Creó la pista donde se inició Michael Schumacher y hace 60 años perdió la vida en la peor tragedia de la Fórmula 1

Wolfgang von Trips podría haber sido el primer alemán campeón del mundo, pero protagonizó un terrible accidente en Monza, en el que fallecieron 14 espectadores. Antes de su muerte gestó el circuito en el que se formó el Kaiser

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Wolfgang von Trips en el
Wolfgang von Trips en el Autódromo de Buenos Aires en la previa del GP de Fórmula 1 en 1957 (Wikipedia)

Hace 60 años el malogrado piloto Wolfgang von Trips acarició el título de Fórmula 1. El 10 de septiembre de 1961, el alemán que corrió para Ferrari falleció en un accidente que se cobró la vida de 14 espectadores en lo que fue la peor tragedia en la historia de la Máxima. Pero antes de su partida creó una pista de karting para fomentar el automovilismo en su país y allí se formó Michael Schumacher, que tomó su legado y llevó a la Scuderia a su etapa más gloriosa con diez títulos al hilo (Pilotos y Constructores) de 2000 a 2004.

Wolfgang Graf Alexander Albert Eduard Maximillian Reichsgraf Berghe von Trips nació el 4 de mayo de 1928 y era el único hijo del Conde von Trips y, como tal, el heredero legítimo de la dinastía. Sus antepasados forjaron sus raíces a lo largo de la Orden Teutónica y durante 1.000 años mantuvieron una presencia constante y destacada en la historia militar y política primero del Sacro Imperio Romano-Germánico y luego de Prusia y del Imperio Alemán a las órdenes del Kaiser.

La derrota tras la Primera Guerra Mundial, la caída del Kaiser Guillermo II y la llegada de la República de Weimar relegaron a los von Trips de los primeros puestos de la Administración de la nueva Alemania, pero tampoco se complicaron a nivel económico.

Wolfchen, como los llamaron sus padres, tuvo una infancia feliz y llena de comodidades en Alemania. Luego de unos primeros años en Bonn, se mudaron al castillo familiar de Hemmersbach, cerca de Colonia. Tras dejar la actividad política, su padre fue uno de los grandes terratenientes de Alemania, y empezó a administrar el negocio de la agricultura y la ganadería.

Wolfgang von Trips y Phil
Wolfgang von Trips y Phil Hill en Zandvoort, el autódromo donde Max Verstappen ganó el fin de semana pasado (Photo by Bernard Cahier/Getty Images)

Mientras que el joven Wolfchen sufrió de poliomielitis; aunque por los recursos económicos de su familia se pudo curar y a los 14 años ya estuvo totalmente sano en medio de un país marcado ya por la Segunda Guerra Mundial. Pero aquella enfermedad lo salvó de ser reclutado por las Juventudes Hitlerianas.

Aunque en medio del conflicto bélico, los von Trips durante meses cavaron trincheras con sus propias manos en los alrededores de Colonia para tratar de frenar el avance de las tropas aliadas hacia Berlín. Cuando el ejército alemán se retiró y el Alto Mando aliado fijó su cuartel general en el castillo de los von Trips, su padre se preocupó por forjar la relación de Wolfchen con los oficiales ingleses y estadounidenses, y con ellos aprendió hablar inglés.

Terminada la guerra, el Conde lo mandó a su hijo a la universidad para que fuera ingeniero agrónomo y empezara a administrar sus tierras. Pero el primer título que tuvo fue el registro de conducir y en 1950 participó de su primera carrera. Fue en el verano de 1953, en unas vacaciones en el castillo de Hemmersbach, cuando le planteó a su padre a qué quería dedicarse: piloto de carreras. El diálogo publicado en el sitio F1 Al Día sirve para ilustrar esa bisagra en la vida de von Trips:

- “Padre, tenemos que hablar de mi futuro”.

- “Me parece una buena idea; pronto terminarás tus estudios y tengo planes para ti”.

- “No voy a trabajar en nuestras tierras, padre”.

- “¿No? ¿Has recibido alguna oferta mejor? Espero que trabajes en Alemania, nuestra patria nos necesita ahora. Pero puede ser una buena idea completar tu formación trabajando en otro sitio antes de volver aquí para hacerte cargo de las propiedades de la familia”.

- “No voy a trabajar como Ingeniero; quiero ser piloto de carreras”.

Wolfgang von Trips y Phil
Wolfgang von Trips y Phil Hill, a punto de encarar la mítica curva de Eau-Rouge en Spa-Francorchamps, el histórico autódromo belga (Photo by Bernard Cahier/Getty Images)

Lejos de enfadarse, el Conde redobló la apuesta, pero le aclaró que debía ser el mejor alemán en conseguirlo. No por soberbia familiar, si no porque el contexto de su país necesitó de nuevos líderes, referentes y personas que marcaran el futuro luego de los conflictos que vivió. Además, el automovilismo ya era conocido por los von Trips ya que los jardines que rodearon a su castillo lindaron con una carretera que formó parte del circuito de Nürburgring y en los años 30 ambos fueron a ver las carreras al Infierno Verde, como llamó Sir Jackie Stewart al famoso autódromo germano.

- “Hijo mío, recuerda quién eres”.

- “Sé quién soy, padre: el último von Trips”.

- “En efecto; tú no puedes ser un piloto de carreras más; si quieres correr, tendrás que ser campeón del mundo de F1″.

- “Lo seré, padre”.

- “Lo serás, o morirás en el intento. Toda Alemania te estará mirando, recuerda siempre quién eres”.

- “Lo tengo presente siempre padre; no correré por mí, ni por ti, ni por nuestra familia. Correré por Alemania, para que todo el mundo vea cómo somos, para que todos los alemanes vean cómo deberíamos ser”.

- “Que así sea. Ahora vamos a hablar con unos amigos”.

Wolfgang von Trips, Hans Herrmann,
Wolfgang von Trips, Hans Herrmann, Dan Gurney y Graham Hill, en Nürburgring. Detrás aparece el choque de Graham Hill. Nótese las nulas medidas de seguridad del circuito (Photo by Bernard Cahier/Getty Images)

El Conde llamó a Porsche para que le brindara un auto de carrera a su hijo, con el que participó en 1954 en la Mille Miglia (clásica carrera italiana); en 1955 integró el equipo Mercedes en el campeonato de turismos, y en 1956 corrió las 24 horas de Le Mans y formó dupla con el Conde von Frankenburg y terminaron quintos. En 1956 el ojo de águila de Enzo Ferrari vio algo en el teutón y le dio una chance para que debute en la F1, aunque no pudo clasificarse para largar en Italia.

Pero el Commendatore, que siempre vio más allá en la elección de sus pilotos, entendió que el alemán tenía pasta y en 1957 firmó su primer contrato con La Rossa. En esa temporada corrió en la Argentina, donde fue sexto, luego no pudo largar en Mónaco y en Italia logró su primer podio tras ser tercero. En 1958 repitió esa posición en Francia y fue cuarto en Alemania y quinto en Portugal.

En un gesto de agradecimiento hacia Porsche, en 1959 aceptó formar parte de su equipo, pero el auto nunca rindió y apenas sumó un abandono en Mónaco. Volvió a Ferrari y fue sexto en los Estados Unidos. En 1960 tuvo una gran temporada donde culminó séptimo en el campeonato, como preámbulo de lo que ocurrió en 1961, cuando acarició la gloria…

Wolfgang von Trips a punto
Wolfgang von Trips a punto de embestir a la gente en Monza. Murieron 14 espectadores y 21 resultaron heridos (Photo by Keystone/Getty Images)

Con la nueva Ferrari F 156 fue muy competitivo: Mónaco (4º), triunfos en Países Bajos y Gran Bretaña, Bélgica y Alemania (2º), y solo un abandono, en Francia. Llegó líder del torneo a Italia donde un tercer puesto en la competencia lo iba a convertir en el primer alemán en ser campeón mundial de F1. Hizo la pole positions en el mítico y temerario circuito de 10 kilómetros que combinó el óvalo y el circuito mixto. Pero una mala largada lo retrasó y el final estuvo cerca.

Antes de cumplir la primera vuelta, previo al encarar la curva Parabólica, lo tocó el Lotus de Jim Clark, otro crack que sí pudo ser campeón. La Ferrari del alemán se despistó y en un escenario sin ningún tipo de defensas (habitual en esa época), cruzó un pequeño alambrado, fue a parar contra el público y fallecieron 15 personas, incluido von Trips. Hubo 21 heridos y fue la peor tragedia en la historia de la F1. Las imágenes del incidente son escalofriantes.

El fatal accidente de Wolfgang von Trips en Monza

“Él (von Trips) y yo estábamos corriendo por la recta y nos acercábamos a una de las curvas peraltadas, la del extremo sur, a unos 100 metros del inicio de la curva”, relató Clark. “Él corría cerca del interior de la pista y lo seguía de cerca, manteniéndome cerca del lado externo”, agregó el Escocés Volador.

“En un momento, von Trips se movió hacia los lados de modo que mis ruedas delanteras chocaron con las traseras. Fue el momento fatal. El auto de von Trips giró dos veces y se metió en la banquina. Luego rebotó, golpeó mi propio coche y fue hacia la multitud”, explicó el bicampeón mundial 1963 y 1965, que también tuvo un trágico final en 1968.

El grito de una mujer
El grito de una mujer y los cadáveres luego del terrible choque de von Trips (captura de video)

Fue la última vez que la F1 corrió en el circuito con el óvalo en Monza, que en 1962 suprimió la presencia del público justo detrás de las protecciones donde impactó von Trips y ubicó a todos los espectadores en tribunas debidamente elevadas y protegidas.

La carrera la ganó el compañero de von Trips, el estadounidense Phil Hill, que ese año fue campeón por un punto de diferencia sobre el póstumo alemán. Como si el destino estuviese marcado, ese día el germano iba a viajar a los Estados Unidos con un ex compañero y el avión que iba a abordar se estrelló en Escocia. Su pérdida fue un golpe durísimo para Alemania, que debió esperar 33 años para tener un campeón de F1.

El cuerpo de von Trips
El cuerpo de von Trips al lado de la pista, donde quedó destruida su Ferrari (Photo by Keystone/Hulton Archive/Getty Images)

Su ayuda a Schumi

Antes de aquella fatídica carrera en Italia, von Trips quiso promover y fomentar el automovilismo en su país. Se puso una pista de karting en Kerpen, una localidad cercana a su castillo y bautizó el trazado como “Kartclub Rennsportfreunde Graf Berghe von Trips”, algo así como el “Club de karting de los amigos de Wolfgang von Trips”.

Para su mantenimiento contrató a un albañil local que se dio maña con la mecánica llamado Rolf Schumacher, padre de Michael y Ralf. Se desempeñó como encargado de la pista y llevó desde muy chicos a sus dos hijos, que pronto se enamoraron de la velocidad.

Con apenas cuatro años, Michael se subió a un karting y fue la primera vez que apareció en la portada de un periódico local donde lo llamaron “el piloto de karts más joven de la República Federal de Alemania”. Schumi se formó rápido y empezó a lucirse, pero sus padres no tuvieron dinero para que empiece a competir de forma oficial hasta que apareció un descubridor de talentos.

Gerhard Noack, era un empresario que solía acudir a la pista de Kerpen a correr con karts de alquiler. Lo vio a Michael y quedó impactado por su talento. “Fui a conducir un rato con un kart de alquiler y entonces vi a Michael con un kart artesanal. Él solo tenía nueve años. Su familia me dijo que no podían continuar apoyando su carrera en el karting”, recuerda él mismo en el libro sobre Michael Schumacher “The Edge of Greatness”, escrito por James Allen.

Michael Schumacher en 1988 con
Michael Schumacher en 1988 con un karting en el kartódromo de Kerpen (michael-schumacher.de)

Noack le compró un karting nuevo a Michael que plasmó en la pista todo su potencial y empezó a correr en torneos federados a los 12 años con licencia de Luxemburgo, porque en Alemania recién la entregaban a los 13, según informó Autobild. Fue campeón Junior en Alemania en 1982, campeón alemán Senior de karting en 1985 y europeo en 1987.

Pero fue en esa pista de Kerpen donde Schumi plantó los cimientos de su enorme carrera. Ese mismo lugar que von Trips eligió para formar talentos alemanes. El elegido fue Michael, que nunca olvidó lo que es el karting para él: “Ese es mi mundo. Es parte de mi ritmo natural, de mi infancia y solo tengo buenos recuerdos de esa época. Cada vez que veo un kart reacciono instintivamente. Estoy convencido: si no me hubiera convertido en piloto de F1, habría conducido o alquilado karts. No me habría vuelto tan rico, pero ciertamente muy feliz”, confesó una vez a Motor Sport Magazine.

En honor a Wolfgang, el escudo de armas de los von Trips luce desde 1961 la leyenda “In morte vita” (“Hay vida en la muerte”). Michael Schumacher le hizo honor a esa frase: tomó su legado y fue campeón mundial.

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