Le tomó 53 años, pero México por fin pudo vengarse de la vez que Japón le arrebató la medalla de bronce en futbol. Los Juegos Olímpicos de Mexico 1968 presenciaron un encuentro infartante entre la selección olímpica de Japón y Mexico por el tercer lugar del torneo. Los 90 minutos de juego tuvieron en vilo a los miles de asistentes y televidentes que querían ver al Tri medallista en su propia casa, pero los nipones terminaron subiendo al podio con un 2-0.
Más de medio siglo después el Estadio Saitama 2002 fue testigo de un partido histórico entre el Tri Olímpico y los anfitriones de Tokio 2020. Ambos representativos tuvieron una gran participación durante la justa veraniega: arrasaron con el resto de sus rivales en la fase de grupos, continuaron imponiéndose en octavos y cuartos de final como los máximos goleadores del torneo hasta que se toparon con Brasil y España.
La historia estaba destinada a repertirse: México y Japón volvería a luchar por el tercer puesto. La presión se elevó a niveles inimaginables, mientras que las finales de futbol olímpico terminan con dos equipos medallistas sin importar el resultado, los partidos por la medalla de bronce siempre tienen a un equipo que subirá al podio y otro que se conformará con mirar desde el césped.
Japón ya había vencido 2-1 a México y estaba claro que quería conseguir la presea en su propia casa, pero el conjunto azteca dominó el partido y volteó el resultado con una tercia imposible de superar. Con el último silbatazo el campo de juego nos regaló una de las mejores y más agridulces postales de todo Tokio 2020: un México orgulloso celebraba el bronce que 53 años antes perdió en su propia casa, mientras que Japón, el anfitrión, lloraba desconosolado sobre el campo verde de Saitama.
Uno a uno los nipones fueron colapsando, tirados en el suelo o sobre los hombros de sus compañeros, se cubrían el rostro intentado contener la lágrimas. Takefusa Kubo, el joven extremo derecho, se convirtió en la imagen del dolor nipón. Sentado con sus manos sobre sus piernas flexionadas se dejó llevar por sus sentimientos y lloró sin que sus compañeros pudieran reconfortarlo. La tristeza también consumió al guardameta Kosei Tani que fue consolado por un asistente.
Los jugadores mexicanos celebraron con saltos y abrazos, corriendo y gritando por todo el campo. Los que llegaron a toparse con sus rivales japoneses les dieron la mano en señal de respeto y algunos les dieron palmadas en la espalda para intentar animarlos.
México sumó su cuarta medalla en Tokio 2020 con una espectacular participación del Tri Olímpico. El equipo regresa como campeón olímpico y con un gran futuro por delante pues el talento de jóvenes como Alexis Vega, Sebastián Córdova y Uriel Antuna pudo exhibirse de manera internacional.
SEGUIR LEYENDO: