Belem Guerrero Méndez se convirtió en la quinta mujer mexicana en subir al podio olímpico. Durante la justa de Atenas 2004 se colgó la presea de plata en la prueba por puntos de ciclismo de pista y en la cual no figuraba entre las favoritas. A lo largo de la carrera, se esforzó por terminar entre las primeras posiciones del pelotón e, incluso, en una ocasión finalizó el ciclo de diez vueltas como la mejor posicionada entre las integrantes.
En un final cerrado y recordado por la emocionante narración de Luis Villicaña para la televisión mexicana, Guerrero logró finalizar el circuito con 14 puntos. Con dicha marca se colocó debajo de la ciclista rusa Olga Slyusareva, quien con 20 puntos consiguió el oro, y superó los 12 obtenidos por la experimentada ciclista colombiana María Luisa Calle. Sin embargo, aunado a los pronósticos en su contra, en momentos previos a la competencia la mexicana estuvo a punto de quedar fuera.
En semanas previas al inicio de los Juegos Olímpicos en la ciudad griega, Belem realizó un entrenamiento en Valencia, España. Al finalizarlo, viajó a Madrid, capital del país, para después dirigirse a Atenas. Sin embargo, en algún punto del recorrido entre el Aeropuerto Internacional de Madrid-Barajas y el Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos su bicicleta fue extraviada por la aerolínea en la cual viajó.
A pesar del incidente, los entrenamientos de Belem en Grecia pudieron continuar en la Villa Olímpica. Una semana antes, previendo la situación, ella y Oscar Echevarría, su entrenador, decidieron enviar otra bicicleta con el equipo español que realizó el viaje por tierra hasta Atenas. A su llegada, Belem continuó con su preparación y, posteriormente, la aerolínea le entregó la bicicleta con la cual realizó el viaje aéreo.
En días previos al inicio de los Juegos Olímpicos, Luis Villicaña, quien entonces formaba parte del equipo de los Protagonistas encabezados por José Ramón Fernández, se encontró con el padre de Belem Guerrero en las inmediaciones del Velódromo Olímpico en la Ciudad de México. En ese encuentro, Don Rafael le solicitó al cronista no entrevistar a su hija, pues las cámaras la ponían muy nerviosa. Sin embargo, con su llegada a tierras Olímpicas, Villicaña y su colega David Faitelson recibieron la indicación de José Ramón Fernández para buscar a Belem en el velódromo y entrevistarla.
Aún con la encomienda de Fernández, Villicaña decidió no entrevistar a la ciclista mexicana. Ante la decisión, recuerda el cronista, Faitelson dijo “¿Cómo crees? Nos regresan a México, José Ramón se va a molestar”. Así, durante la emisión del programa donde se presentaría el material de Belem, con el pretexto del entrenamiento, la pareja de periodistas presentó los testimonios de los integrantes del equipo de la ciclista e imágenes de Guerrero entrenando en el lugar donde se realizaría la competencia.
El día de la competencia, la bicicleta de Belem, al igual que las de todas las participantes, fue sometida al pesaje. De acuerdo con la Unión Ciclista Internacional (UCI) el peso mínimo reglamentario para una bicicleta de competencia es de 6.800 kilogramos, el cual no pudo ser completado por el vehículo de la mexicana. Apenas unos gramos le hicieron falta para poder ser aprobada por la UCI.
Con angustia, su hermano, quien también la asistió como su mecánico durante la competencia, se preguntaba cuál de las piezas podría cambiar sin modificar la estructura y las medidas reglamentarias de la bicicleta. Luego de algunos minutos, Daniel Guerrero halló en el bolsillo de su pantalón la solución al problema del peso. Después de conseguir cinta de aislar de color negro, ajustó cuatro monedas mexicanas a lo largo del manubrio. De esa forma, según Luis Villicaña, “si no hubiera sido por esa viveza de su hermano”, Belem no habría podido ingresar en la competencia que la glorificaría unos minutos después.
Las últimas tres vueltas de la competencia fueron cruciales para la competencia. La mexicana logró mantenerse entre las primeras posiciones y superó el exigente paso de su rival colombiana. Aunque la amplia experiencia de Olga Slyusareva le otorgó el oro a la delegación rusa, el destacado papel de Belem durante la competencia trascendió y resonó entre los seguidores del ciclismo en el mundo.
Raúl Alcalá, quien fue compañero de Luis Villicaña en la mesa de narración, le aseguró haber llorado por la manera tan apasionada en que narró el final de la competencia. Villicaña Muñiz también recuerda que el equipo de narración deportiva de la BBC de Londres, quienes se encontraban en las gradas debajo de ellos, se sorprendió al escucharlo gritar.
“El comentarista de ciclismo volteaba a verme hacia arriba por los gritos que pegábamos. Ha de haber dicho ´éste está loco, ¿por qué grita, por qué narra de esa manera? algo le pasa a ese señor´. Y es que sí, es una medalla para México, que nunca se había logrado”
Un año antes de la competencia, Villicaña pronosticó la medalla de plata de Belem durante una transmisión de Los Protagonistas. El cronista, quien había seguido de cerca el desarrollo de Guerrero, la convenció de “que el cuarto lugar no existe” y que cualquiera de las tres medallas olímpicas ocasionarían un cambio radical en su vida.
En la misma edición de los Juegos Olímpicos, la atleta mexicana Ana Gabriela Guevara obtuvo la plata en los 400 metros de atletismo, aunque su destacada participación en la justa era esperada por sus seguidores alrededor del mundo. Por el contrario, las expectativas sobre la participación de Belem Guerrero la posicionaron, en un principio, como aspirante a obtener la medalla de bronce.
Contra todos los pronósticos puestos sobre sus pedales, Belem Guerrero consiguió cambiar el bronce por la plata. En esa competencia, también consiguió una medalla después de 20 años. Antes de esa fecha, la última vez que un ciclista mexicano se subió al podio en la carrera por puntos fue durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, cuando Manuel Youshimatz Sotomayor consiguió el tercer lugar.
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