El 17 de agosto, Zakia Khudadadi, la primera deportista paralímpica de Afganistán publicó un video desde Kabul en el que pedía ayuda para escapar de los talibanes que habían tomado el poder días antes y así poder cumplir su sueño de llegar a los Juegos de Tokio. Pese a que su participación en la cita ya era imposible ya que así lo confirmó el propio Comité Paralímpico Internacional (CPI), su desesperado reclamo hizo ruido suficiente como para que se activara una misión de rescate que fue descripta este lunes por el diario australiano ABC.
“Por favor, les pido a todas, especialmente a todas las mujeres de todo el mundo, sus instituciones femeninas y las Naciones Unidas, que no permitan que el derecho de una ciudadana de Afganistán en el movimiento Paralímpico sea arrebatado tan fácilmente. He luchado mucho para llegar aquí, esto en sí mismo es un gran logro y no debe tomarse a la ligera. No quiero que mi lucha sea en vano y sin resultados. ¡Ayúdame!”, decía Khudadadi en la grabación en donde explicaba que estaba escondida en una vivienda en Kabul con una rama de su familia, pero que ya no tenían comida ni agua suficiente para alimentar siquiera a sus hijos por lo que pronto debía volver a la calle.
Ese archivo llegó hasta Arian Sadiqi, jefe del equipo de Afganistán con sede en Londres, quien se encargó de difundirlo y de detallar el dramatismo que estaban viviendo los deportistas y sobre todo las mujeres en su país. “Es simplemente horrible, es devastador para el equipo, para los atletas y para mí. Las palabras no pueden explicar lo que realmente pasa”, declaró en diálogo con The Ticket.
Fue así que el miércoles 18 de agosto la ex nadadora olímpica canadiense Nikki Dryden, quien en la actualidad se desempeña como abogada de derechos humanos, se enteró de la situación de Khudadadi y empezó a moverse para sacarla de Kabul. Uno de sus contactos clave en este objetivo fue Alison Battisson, directora de Derechos Humanos para Todos, quien trabaja para ayudar a refugiados en Australia. Fue ella quien se contactó con autoridades de la isla y les explicó la gravedad de la situación.
Vale recordar que la nación oceánica tiene compromisos importantes con el deporte ya que en 2023 albergará el Mundial Femenino de la FIFA y además Brisbane será la sede de los Juegos Olímpicos de 2032. Por eso, esta era la oportunidad que tenía el gobierno para demostrar que su apoyo a los atletas iba más allá del lujo de ser anfitrión de estos eventos.
De esta manera se armó una cadena de llamados en apenas horas que permitió que en apenas tres días Australia acordara aceptar a los 50 atletas que debían salir de Afganistán. Con el papelerío terminado en tiempo prácticamente récord, ahora quedaba lo más complejos: sacarlos de allí.
Con Kabul ya tomada por los talibanes, las autoridades no tenían manera de rescatar a los deportistas dispersos por la ciudad, por lo que ellos mismos debían encontrar la manera de llegar hasta el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai. Desde allí se emitían por entonces imágenes que conmocionaron al mundo y que exponían la desesperación de los afganos que se colgaban de los aviones para salir de su país rumbo a un lugar mejor. Por eso no iba a ser una tarea sencilla.
Como si esto fuera poco, las propias fuerzas talibanes ya habían establecido cordones de control en los accesos al aeropuerto para identificar a quienes querían huir: “Era un poco como pedirle a 50 agujas que encontraran su propia salida de un enorme pajar”, señala el sitio australiano ABC, que agrega: “Una vez allí (en el aeropuerto), no se podían dar garantías de que los atletas podrían abrirse camino a través de los amontonamientos para encontrar a un oficial de las Fuerzas de Defensa de Australia, o cualquier otro oficial que pudiera transmitir el mensaje, para poder acceder a través de la serie de puerta y de la seguridad de la terminal”.
Es que el caos en el lugar era tal que las miles de personas que trataban de subirse a alguna aeronave terminaban obstruyendo el paso de aquellos que efectivamente ya contaban con la autorización para abordar un vuelo.
Los atletas logaron finalmente llegar hasta el aeropuerto y en un momento de desconcierto y caos los paralímpicos, incluida Khudadadi, se separaron del grupo. Desesperados, las autoridades ordenaron a los agentes encontrar a estos atletas que estaban inmersos en la multitud. Para esto fue clave la ayuda de Neil Fergus, hombre de confianza del gobierno australiano y CEO de Intelligent Risks, una empresa de servicios de gestión.
El estrés crecía y el tiempo se agotaba. Debido al caos en la zona incluso algunas barreras de seguridad le habían impedido el paso a los atletas hacia su vuelo de salvación. Fue entonces que Fergus se puso al frente de la misión de reunir al grupo, encontrar a los paralímpicos perdidos en la marea de gente y lograr que suban a la aeronave.
Eran poco más de las 23:30 (hora de Australia) del domingo cuando algunos agentes de seguridad y deportistas intercambiaron mensajes de Whatsapp. En ellos se informa que cerca de la mitad de los atletas ya había pasado los controles, pero poco se sabía del resto. A las 00:15, uno de los hombres llevó alivió con un breve texto: “Los encontré. Las líneas telefónicas siguen cayendo. Necesito un vehículo de patrulla para ofrecerse como voluntario para recogerlos”.
El intercambio de mensajes a partir de ese momento publicados por ABC:
00.16 horas
-Ubicación identificada. El riesgo aumenta.
00.45 horas
-No están lo suficientemente cerca. Deben avanzar, de cualquier forma que puedan. El personal de defensa no puede salir del perímetro para escoltar.
00.46 horas
-Dígales que hagan lo que sea necesario para llegar a la puerta. Se acaba el tiempo.
00.48 horas
-De acuerdo (emoji de pulgar hacia arriba). Estoy en eso.
00.50 horas
-Necesitamos mantener despejadas las líneas de comunicación ahora para que el personal de Defensa pueda hacer contacto.
00.51 horas
-Los británicos son la puerta, los nombres de los atletas no están en su lista, dificultad para ingresar.
00.52 horas
-Estamos haciendo contacto.
00.52 horas
-Excelente.
01.09 horas
-Esperando los pulgares arriba.
01.18 horas
-Por la primera puerta de seguridad.
01.19 horas
-Acercarse.
01.22 horas
-Los británicos los han aprobado. Están dentro del sistema de seguridad.
01.24 horas
-El no rechazo de los británicos en la puerta es una buena señal. Nuestra gente ahora se mueve para localizarlos.
01.26 horas
Pulgares arriba
A las 03:59 Craig Foster, quien en 2018 encabezó una campaña para salvar al ex futbolista bahreiní, Hakeem al-Araibi, de una detención injusta y una muerte casi segura, confirmó que la misión había sido un éxito: “Están seguros. En manos australianas”.
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