Después de ocho encuentros del hexagonal final rumbo al Mundial de Brasil 2014, México se mantenía en la penúltima posición de la clasificación con ocho puntos en total. Estados Unidos encabeza la tabla con 16 puntos, seguía Costa Rica con 15 y Honduras con 11 unidades.
Panamá se mantenía con los mismos puntos y se peleaban un puesto en los primeros lugares que obtienen un pase directo a la fiesta grande del fútbol, y un medio boleto para después intentar clasificarse por medio de un repechaje contra un representante de Oceanía.
La novena jornada puso a temblar a mexicanos y panameños, pues todo se podía definir en el encuentro de del 11 de octubre del 2013, en la cancha del Estadio Azteca. Si México perdía el encuentro contra Panamá, matemáticamente estaba con ligeras esperanzas de pelear por el repechaje y quedaría fuera del torneo en tierras cariocas.
El partido parecía que rápidamente se iba a inclinar para México que intentaba aprovechar su localía, pero fue hasta el minuto 40 que Oribe Peralta incrustó el balón en la portería de los panameños. México aún tenía vivas las esperanzas, incluso, de clasificarse directo si Honduras caía contra Costa Rica.
El encuentro cayó en muchas imprecisiones por parte de ambos equipos y se veía cortado en repetidas ocasiones por las faltas que se iban presentando. Panamá comenzó a saltar líneas y el peligro parecía mayor en el arco mexicano que era defendido por Guillermo Ochoa.
En el minuto 81, Esteban Tejada aprovechó un desconcentro de la defensa tricolor y con un drible sin mucho esfuerzo, dejó a Ochoa en el camino y definió con el marco abierto. La desesperación y preocupación estaban presentes y eran claros en los rostros de los jugadores nacionales, y en el de Víctor Manuel Vucetich que en ese momento había llegado como bombero a apaciguar las llamas de la eliminatoria que había dejado vivas José Manuel de la Torre.
Las soluciones parecían agotarse y el técnico nacional echó mano de los jugadores que se encontraban en el banquillo de suplentes. De entre los cambios que se realizaron se encontraba el de Raúl Jiménez que podría ayudar con el ataque aéreo del equipo nacional.
Javier Hernández, ya en campo rival, retrasó el esférico para Fernando Arce que, al recibir el pase de Hernández, buscó a los delanteros con un pase raso entre líneas. La pelota encontró a Jiménez como destinatario en los linderos del área grande de Panamá.
Raúl recibió el balón que, al momento de hacer contacto con su pie, hizo un extraño bote hacia arriba, lo que provocó que el entonces jugador del América realizara un movimiento que permite a los futbolistas convertirse en una tijera voladora.
Esa jugada acrobática fue inventada por Ramón Unzaga en su tierra natal de Talcahuano, en Chile y que años más tarde sería dada a conocer por David Arellano, otro jugador chileno que demostró la acrobacia durante una gira en Europa con el Colo-Colo y que sería bautizada por la prensa española como la “Chilena”.
Arellano falleció en el campo tras un fuerte choque con otro jugador, su legado se ha mantenido a lo largo de los años, tan es así, que Hugo Sánchez eligió peculiar movimiento para rematar todo tipo de balones durante su carrera.
Pocas veces se había visto que la pirueta fuera efectiva, pero ese día, Jiménez la llevó a cabo sin problemas, y a más de uno le recordó al entrañable Pentapichichi.
El partido finalizó 2-1 para México, y un milagro permitió que el Tricolor lograra clasificarse al repechaje en contra Nueva Zelanda para el Mundial de Brasil 2014.
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