En vísperas al reinicio de las Eliminatorias Sudamericanas que ofrece un nuevo choque entre Venezuela y Argentina en Caracas, existe un encuentro entre ambas selecciones que pasó a la historia por lo abultado del resultado final y la diferencia en el juego.
El 10 de agosto de 1975, el estadio de Rosario Central fue el escenario de un partido increíble. Histórico. Argentina, que venía de perder 2-1 con Brasil, no tuvo piedad ante un equipo ingenuo que se vio perjudicado por el mal estado del césped y por el frio que hacía en la ciudad. Por la cuarta fecha de la Copa América, la Selección dirigida por Cesar Luis Menotti le ganó 11 a 0 a Venezuela con goles de Daniel Killer (se convirtió en el único defensor en la historia del seleccionado en convertir un triplete en un mismo encuentro), Américo Rubén Gallego, Osvaldo Ardiles, Mario Kempes (2), Mario Zanabria (2), Ramón Boveda y Leopoldo Luque.
“Se disputó en el estadio Arroyito, al lado del rio Paraná. Nos llevaron con camisetas manga larga, pero por la tela traspasaba el frío. Nos hicieron presenciar los actos protocolares que duraron 10 minutos. Los locales estaban vestidos con monos completos y nosotros con short y camiseta. Prácticamente, cuando inició el partido estábamos paralizados por el frío”, recuerda Richard Páez, uno de los protagonistas de “la derrota más catastrófica de la historia de Venezuela”, tal como la definió.
Tras 11 años de carrera como jugador, Paez colgó los botines y se puso el buzo de entrenador. En el 2001, se transformó en un emblemático director técnico de la Vinotinto, al lograr darle una identidad al equipo, cambiar su manera de pensar y jugar.
“Para cambiar la historia derrotista que arrastrábamos, les inculqué a mis jugadores que el fútbol se desarrollaba en equipo y no son puras individualidades. De esta manera, dejamos de ser ‘la Cenicienta sudamericana’ y pasamos a ser la “Vinotinto’”, remarcó desde los Estados Unidos, donde se instaló con su familia para escapar de su país por el contexto sociopolítico que atraviesa. “Es una Venezuela fallida, que no tiene posibilidades para nuestros jóvenes. Es un país que no merece lo que estamos viviendo, es un drama terrible lo que se vive allí”, sentenció.
En dialogó con Infobae desde Orlando, Páez habló sobre la situación actual del seleccionado venezolano. Además, se animó a analizar el choque por Eliminatorias, recordó el histórico 11 a 0 sufrido hace 46 años, reveló el prejuicio que sufrió su hijo al pasar por Boca, diferenció al Maradona jugador del “activista político” que visitaba Venezuela, elogió a Carlos Bianchi y destacó la labor de José Pastoriza como ex técnico de la Vinotinto.
-¿Cuál es su visión sobre el seleccionado de Venezuela actual?
-Ahora se quedó sin entrenador fijo por la salida de José Peseiro. Está pasando por una etapa muy difícil, complicada. Se llevó a cabo un proceso en el cual había mucha esperanza de que aparecieran nuevos resultados. Cambió la dirigencia de la Federación Venezolana de Fútbol, y hay jugadores nuevos que son parte de una generación cuantificada que nunca habíamos tenido. Ahora tenemos futbolistas de calidad que están distribuidos en diferentes partes del mundo. Pero ha habido muchos problemas en la concreción del equipo. Tenemos una cantidad de excusas válidas para que el equipo esté en el penúltimo lugar de la tabla de posiciones de las Eliminatorias Sudamericanas. Se vienen tres jornadas que son definitorias, en donde no se van a saber los clasificados, pero sí los eliminados. Si no sacamos 6 puntos, creo que no vamos a tener posibilidades de participar de Qatar 2022.
-¿Contra qué rival va a jugar Argentina?
-Es una Venezuela de dudas e incertidumbres y sin entrenador fijo. Ojalá juegue el mejor equipo posible, los mejores jugadores, los que están categorizados como de calidad. Pero tienen que reunirse. Los equipos de fútbol deben trabajar con tiempo para sincronizar conceptos, movimientos y trabajos. Además, debe haber talento, eso no se consigue vía online. Lo único que se sabe es que está obligado a sacar puntos. La Vinotinto que estoy viendo está en el penúltimo lugar con tres unidades, eso lo dice todo. Ahí es donde se refleja todo.
-¿Qué le preocupa de Argentina?
-Que viene de ganar la Copa América con Lionel Messi. Que está agrandada y con la Pulga que ya no tiene una carga emocional por ganar un título con el seleccionado. No tiene el peso que arrastraba de Barcelona sino que vendrá repotenciado, libre de carga emocional. De esta manera, es un peligro total para cualquier rival. Cuando los argentinos se agrandan, es muy peligroso. Me preocupa esta Argentina jugando al fútbol agrandada.
-¿Hace cuánto que empezó el crecimiento en el fútbol venezolano?
-Desde el 2001, cuando estuvimos nosotros. Para cambiar la historia derrotista que arrastrábamos, les inculqué a mis jugadores que el fútbol se desarrolla en equipo y no son puras individualidades. De esta manera, dejamos de ser “la Cenicienta Sudamericana” y pasamos a ser la “Vinotinto”. No dependíamos de un jugador sino del trabajo colectivo, en donde cada uno era importante y aportaba lo suyo. Aquel seleccionado formado en el 2001 y que duró hasta el 2007 le demostró a mi país, a los jugadores y a los entrenadores compatriotas cómo es que había que jugar y así fue como cambió la historia.
-¿Por qué calificaron en su momento a la Selección de Venezuela como la “Cenicienta Sudamericana”?
-Porque en 35 años de Eliminatorias solamente habíamos ganado tres partidos. Durante ese periodo, recibimos 185 goles y marcamos únicamente 32. Quedábamos siempre en el último lugar de la tabla. Cuando asumí, en ocho jornadas pasamos de estar últimos a mitad de tabla. Ganamos 4 encuentros consecutivos a selecciones importantes como Uruguay, Chile, Perú y Paraguay. En ese momento, se dieron cuenta de que todo se puede. Que cuando se trabaja debidamente y con un concepto futbolístico claro para inculcarles a los jugadores, y éstos tienen la capacidad para administrarlo y llevarlo a cabo, se puede salir adelante. De esta manera, pudimos cambiar el apodo y dejar de ser la Cenicienta.
-Debuta como entrenador del seleccionado ante la selección argentina de Marcelo Bielsa. ¿Qué recuerdos tiene de aquel primer partido que terminó con derrota por 5 a 0?
-Ese encuentro fue una prueba de fuego. Primero porque les inculqué a mis jugadores un cambio en la mentalidad, con la idea fija de ser nosotros mismos. Segundo, porque nos tocó enfrentar al seleccionado que era categorizado como el mejor del mundo y el futuro campeón mundial de Corea/Japón 2002, siendo el favorito de todos. Entonces, fuimos a jugar al Monumental de River con la estrategia de ser protagonistas. Perdimos 5 a 0 con Argentina, pero le ganamos por goleada a la Venezuela del temor.
-¿Sirvió como puntapié inicial para cambiar el rumbo de juego?
-Claro que sí, a pesar de la derrota. A partir de ahí, derrotamos a Uruguay 2-0 en el estadio José “Pachencho” Romero de Maracaibo. Luego, superamos a Chile en Santiago 2-0, a Perú en San Cristóbal por 3-0 y a Paraguay en la misma ciudad por 3-1. Venezuela finalizó la eliminatoria en la novena ubicación. Por primera vez en su historia, no era última. Ese fue nuestro legado futbolístico que iniciamos en Venezuela y que todavía no lo han aprendido.
-¿Cuál sería ese legado?
-Para dirigir a la selección Vinotinto necesitamos técnicos que confíen en el talento de los venezolanos y apuesten a ellos, con una actitud de irreverencia total.
-¿Cuánto tuvo que ver José Pastoriza, en ese cambio de paradigma futbolístico?
-El Pato fue un jugador emblemático e indiscutible. Ha sido representativo de ese gentilicio en la cancha con toda su personalidad. Antes de mi llegada, como técnico de la selección de Venezuela encontró un plantel desmoronado y fue uno de esos hombres que le sembró profesionalismo y temperamento. Desde esa perspectiva, le hizo entender al jugador que era a través de su talento como se debía competir. Pero pasó que no lo acompañaron los resultados. Fue desarrollando conceptos teóricos y de superación para cambiar esa mentalidad derrotista, pero no se vio reflejado en los resultados. Lo del Pato fue premonitorio. Y cuando llegamos nosotros lo que hicimos fue ir con una visión completamente diferente y contracultural, logrando cuatro triunfos consecutivos en Eliminatorias.
-Hay un encuentro histórico entre Argentina y Venezuela que terminó 11 a 0. Jugó ese partido en Rosario. ¿Cómo se vivió?
-Sufrí la derrota más catastrófica de la historia de Venezuela. Fui partícipe de ese equipo contra Argentina que perdió por 11 a 0 en el Estadio de Arroyito. Recuerdo que fue una noche gélida de Rosario que se iba haciendo aun más fría cada vez que nos atacaban. Argentina verdaderamente se dio un banquete con la diferencia abismal que existía en ese momento entre ambos países.
-¿Cuánto hay de cierto que el frío que sufrieron durante los protocolos iniciales los terminaron paralizando?
-Sí, quedamos paralizados y no nos podíamos mover. Ese partido se disputó en el estadio Arroyito, al lado del río Paraná. Nos llevaron con camisetas de manga larga, pero por la tela traspasaba el frío. Los argentinos nos hicieron unos actos protocolares que duraron como 10 minutos ¡Los más largos e interminables de mi vida! Ellos habían entrado a la cancha con monos térmicos para los 10 minutos que hicieron de protocolo y no nos habían advertido. Además, teníamos puestos short corto y camiseta de manga larga. Prácticamente, cuando inició el partido estábamos paralizados por el frío. No había calentamiento ni activación que sirviera para entrar en calor. Eso se reflejo de principio a fin. Al fútbol no sólo se juega con los pies sino con la cabeza también, con un corazón valiente y un espíritu forjado.
-¿En las tribunas sintieron las burlas por el resultado final?
-Sí, el público mostró la diferencia desde un principio. Cada vez que agarraban la pelota los hermanos Killer en defensa, comenzaban las burlas desde las tribunas, porque reflejaban la superioridad de Argentina sobre Venezuela. La pasamos mal en todos los sentidos.
-¿Que se dijeron en el vestuario, luego de esa dolorosa derrota?
-Si perder ya es duro, ser derrotado por semejante goleada es aún más duro. Caer por 11 a 0 no tiene comparación. Fue una catástrofe emocional seguir vistiendo la camiseta Vinotinto porque significaba derrota y humillación. En ese encuentro, debuté con el seleccionado con apenas 18 años. Recuerdo que desde la habitación donde concentraba veía a mis compañeros renegando por la derrota. Se peleaban unos con otros, llorando e insultándose entre ellos. “¿Cómo era posible que no pudiéramos resolver esa papeleta futbolística?”, se preguntaban. Y en ese momento, en la puerta de la habitación, me puse un objetivo.
-¿Cuál fue?
-Lo cumplí cuando fui director técnico del seleccionado: “Algún día voy a cambiar la historia de Venezuela”. Cuando le ganamos a Brasil en el 2001 por 2 a 0, me preguntaron a quiénes le dedicaba el triunfo y dije: “A todos los jugadores que sufrimos aquella goleada ante Argentina por 11 a 0 y pasamos vergüenza”. Igualmente, con Argentina siempre tuve un relación permanente.
-¿Por qué?
Tuve la dicha de haberle ganado como futbolista en un Sudamericano Juvenil en Asunción, Paraguay, por 1 a 0 con el tanto de William Ravello. Como técnico de la Juvenil, le ganamos en un Sudamericano en Colonia, Uruguay, por 1 a 0 con el tanto de Felipe Estévez. Pero, además, estuve viviendo un tiempo en Buenos Aires, cuando estudié un posgrado de traumatología en el Hospital Juan Fernandez, porque soy traumatólogo especialista. Tengo una relación permanente con Argentina. Además, mi hijo Ricardo jugó en Boca y observé de cerca lo que es la pasión por el fútbol en las tribunas, una histeria colectiva que sucede con la pelota.
-¿Qué balance hace del paso de su hijo por Boca?
Lo terminaron de forjar en muchos aspectos con un estilo y una manera de trabajar mucho mas exigente. Boca tiene la conciencia del espíritu físico del juego. Desde ese punto, lo terminaron de construir en cuanto a la postura atlética. La visión de equipo grande es la que hay que aprender para trasladar al fútbol venezolano. Boca juega con la única idea de ganar, lo otro no existe. Ese concepto transformado en actitud es lo que hace la diferencia entre los equipos grandes y chicos.
-En su momento Ricardo dijo que no fue tenido en cuenta en Boca por ser venezolano y sufrió prejuicios por parte del club. ¿Es cierto?
-Sí, fue así, se sabe y no es fácil competir con otros jugadores argentinos. Boca es el equipo más grande de Argentina. Competir como venezolano es muy difícil. Tal vez, en otros países pudiera llegar a tener más posibilidades, pero en el Xeneize no las tuvo. Le costó que le dieran una chance; llegó hasta la Reserva. Pudo entrenar con el plantel de primera que comandaba Héctor Veira. Jugó varios partidos en los entrenamientos. Ricardo vivió también el inició de la gran generación que tuvo Carlos Bianchi en el 2000. Cuando estuvo en Reserva le dijeron que era imposible llegar por la presión de los medios, y su nacionalidad. Se tuvo que ir a Lanús.
-¿Pudo observar los entrenamientos del Boca de Carlos Bianchi?
-Bianchi era un adelantado del fútbol en su época con una visión distinta al resto de los entrenadores. Le daba dinámica, profundidad asociativa que generaba en sus jugadores y sabia gestionar la calidad indiscutible que manejó. Inclusive, incorporaron colombianos que les dieron un toque colectivo al equipo y eso solamente lo hacen los técnicos diferentes.
-¿Tuvo relación con Diego Maradona cuando estuvo en Venezuela?
-La única que vez que lo vi fue cuando era el técnico del seleccionado venezolano y previo a la Copa América 2007, en nuestro país. Nos visitó en un partido amistoso y hablamos. Había un respeto total con el único jugador que me hacía levantar de la silla viendo fútbol. Él era el más grande jugador de mi época. Diego, indiscutiblemente como futbolista, era un fuera de serie. Ahora, es comparable a Messi.
-¿Es comparable Messi con Maradona?
-Diego hizo cosas más fantásticas en la cancha que Lionel, pero lo del rosarino es continuidad pura al máximo nivel, en otra época, claro. Diego fue sometido a la década del 70/80 en un fútbol que no era total, sino parcial, porque siempre se acompañaba de otras actitudes en la cancha, que sabíamos los jugadores cómo tratar de resolver. Después, gracias a Dios la evolución del juego se fue modificando con la llegada de la televisión, fundamentalmente.
-¿Cómo veía a la relación de Maradona con el Chavismo en Venezuela?
-Ese Diego que llegaba a Venezuela por razones políticas y sociales no lo conocí. Y lo que veía de él... No simpatizaba con su manera de pensar. No me emocionaba y me quedaba apoltronado en la silla sin ganas de verlo. No simpatizo con los hombres que le permiten injerencia política ideológica al fútbol. No estoy de acuerdo con ello. Ese Maradona no era de mi gusto.
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