Era argentino, pero la mayor parte de su carrera la hizo en el fútbol chileno y por eso el fallecimiento de Nicolás Villamil el sábado pasado golpeó fuerte del otro lado de la Cordillera, en especial en el club Deportes Concepción donde el arquero nacido en Mendoza fue ídolo, alcanzó la gloria, aunque luego perdió todo y tuvo un triste final.
El Loco, como se lo conoció, vino al mundo el 11 de abril de 1965 en la capital de la mencionada provincia y se inició en Atlético Argentino de Mendoza (1982/1985), luego pasó a un grande como Racing (dos años, 1985-1986) y, tras un paso por Gimnasia y Esgrima de Mendoza, se mudó a Chile, donde se consagró.
En el país trasandino jugó en diversos clubes: Universidad de Chile (1987), tres etapas en Deportes Concepción (1988/1991, 1993/1995 y 1997/1998), Everton (1992), Arturo Fernández Vial (1996) y se retiró en Ñublense (1999). También tuvo un paso por Ecuador, Liga de Portoviejo (1992).
Aunque fue en Deportes Concepción donde se lució gracias a ganar la Liguilla Pre Libertadores en 1991, que le permitió a su equipo poder jugar el principal torneo sudamericano. En esa ocasión llegó hasta los octavos de final, donde fue eliminado por América de Cali. Pero toda la región conoció el estilo desfachatado de Villamil, que muchas veces fue un último defensor para salir a jugar o cortar llegadas de sus rivales con los pies.
Con su particular forma de juego y carisma dentro de la cancha, muchos chicos se vieron reflejados en el cuyano, que también marcó tendencia por sus buzos coloridos, que a principios de la década de los noventa fueron referencias en la indumentaria para guardametas. A esa altura, el Loco se metió en el bolsillo a todos los hinchas del equipo.
Aunque fuera de la cancha Villamil tuvo varios problemas, según cuenta el medio chileno La Tercera, dado se distanció de sus hijos. En lo económico también perdió mucho, ya que pasó de cambiar de autos cada cuatro meses, donde compró los últimos modelos, a no tener donde vivir. Tuvo amigos que lo acompañaron hasta sus últimos días y que fueron incondicionales.
A este panorama se agregó su salud, que se vio afectada por una diabetes y si bien los hinchas de Concepción y sus amigos hicieron eventos para reunir dinero con el fin de que El Loco pudiera realizar sus tratamientos, el ya ex arquero no se encarriló: solía tomar gaseosas o comer dulces, algo que afectó su cuadro.
Tan delicada fue su situación que en 2017 le amputaron parte de su pierna izquierda. Verlo en una silla de ruedas fue una imagen impactante, tanto como las denuncias por no pagar arriendos, estafa y también por faltar a la obligación de cancelar pensiones alimenticias.
“En su mejor momento, cambiaba el auto cada cuatro meses. Y el siguiente siempre era un último modelo. La plata en algún momento se le iba a terminar. Y se le acabó”, le dijo al mencionado medio, el ex presidente de Deportes Concepción, Luis Morales.
Morales también facilitó el mausoleo familiar para que los restos del arquero puedan descansar mientras se le adquiere un nicho definitivo. “Era desordenado, no respetaba los tratamientos. Nosotros le pagábamos para que fuera a dirigir a los seniors de Deportes Concepción. Después de los partidos, cuando se organizaba alguna cena, le prohibíamos que tomara bebidas. Pero de la nada aparecía con una gaseosa de litro y medio. Para un diabético como él, era fatal”, resumió el ex dirigente.
Otra persona que estuvo muy cerca es el ex árbitro Carlos Echeverría, quien lo acompañó hasta el final: “Lo conozco desde hace cerca de 20 años. Tuvimos una escuelita de fútbol con mi hermano. Nicolás era inmaduro. Tratamos de aconsejarlo. Después salió lo que todos conocieron, los malos negocios que hizo y ahora estos últimos años, tres y medio, lo tuve conmigo. Primero le pasé un departamento. Después se vino a mi casa. Lo ayudé siempre”.
“Tenía dificultades económicas. Estaba solo. Sus hijos lo abandonaron. Conversábamos de fútbol, de deporte, llegaba a mi oficina en la universidad. Hay un montón de anécdotas. Yo no tengo nada que decir de él. Siempre me decía que sus hermanos éramos Juan Carlos Almada, mi hermano y yo”, agregó el ex referí.
Conflicto con Maradona
Su falta de conducta para manejarse también lo llevó a un conflicto que cobró notoriedad mundial: fue en 2006, por una supuesta estafa a Diego Armando Maradona, en un partido amistoso organizado por el Sifup (Sindicato de Futbolistas Profesionales de Chile), que enfrentó a la selección chilena con Universidad Católica, que fueron reforzados por el Diez.
Alejandro Mancuso, entonces representante del Diez, lo acusó directamente: “La productora que nos trajo para jugar el partido por el Sifup nos estafó”, acusó el ex volante devenido en agente. “El cheque que nos dieron no tenía fondos”, según indicó La Tercera.
Villamil había ofrecido traer a Maradona a Chile bajo su cargo. “El asunto fue que Villamil acordó un monto con Mancuso, no me acuerdo con cuál. Nosotros respondimos por otra cantidad. Por eso Mancuso dijo que nosotros nos habíamos portado bien. Finalmente, quienes dieron el empuje para que Diego viniera fueron Fabián Estay e Ivo Basay. Nosotros respondimos por el 50 por ciento o menos de la cifra (habrían sido USD 80 mil). Tuvimos que depositar en la cuenta corriente de Maradona en Suiza. Maradona llegó al inicio del partido, que ya llevaba 10 minutos y nos dijo que no estaba para todo el partido. Por eso entró en el segundo tiempo”, recordó Carlos Soto, por entonces presidente de la entidad gremial.
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