El deporte mexicano se ha acostumbrado a momentos esporádicos de logros y triunfos. En los Olímpicos México ha logrado 69 medallas y únicamente 13 de oro. El atleta azteca más ganador en la historia de la justa es el clavadista Joaquín Capilla, quien consiguió colgarse un total de cuatro preseas. Además fue el primero en lograr subir al podio en más de una edición de los juegos.
Joaquín Capilla Pérez nació el 23 de diciembre de 1928 en la Ciudad de México. Desde muy temprana edad demostró cierta hiperactividad, tendencia a no quedarse quieto y apego hacia disciplinas deportivas y actividades físicas. Por difícil que parezca, el clavadista debió darle vuelta a la fobia a las alturas que lo acompañó durante algunos años de su vida.
Sus primeros acercamientos con el agua se dieron gracias a su padre. Alberto Capilla lo llevaba a él junto a sus hermanos al balneario Olímpico de la Ciudad de México. Posteriormente fue instruido por el también clavadista mexicano, Mario Tovar, quien compitió en escenarios centroamericanos y panamericanos.
Alrededor de sus 17 años, comenzó a destacar dentro de la natación y sobre todo a los clavados de altura. En su adolescencia ya controlaba técnicas muy completas de saltos. Desde sus primeros torneos deslumbró con sus cualidades y su nombre se comenzó a postular como una de las máximas promesas del deporte mexicano.
Además de sus cualidades físicas y técnicas, su perseverancia y mentalidad lo ayudaron para triunfar e imponer condiciones en situaciones que a primera instancia parecían complicadas de resolver. Con esto, de a poco, se fue consolidando en su disciplina hasta el grado de posicionarse con un atleta Olímpico.
Su talento, rápidamente, le permitió ser considerado para participar en los juegos de Londres 1948. Con únicamente 19 años, Capilla logró subir al podio después de quedar en el tercer puesto de la prueba plataforma de 10 metros, colgándose la medalla de bronce en su debut en la máxima justa del Olimpismo.
En algunos momentos, rumbo a sus segundos juegos, su carrera se encontró en el aire. Múltiples lesiones provocaron que su participación en Helsinki 1952 fuera puesta en duda. Sin embargo, el mexicano logró sobrellevar todas las adversidades y su capacidad lo llevó a consagrarse ganador de la medalla de plata desde la plataforma en su segunda participación Olímpica.
En el mejor momento de su carrera, Joaquín se encaminaba rumbo a su mejor actuación Olímpica. En Melbourne 1956 ganó la medalla de bronce en el trampolín de tres metros pero lo mejor estaba por llegar en esos mismos juegos. Durante la prueba de plataforma de 10 metros, el mexicano realizó el mejor clavado de su vida y se llevó la presea dorada.
Después de su gloria Olímpica, fue alabado por todo el pueblo mexicano y el presidente, Adolfo Ruiz Cortines, lo recibió con honores en el regreso a su país. Su carrera se encontraba en el punto más alto y la fama, por momentos, pareció difícil de manejar.
De a poco, su protagonismo, su carrera y su vida en general fue a la baja, luchando con problemas de adiciones y mala administración económica. Capilla falleció debido a un infarto el 8 de mayo de 2010, únicamente un año después de recibir el Premio Nacional del Deporte por su trayectoria.
Joaquín Capilla siempre se ubicó, al menos, en el cuarto lugar durante sus tres participaciones dentro de los Olímpicos y al día de hoy está catalogado como uno de los mejores deportistas mexicanos de todos los tiempos. La constancia, temple y talento dejó marcado su nombre en el Olimpismo azteca, marcando un antes y después en la historia de los clavados en México.
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