Los Juegos Paralímpicos están plagados de historias de superación personal y una de las más destacas es sin dudas la de Ibrahim Hamadtou, quien a sus 48 años desafía cualquier limite al destacarse en el tenis de mesa, pese a no contar con extremidades superiores. Es que el egipcio sufrió un accidente que lo dejó sin brazos a los 10 años, pero no se dio por vencido y ha llegado hasta Tokio, en donde se ha convertido en uno de los deportistas más reconocidos del certamen.
El africano ya había participado de la cita en Río 2016, cuando maravilló a todos con su impresionante técnica la cual fue perfeccionando con los años y sigue vigente en la actualidad. Con la paleta en la boca y uno de sus pies como ayuda para sacar, este jugador sorprende con cualquier tipo de efecto y la imprevisibilidad de los mismos vuelve loco a sus rivales.
“Fue bastante difícil jugar al tenis de mesa después del accidente”, contó en diálogo con CNN en mayo de 2014. “Tuve que entrenar duro durante tres años consecutivos todos los días. Al principio, la gente estaba asombrada y sorprendida de verme jugar. Me alentaron y apoyaron mucho y estaban muy orgullosos de mi voluntad, perseverancia y determinación”, recordó.
Hamadtou sufrió un accidente en un tren cuando tenía solo 10 años y perdió sus brazos, sin embargo nunca perdió las ganas de seguir divirtiéndose. Por eso, al regresar a su aldea en Kafr Saad, al noreste de Egipto, empezó a jugar a la pelota y más tarde se animó a retomar el tenis de mesa, muy popular en esa zona. “En nuestra aldea, solo podíamos jugar, en ese momento, tenis de mesa y fútbol, por eso jugaba a ambos”, comentó en aquella entrevista. “Era lógico jugar al fútbol primero debido a mi caso; luego jugué al tenis de mesa como un desafío”.
Con el correr de los años y el crecimiento de su técnica, el egipcio tuvo la oportunidad de probarse en distintos torneos y usando su boca se pudo colgar la medalla de plata en los Campeonatos Africanos de 2011 y 2013. Su actuación le permitió llegar hasta Río 2016 y ahora su estilo volvió a conmocionar al mundo en Tokio.
Esta semana le tocó medirse nada menos que ante el surcoreano Park Hong-kyu, quien tiene afectado el movimiento de sus extremidades superiores e inferiores por un daño en la columna cervical a causa de un accidente en una fábrica en 2005. Lamentablemente para Hamadtou, el partido por la eliminatoria de la clase seis terminó siendo derrota por 11-6, 11-4, 11-9 frente al campeón de los Juegos Asiáticos 2014.
Sin embargo, el resultado será tan solo una anécdota para este egipcio de 48 años cuya presencia en los Paralímpicos alimenta la esperanza y la fe de millones de personas en todo el mundo que con tan solo verlo pueden comprobar que cuando se trata de cumplir sueños, no existen límites.
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