Los Juegos Olímpicos pueden ser el lugar de hazañas memorables conseguidas por los atletas de todo el mundo. En la época más reciente nombres como el de Usaín Bolt o Michael Phelps son los que llegan a la mente en primeras instancias, sin embargo, antes de ellos existieron atletas cuyos logros deberán recordarse para siempre, tal es el caso del maratonista etíope: Abebe Bikila
Abebe Bikila, el primer campeón africano en la historia de Juegos Olímpicos, logró su gloria a través de una gesta monumental: correr una maratón descalzo en Roma 1960. Sus comienzos, a diferencia de muchos atletas de la actualidad, no fue dentro de gimnasios o centros de alto rendimiento, fue persiguiendo y pastoreando ovejas en las praderas de Jato, Etiopía.
Una vez entrado en la adolescencia, a sus 17 años decide enlistarse en la Guardia Imperial del emperador Haile Selassie, el lugar donde todo cambia. Es ahí cuando participa en un evento del emperador, en el que recibe al equipo olímpico etíope que participó en Melbourne 1956 (primero en la historia en asistir),: Bikila sabía que su destino era correr en olimpiadas.
Luego de que se preparara a su equipo para participar en Roma 1960, Abebe no es seleccionado para formar parte de la selección que viajaría a Italia. Aunque el destino puede deparar sorpresas gigantes; uno de los integrantes de esta delegación sufrió una lesión antes del evento, y esto ocasionó que Bikila obtuviera su pase para las olimpiadas de 1960.
El comienzo de la gesta heroica
Una vez seleccionado lo realmente complicado estaba por venir. Si se creía que los patrocinios en lo magnoeventos deportivos es de las épocas más contemporáneas esta historia lo refuta. Adidas, patrocinador oficial de estos juegos, pretendía que atletas usaran sus productos: en el caso del maratonista etiope, sus zapatillas.
Aunque hizo pruebas con diversos modelos de calzado de la marca alemana, Abebe determinó que haría lo impensable, correr la única maratón nocturna en la historia olímpica, descalzo. Así se lo hizo saber a su entrenador, Onni Niskanen, y así lo hizo ante el mundo entero.
Recordar las raíces nacionales, acordarse de aquella infancia en las praderas con ovejas fueron quizá, lo que hicieron que el atleta decidiera llevar sus plantas descalzas al suelo romano. Y por si fueran pocas remembranzas, el circuito de la maratón incluyó el paso por el obelisco de Axum, un monumento etíope robado por las tropas italianas de Mussolini; sus pies se sentían en casa (en 2008 el obelisco fue devuelto por Italia).
Luego de haber recorrido 42 kilómetros, su nombre se escribía en los libros de historia con letras doradas: se convertiría en el primer deportista africano en conseguir una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Aunque la gloria no termina ahí, su tiempo durante la maratón sería el nuevo récord mundial: 2h15:16, otra razón por la cual su nombre quedó grabado en la historia de la justa internacional.
Continuar con el legado
Después de haberse convertido en una de las figuras más sobresalientes de Roma 1960, el desafío de continuar con ese legado sería más complicado. Para Tokio 1964, estaba consagrado y decidió participar nuevamente; aunque no se pensaría que pudiera superar su propia hazaña: tal como hacen las figuras olímpicas, lo hizo.
En esta edición de la justa olímpica, con 32 años, Abebe decidió correr con calzado deportivo, y consiguió no solo repetir la medalla de oro sino también batir su propia marca, el nuevo récord que en ese momento impuso fue de 2h12:11. En esa ocasión, el heroísmo fue gracias a su rápida recuperación de una intervención por apendicitis.
El final de su carrera
A sus 36 años, ciertamente su rendimiento había disminuido; para la edición de México 1968, su desempeño no fue como los anteriores, pues ni siquiera pudo finalizar la maratón: después de 17 kilómetros abandonó la competición.
Un año después sufrió un trágico accidente en automóvil que lo dejó sin la movilidad de las piernas del cual no pudo recuperarse. Murió a los 41 años de edad en 1973, pero su legado será eterno, aquella gesta heroica hizo que su nombre siga sonando en la actualidad.
SEGUIR LEYENDO: