Finalmente se produjo uno de los debuts más esperados de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 cuando el iraní Morteza Mehrzad llegó a la cancha para disputar el primer duelo de los preliminares de vóley sentado entre su selección, Irán, y Alemania.
El segundo hombre más alto del mundo, alcanzando los 2,46 metros, se estrenó con una victoria por 3-0 ante el conjunto germano y fue la figura del partido aportando 18 puntos. Cabe destacar que junto a su país, está defendiendo la medalla de oro que consiguió en Río 2016.
El experimentado atleta de 33 años, que se ubica detrás de Robert Wadlow, el estadounidense considerado el ser humano más alto avalado por los Guinnes (2,72m), padece acromegalia: una afección que provoca que la glándula pituitaria produzca hormonas de crecimiento en exceso.
Amante del básquet, su sueño de jugar en las grandes ligas quedó truncado después de que a los 16 años (midiendo 1,90 mts) se rompiera la pelvis al caer de su bicicleta. Una serie de operaciones por ese entonces generaron un descubrimiento fatal para sus incipientes aspiraciones deportivas: a raíz del accidente, su pierna derecha había dejado de crecer.
Este desafortunado incidente le trajo muchas dificultades para caminar. La pierna en cuestión mide 15 centímetros menos que la izquierda y debe desplazarse en silla de ruedas. Sin embargo, esto no le impidió convertirse en la máxima figura de Irán en el vóley sentado, una de las potencias en esa disciplina.
A partir de 2011 comenzó su historia con este deporte, después de que el entrenador lo invitara a participar de su equipo. Hasta antes de ello, se había transformado en un fenómeno que vivía de presencias en diferentes programas de televisión y otro tipo de festividades. En pocas palabras, el mundo paralímpico le salvó la vida.
“El deporte es vital para las personas con discapacidades. Yo era tímido y tenía miedo de hablar al principio, pero mis compañeros me trataron bien y me apoyaron. El deporte ayuda a las personas con discapacidad a levantar el ánimo y también colabora con el desarrollo de la confianza en sí mismas”, reflexionó Morteza en diálogo con el sitio oficial de los Juegos Paralímpicos.
El iraní se convirtió en una pieza clave para el seleccionado nacional, que buscará revalidar el título que cosechó en 2016. Su incidencia en el equipo es tal, que muchos directores técnicos rivales plantean una estrategia de ataque y defensa en base a la posición que ocupe Morteza en el terreno de juego.
Ahora, tras lograr la primera victoria del torneo ante Alemania, el gigante de Chalus (ciudad a 150 kilómetros de Teherán), ya se mentalizó para el próximo duelo en el que se medirán ante la selección brasileña el próximo lunes 30 de agosto.
SEGUIR LEYENDO