La carrera de Luz Acosta en la halterofilia profesional duró 16 años. Durante ese tiempo llegó a obtener la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Poco sabría Luz sobre su triunfo, pues en aquella ocasión quedó en sexto lugar, pero tras el descubrimiento que las deportistas que quedaron en las tres posiciones delante de ella dieron positivo al antidoping, la sonorense disfrutó el triunfo seis años después y así se consagró en el tercer lugar de aquellas Olimpiadas.
El 22 de diciembre de 1980, Luz Mercedes Acosta Tollefson nació en la ciudad de Guaymas, Sonora. Estudió Psicología Industrial en la Universidad de Hermosillo, en dicha entidad. En un principio combinó ambas disciplinas, la de estudiar en las aulas de la universidad y la de cargar pesas en la halterofilia. Un deporte que exige fuerza, constancia, disciplina y en el que “las pesas se levantan comiendo” afirmó acosta en una entrevista.
Los tiempos en la vida de “Meche” como la llaman sus conocidos, no fueron iguales al resto. Comúnmente, los deportistas de alto rendimiento llegan a las competencias al pasar la mayoría de edad. Pero en el caso de la sonorense tardó un poco más, pues a los 17 años, cursaba la carrera en la universidad y consiguió el pase a los Olímpicos de Sídney 2000.
Asimismo sufrió de menosprecio y prejuicio para practicar un deporte “para hombres”, en el que se exigía fuerza en demasía y se tenía la idea que las mujeres no podían participar en esas competiciones. Un sentimiento que también lo atravesaron atletas de la talla de Ana Gabriela Guevara, Belem Guerrero, Soraya Jiménez al principio del milenio y que contra toda adversidad lograron una medalla en diferentes olimpiadas.
Los procesos posteriores fueron cansinos. En los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 quedó en la octava posición en la categoría de 63 kilogramos. Con lo que pensó en el retiro tras su actuación. El ex atleta Alejandro Cárdenas la convenció de renunciar a esa idea, pues le veía potencial para lograr una medalla en las siguientes competiciones.
En el siguiente proceso los resultados cayeron por obra del sacrificio deportivo. En primer lugar, consiguió la medalla de bronce en los Panamericanos de 2011 celebrados en Jalisco, México. Ya en Londres 2012 tenía el derecho deportivo de representar a México, pero la burocracia de los directivos le impidieron hacerlo por la ruta meritoria. Para llevar a 200 directivos de la Comisión Natural de Cultura Física y Deporte (CONADE) los atletas que tenían que participar eran 100, ella fue la última inscrita, de lo contrario recortarían 50 personas de pantalón largo.
En la final de la competencia que albergó Inglaterra adquirió el sexto lugar, mejor que en los juegos de Beijing 2008. Pero luego de seis años, en 2018 y tras comprobarse el doping de las tres deportistas que quedaron delante de ella, la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas le otorgó la medalla de bronce para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Pero a la atleta le quedó un sentimiento amargo pues su sentir fue “me robaron mi momento, pero se hizo justicia”.
Su disciplina no era nueva para el contingente mexicano, pues en la historia de ese deporte existieron medallistas femeninas como Soraya Jiménez y Damaris Aguirre. Por una parte Aguirre se colgó el bronce en los Beijing 2008 (quien recibió la medalla después de nueve años, un caso similar a Luz). Mientras que Soraya puso el listón en lo más alto de la historia de México al colgarse la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, en aquella competencia Luz Mercedes estuvo presente aunque no consiguió podio.
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