meses de inactividad, el nueve de los Wolves volvió a las canchas, y un mes mas tarde ha vuelto a marcar en la Premier League: un gol a puros riñones que le dio el triunfo a los suyos en contra el Southampton. Pocos viven para contarlo y pocos corren con esa fortuna. Jiménez puede inspirarse en un par de ejemplos.
Petr Cech
El caso de Cech es, posiblemente, el más conocido a nivel mundial. Con el paso de los años, su mítico casco se volvió inconfundible. En algún momento, incluso era más sencillo identificarlo con ese utensilio de protección que sin él. Sin embargo, la historia detrás de ese rasgo entraña momentos de tensión.
El 14 de octubre de 2006, en un encuentro de la Premier League que enfrentó al Chelsea con el Reading, el arquero checo salió a cotar el avance de Stephen Hun. La inercia de la jugada provocó que Hun impactara aparatosamente con su rodilla la cabeza de Cech. El diagnóstico: fractura de cráneo. Como suele suceder, el miedo se apoderó de la atmósfera.
Finalmente, Cech logró salvar su vida y su carrera. Pero habría una gran condicionante desde ese momento y para siempre: para jugar, tendría que colocarse siempre, sin excepción de ningún tipo, un casco especial de protección. A partir de ese incidente, su indumentaria fue imposible de entender sin el casco.
Cech estuvo tres meses fuera de las canchas y conoció de primera mano el drama que representa sufrir una fractura craneal. Por ello fue que brindó su apoyo a Raúl Jiménez cuando el mexicano pasó por la misma situación.
Claudio Pizarro
El Bombardero de Los Andes era el delantero de moda en Perú por allá de 2004. La Copa América disputada en el país inca representaba una oportunidad inmejorable para Pizarro, que ya era figura indiscutida en el balompié alemán. La historia, sin embargo, estuvo muy cerca de convertirse en una película de terror.
A los 76 minutos del partido de fase de grupos frente a Venezuela, Pizarro tuvo un fuerte choque de cabezas con Alejandro Cichero. No parecía un impacto de mayores consecuencias. Claudio fue atendido y volvió a jugador los minutos finales. Luego, para su posterior suerte, salió expulsado. Horas más tarde, en el hotel de concentración, el atacante padeció fuertes dolores de cabeza acompañados de nauseas.
Según ha relatado el propio Pizarro en diversas ocasiones, el diagnóstico del doctor fue contundente: en caso de haber recibido un impacto en la cabeza, no habría vivido para contarlo. Salir expulsado del cotejo le salvó la vida. Después de aquel alarmante incidente, el histórico delantero pudo retomar la actividad futbolística tras dos meses de recuperación.
Raúl Jiménez ha retomado la actividad de manera constante en el actual ciclo de la Premier League. Después de un amplio periodo de rehabilitación, el atacante sigue siendo la carta más fuerte de los Wolves en ataque. Sus mejores días pueden volver. Tiene ejemplos en el horizonte.
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