“Yo lo único que quería era volver a jugar al pádel, no quería todo esto”, sostiene Martín Di Nenno entre lágrimas. Cuando dice “Todo esto” se refiere al hecho de haber ganado el Master de Barcelona, su primer título en el circuito mundial. Y, cuando habla de sus deseos más profundos, por detrás reaparece una historia de tragedia y superación que lo acompañará por el resto de sus días, pero que también le servirá como impulso para alcanzar todas sus metas.
Este domingo, en pareja con el español Paquito Navarro, el oriundo de Ezeiza se coronó tras una espectacular final en la que superaron a la dupla integrada por Federico Chingotto y Juan Tello por 6-2, 3-6 y 6-4. El encuentro se disputó en un Palau Sant Jordi que estuvo colmado por la presencia de 6 mil espectadores.
Una vez terminado el encuentro, Di Nenno, de 24 años y número 11° en el ranking del World Padel Tour, festejó de manera alocada. Luego se sentó y se besó las dos piernas. Las mismas que se rompió en 2016 en un terrible accidente automovilístico se llevó a dos de sus amigos y que puso en jaque su promisoria carrera.
Aquel 11 de enero de 2016, el joven jugador se subió a un auto junto a Elías Estrella, por entonces número 1 del pádel argentino, y Hernán Rodríguez, un amigo de él. Irían rumbo al aeropuerto de Ezeiza para tomarse un avión que los llevaría a Paraguay, donde disputarían un torneo de exhibición. Pero el vehículo nunca llegó a destino: en el camino chocó con un colectivo.
El saldo del accidente fue realmente trágico: Estrella y Rodríguez murieron en el acto, mientras que Di Nenno sufrió la fractura del fémur de la pierna derecha y la fractura expuesta de la rótula de la pierna izquierda. Pasó diez días en terapia intensiva, fue operado y luego fue trasladado a una sala común. Allí inició una recuperación que fue lenta y ardua, pasaron meses hasta que pudo volverse de pie. Tuvo que aprender a caminar de nuevo y el pronóstico que los médicos le dieron a sus padres -dueños de un complejo de canchas de pádel en Ezeiza- fue lapidario: no podría volver a jugar.
Pero sus ganas y su esfuerzo pudieron más. No solo volvió a jugar, sino que lo hizo al máximo nivel. Aquel promisorio joven que paseaba su talento y levantaba trofeos en la categoría de juniors se convirtió en una de las estrellas del circuito mundial. En junio de este año, junto a su compañero Navarro -ex número 1 del ranking-, alcanzó la primera final de su carrera en el Vigo Open. Este domingo, alcanzó la gloria en Barcelona.
“En las finales anteriores evidentemente me ponía muy nervioso, son muchas emociones, no es fácil”, reconoció, quebrado. Su compañero tampoco ocultó sus lágrimas. Las imágenes de la alegría del argentino, que tuvieron gran repercusión en las redes sociales, conmovieron a fanáticos del pádel y también a los ajenos al deporte.
Con su familia como apoyo y gran baluarte, Di Nenno alcanzó más de lo que había soñado. El deporte puede dar segundas oportunidades y él supo tomarlas. No se dejó caer y desafió todos los pronósticos para reencontrarse con ese camino que se había planteado desde chico. De seguro, su ejemplo será inspirador y digno de ser destacado.
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