Estaba escrito. Tenía que ser la noche de Lionel Messi. Y la Pulga hizo todo además para que lo fuera. La noche del festejo de la Copa América, en un Monumental que presentaba público (21.000 espectadores) por primera vez desde el inicio de la pandemia de coronavirus, el capitán albiceleste, de 34 años, anotó los tres goles para la victoria de Argentina por 3 a 0 ante Bolivia por las Eliminatorias sudamericanas.
Desde el momento en el que entró en el Monumental, cuando advirtió las gigantografías y la decoración alusiva en los pasillos del estadio, pasando al momento en el que pisó el césped y la ovación que se ganó le arrancó una sonrisa indeleble, y terminando en sus lágrimas genuinas de emoción en los festejos, el delantero del PSG vivió una jornada inolvidable, que coronó con tres conquistas y dos récords. Uno, el conocido: se transformó en el máximo anotador de la historia de las selecciones sudamericanas, con 79 tantos, dos más que O Rei Pelé.
El otro: también se erigió como máximo realizador de las Eliminatorias del continente (27 gritos), superando a su amigo Luis Suárez (25), en una puja que seguramente continuará a lo largo de la competencia. “Busqué hace mucho esto. Lo soñé y gracias a Dios se me dio. Es un momento único cómo se dio. Después de de tanto esperar, no había mejor manera que esta. Poder estar hoy acá festejando es increíble. Con mi mamá, mis hermanos en la tribuna, estoy muy feliz”, alcanzó a decir, con la voz quebrada.
El primer gol de Leo fue una perla: recibió de Paredes, se sacó de encima a Haquin y remató con efecto para superar a Carlos Lampe. El segundo, tras una doble pared con Lautaro Martínez, que se ensució antes de que resolviera de derecha. El tercero, capturando un rebote del arquero, tras un intento potente de Paredes. De todos los colores. Fueron sus primeros festejos desde el inicio de la temporada (con PSG sólo jugó un partido).
En la celebración del 1-0, un gesto especial: se tocó el parche de campeón de América en el pecho y se lo besó, cerrando el círculo.
En el segundo tiempo, una actitud de líder. Tal vez empujados por la ansiedad y las ganas de devolverle el cariño a la gente, muchos jugadores abusaron de la acción individual o del traslado en el inicio de la segunda parte. Entonces, pidió asociarse, con varias charlas y gestos. Y así Argentina recuperó su mejor imagen y goleó.
El atacante tendrá nuevos desafíos por delante en su regreso a Francia, buscando asentarse en su nuevo club, el PSG, con el que firmó contrato por dos años. Y en octubre volverá a sumarse a la Selección para una nueva triple fecha de Eliminatorias. Pero jamás olvidará la noche en la que terminó de comprender que ya tiene su trono con la camiseta albiceleste.
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