Las Águilas del América se convirtieron en el primer equipo clasificado a la gran final de la Liga de Campeones de la Concacaf al vencer al Philadelphia Union de la Major League Soccer (MLS). El equipo comandado por Santiago Solari gozó de dominio, aunque el equipo local gozó de protagonismo y estuvo cerca de irse al frente desde el penal. No obstante, la atajada de Guillermo Ochoa fue tan determinante como el regreso goleador de Nicolás Benedetti para sellar la victoria.
Los primeros minutos del encuentro se caracterizaron por la iniciativa de las Águilas. A pesar de su buen funcionamiento, no lograron concretar una llegada clara en el arco rival. No obstante, el amplio dominio del que gozaron desesperó a los rivales, quienes finalizaron la primera parte con más de 12 faltas y tres jugadores amonestados. A pesar de ello, el primer tiempo finalizó sin goles.
En la segunda parte se volvió manifiesto el deseo del Philadelphia por ganar el partido. Una llegada clara frente al arco de Guillermo Ochoa obligó a Bruno Valdez a derribar a su adversario en el área y el árbitro decidió marcar el penal. Jamiro Monteiro fue el encargado de colocarse frente al balón desde los 12 pasos. La experiencia de Guillermo Ochoa se hizo presente y quiso entablar un diálogo con el delantero, quien desvió la mirada para evitar caer en el juego de la provocación.
El silbante hizo sonar la ocarina y el número 10 de las Águilas de Philadelphia corrió hacia el balón. Con su pie realizó un fuerte disparo que se dirigió peligrosamente hacia el poste izquierdo del arco. A pesar de ello, tanto el recorrido del arquero como la trayectoria de la atajada fueron oportunos y el seleccionado nacional se vistió de héroe. Ochoa evitó la caída de su marco y sembró esperanza en el resto de sus compañeros a lo largo del campo.
A pesar de que la inspiración se hizo presente entre los americanistas, los pupilos de Santiago Solari mantuvieron la paciencia de cualquier ajedrecista. Los once jugadores se encargaron de defender la ventaja obtenida en el Estadio Azteca, pero no se encerraron en su media cancha. El esquema comenzó a tornarse más indescifrable con el paso de los minutos para Philadelphia.
Nicolás Benedetti fue uno de los jugadores más presentes en la historia de la segunda mitad. Su ingreso en lugar de Sebastián Córdova como revulsivo dio resultado y trajo consigo el primer tanto del encuentro. El poeta desquitó cada uno de los minutos que permaneció alejado de las canchas y en el minuto 78 se enfiló hacia el arco rival por medio de un contragolpe generado tras la pérdida del balón en el medio campo de Philadelphia.
El colombiano se encontró habilitado en el círculo central y ahí recibió el balón. De inmediato condujo y tocó hacia la posición de Jorge Sánchez, quien regresó el balón por medio de una pared. A la altura del manchón de penal, Benedetti golpeó de primera intención y envió el balón al interior de la red. La efusividad en su festejo contrastó con el silencio que se apoderó de la afición al equipo de la MLS.
La llegada del gol fue un aliciente más que motivó a las Águilas a buscar el segundo gol a pesar del esquema ofensivo planeado por Solari. De esa forma, al minuto 93 los visitantes comenzaron a tocar el balón alrededor del área para buscar un espacio. La combinación surtió efecto y Mauro Lainez logró desbordar por un costado. La velocidad de su conducción atrajo la marca de los zagueros, quienes dejaron libre a Henry Martin. El medallista olímpico recibió un centro raso y anotó el segundo y definitivo gol.
Con el resultado, las Águilas de Santiago Solari volaron hacia la gran final del torneo, la primera que disputará el técnico argentino. El siguiente paso será esperar el resultado de la semifinal entre Cruz Azul y Rayados, quienes definirán al segundo aspirante para disputar el Mundial de Clubes en representación de la Concacaf.
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