Este jueves 19 de agosto se definió al próximo rival de Saúl Álvarez, el pugilista mexicano que pondrá en juego sus tres cinturones del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) ante el estadounidense Caleb Plant, quien presume el último cetro de las 173 libras, el de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).
El duelo por la supremacía en el peso supermedio se llevará a cabo el próximo sábado 6 de noviembre en Las Vegas, donde el Canelo se medirá ante una de las últimas estrellas norteamericanas que tiene el boxeo, quien ostenta un invicto de 21 victorias, 12 de ellas por nocaut y de las cuales las últimas tres han sido para defender su título de la FIB.
Tras una dura negociación entre ambas partes, finalmente se alcanzó el acuerdo para unificar todos los títulos de la categoría en un combate, mismo que será el más importante en la carrera del pugilista estadounidense de 29 años, quien ha tenido que atravesar distintos retos a lo largo de su vida para llegar a la cima del boxeo mundial.
Caleb Hunter Plant ha tenido que atravesar distintos obstáculos en su carrera para medirse ante Saúl Álvarez en este 2021, ya que a pesar de ostentar un imponente récord sin derrotas, el oriundo de Ashland City, Tennessee ha tenido dificultades físicas y personales que labraron su particular estilo de pelea.
Tras criarse en medio de los problemas sociales de su localidad, Plant vivió en carne propia cómo amigos de la infancia y adolescencia sufrían con el abuso de sustancias y conflictos legales. En una entrevista ofrecida para Sporting News, el pugilista estadounidense afirmó que dentro de su mismo núcleo familiar existieron problemas relacionados a la drogadicción:
“El crimen no era tan malo (en mi ciudad), pero el abuso de sustancias - la metanfetamina, la heroína, las píldoras, el alcohol - se quedó con muchos de los amigos con los que crecí e incluso dentro de mi casa había mucho de eso. Muchos amigos fueron a la cárcel por vender drogas y cosas de ese asunto.”
Plant se mantuvo firme en sus convicciones y desde muy chico tuvo claro que la única forma para salir era mediante el boxeo. “Nunca hubo un ‘Plan B’”, afirmó el pugilista para Sporting News, por lo que su padre colaboró para cimentar sus primeros pasos como pugilista.
Con los pocos recursos que tenían, su padre Richie montó un gimnasio de escasos recursos, mismo que sostuvo lo más que pudo mediante combates sin un cuadrilátero, un par de espejos alrededor y un saco viejo en el cual entrenar. “Trato de pintar el cuadro más bonito que puedo con los colores que tengo”, afirmó Caleb en referencia a sus dificultades en los primeros pasos de su vida.
Tras el quiebre del gimnasio de su padre, Plant tuvo que emigrar a Nashville para meterse de lleno al boxeo, donde comenzó a recibir apoyos desde distintos personajes y empezó a labrar su historia como profesional; sin embargo, fuera del ring le esperaba el golpe más duro de su vida.
En 2015, cuando su hija Alia tenía apenas un año y siete meses de edad, falleció a causa de un problema médico que le causaba convulsiones repetidas. Un año antes había comenzado su carrera profesional y una de sus promesas hacia su ”pequeña calabaza”, como le apoda, había sido convertirse en campeón del mundo en algún momento, algo que terminó por cumplir en 2019.
Los golpes no cesaron y en el año de su campeonato perdió a su madre, a quien recuerda y presume constantemente a través de sus redes sociales, quien fungió como uno de los personajes más importantes en el desarrollo de su vida y a quien le dedica cada uno de sus triunfos.
Plant se adjudicó por primera vez un cinturón del máximo nivel de boxeo hasta los 27 años. Llegó tras derrotar al venezolano José Uzcátegui por decisión unánime luego de varios problemas con las lesiones; sin embargo, el campeonato fue el reflejo de una lucha constante de superación personal, de lucha ante la adversidad y un logro que espera seguir defendiendo con éxito.
SEGUIR LEYENDO: